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Logra caminar con la ayuda de un esqueleto robótico

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En la primavera de 2014, Mark Pollock se convirtió en el primer sujeto en un experimento de UCLA donde se funden la terapia de estimulación eléctrica con un exoesqueleto robótico que camina con eficacia para los pacientes paralizados. El objetivo del estudio: ayudar a las personas con lesiones de la médula espinal a aprender a caminar otra vez.

Después de que una caída desde una ventana del segundo piso había causado la catastrófica lesión de la médula espinal de Pollock en el 2010, los médicos le dijeron cualquier retorno de la sensibilidad o función por debajo de su cintura era imposible. Pollock, quien ha estado ciego durante 16 años, tomó la noticia con la misma combinación de aceptación y desafío que le ha llevado a participar en pruebas de resistencia y carreras de aventura a través de los terrenos más difíciles de la tierra, incluyendo el Polo Sur.

El aprendería a hacer una vida significativa usando una silla de ruedas, dijo Pollocken una entrevista. Pero también decidió “mantener los pedacitos paralizados en forma suficientemente buena como para estar listo para cualquier innovación que venga más adelante”, agregó.

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Después de casi cuatro años de agresivos esfuerzos de rehabilitación, Pollock llegó a UCLA ya habiendo dominado el uso de un batería montada en un traje biónico, llamado un Ekso. Los sensores del exoesqueleto robótico y motores están programados para detectar cuanta “ayuda” un paciente es capaz de dar y luego hacer el resto de la caminata.

La lesión de Pollock fue tan extensa--huesos rotos habían mellado y perforado su médula espinal en dos lugares--que él era, esencialmente, un pasajero ideal para el exoesqueleto.

Eso, sin embargo, estaba a punto de cambiar. En el laboratorio de V. Reggie Edgerton, profesor de Biología integrativa, fisiología, neurobiología y neurocirugía, Pollock tenía parches eléctricos adheridos a la piel sobre su médula espinal. En el transcurso de una semana, consiguió cinco horas de estimulación eléctrica, sin sentir ni siquiera un pinchazo.

Cuando Pollock se ajustó el Ekso después de eso, “se sentía como si me estuviera moviendo hacia la versión ‘sport’ del dispositivo”, dijo. Su ritmo cardíaco aumentó. Sintió la transpiración de su frente. Y sintió otra sensación que había perdido desde hacía cuatro años: tensión en sus piernas, que se convirtió en un cosquilleo mientras que sus piernas “se unían con el movimiento” del Ekso, explicó.

Él podía llegar hasta su prometida y abrazarla, dijo Pollock. Podría interactuar con otros desde una posición activa, de pie. Sentía ceder la tensión en sus caderas. Sus piernas se sentían más sueltas y mejoró su digestión.

” Se sentía como, bien “, señaló Pollock. “Me sentía como me sentía antes”.

Edgerton, que presentó el caso en Milán, Italia a la sociedad internacional más grande del mundo de ingenieros biomédicos, dijo que la estimulación eléctrica a la médula espinal parece despertar las neuronas. Una vez estimuladas, esas neuronas espinales parecen reconocer las sensaciones enviadas hacia arriba por las extremidades inferiores móviles--y responden ordenando a los músculos a tono para facilitar el movimiento.

Incluso si el cerebro está fuera del círculo, la médula espinal parece retener alguna “automaticidad” que permite a las personas con la función completa iniciar y realizar movimientos con poco o ningún esfuerzo consciente, dice Edgerton.

“Después de la lesión hay un montón de capacidad funcional que se mantiene,” dijo Edgerton. “Pero se tiene que volver a aprender algunas cosas”--un proceso que parece estar impulsado por el estímulo eléctrico, agregó.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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