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Polvo peligroso: ¿Por qué el mundo animal está obsesionado con la limpieza?

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El no bañarte durante días podría hacerte sentir sucio, pero para los animales pequeños como las abejas y las moscas, el mantenerse limpio es una cuestión de vida o muerte.

Un mosquito volando a través de la niebla de la madrugada podría sentir sus alas tan pesadas a causa de las gotas de agua que ya no podría buscar alimento. Una abeja puede recolectar fácilmente hasta cinco veces su propio peso corporal en polen durante el transcurso de un día.

“Todo es relativo”, dijo Guillermo Amador, estudiante de doctorado en el Instituto de Tecnología de Georgia. “El utilizar una partícula de polvo no significa nada, pero si un mosquito acumula muchas de ellas se pone demasiado pesado para volar”.

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Amador es el coautor de un reciente estudio que analiza los peligros de ensuciarse en el mundo natural, así como las diferentes estrategias que los animales han desarrollado para mantenerse limpios.

Los resultados podrían conducir a nuevas tecnologías de auto-limpieza para mantener los paneles solares y los sensores remotos de las cámaras libres de polvo.

El estudio, publicado en la revista Biología Experimental, fue inspirado por el trabajo anterior de Amador sobre la función de las pestañas. Junto con su asesor, David Hu, un ingeniero mecánico de Georgia Tech, Amador descubrió que la longitud y el grosor de las pestañas de los animales están diseñados para reducir el flujo de aire sobre el ojo sin interferir con la capacidad de ver de los animales.

El estudio de las pestañas fue tan exitoso que los dos decidieron seguir investigando el papel del pelo en los sistemas biológicos.

El plan original era estudiar la función de los pelos entre los ojos de los insectos. Sin embargo, los investigadores descubrieron rápidamente que nadie había cuantificado cuánto pelo tienen los insectos realmente, y cómo se compara con los mamíferos.

“El primer resultado con el que nos topamos es que estos animales, especialmente los insectos, tienen mucho pelo”, dijo Amador.

Los investigadores examinaron 17 mamíferos y 10 insectos y encontraron que los dos más peludos eran la mariposa de pelo raya y la polilla de luna, cada una con cerca de 10 mil millones de pelos. Ese es un orden de magnitud de mayor vello corporal total que el famosamente peludo castor y la nutria de mar. Una cabeza humana tiene unos 100,000 cabellos.

También descubrieron que las abejas y las ardillas grises tienen la misma cantidad de pelo sobre sus cuerpos -- 3 millones -- a pesar de que la abeja es tres órdenes de magnitud más pequeñas en masa.

El equipo de investigación no está totalmente seguro de por qué los insectos son tan peludos. Una idea es que sus densamente poblados pelos crean una superficie repelente al agua que causa que el agua se mueva y se resbale. Los científicos también han encontrado que estos pelos sirven como sensores, detectando las corrientes de aire y cuando el animal ha sido tocado.

Sin embargo, una cosa que sí es segura, con mayor cantidad de pelo hay más área superficial y más lugares para que las partículas se peguen. Eso hace que el trabajo de mantenerse libre de partículas sea más desafiante para un animal peludo.

Amador y Hu calculan que la superficie real de una abeja es el área de una rebanada de pan. Un gato tiene la superficie de una mesa de ping pong.

Para descubrir cómo se mantienen limpios los insectos pequeños, los científicos hicieron videos de cámara lenta de abejas cubiertas con polen y moscas de la fruta aseándose. Mientras observaban estos vídeos, se dieron cuenta de que el polen se estaba desprendiendo de las abejas a velocidades extremadamente altas.

Un examen más detallado reveló que las abejas estaban usando sus piernas para doblar los pelos de su cuerpo. Cuando los pelos eran liberados regresaban a su estado vertical original. La fuerza de esa acción lanzaba el polen fuera de sus cuerpos.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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