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Para las embarazadas, el virus Zika plantea más preguntas que respuestas

Renata Cristina da Costa, a la izquierda, extiende repelente de insectos sobre su hija, Tamires da Costa, embarazada de cuatro meses, en su casa cerca de Río de Janeiro, Brasil. El virus Zika se ha extendido rápidamente allí y en más de 20 países de la región.

Renata Cristina da Costa, a la izquierda, extiende repelente de insectos sobre su hija, Tamires da Costa, embarazada de cuatro meses, en su casa cerca de Río de Janeiro, Brasil. El virus Zika se ha extendido rápidamente allí y en más de 20 países de la región.

(Leo Correa / Associated Press)
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Mientras las autoridades de salud pública y los epidemiólogos se apuran para entender mejor el virus Zika, los médicos en los Estados Unidos luchan para aconsejar a los pacientes y aliviar sus temores en medio de una avalancha de información en cambio constante.

Durante las últimas dos semanas, el brote del virus se extendió a decenas de países del continente americano. Hasta hace poco, se creía que esta enfermedad generaba sólo síntomas leves, pero hoy en día se sospecha que es causante de severos defectos de nacimiento, especialmente en Brasil.

Los expertos señalan que las mujeres embarazadas en los EE.UU. que no hayan viajado a países con brotes no tienen riesgo de estar infectadas. Pero ante una nueva corriente de información acerca de cómo se transmite la enfermedad, nuevas dudas surgen entre las gestantes.

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“No hay forma de tranquilizarlas”, aseguró la Dr. Kathleen Berkowitz, una obstetra que ejerce en los condados de Los Ángeles y Orange.

La semana pasada, las autoridades informaron que un residente de Dallas había sido infectado con el virus Zika –cuya transmisión originalmente ocurría sólo mediante mosquitos- al tener relaciones sexuales con alguien que acababa de regresar de Venezuela.

La noticia despertó preocupaciones no sólo acerca de la transmisión sexual, sino también acerca de compartir o estar cerca de personas que hayan visitado recientemente países con brotes o lugares con casos reportados. Una mujer preguntó a Berkowitz si debía reconsiderar realizar un viaje a Dallas que tenía planeado.

Berkowitz informó a sus pacientes que pueden viajar con normalidad dentro de los EE.UU. y que, en general, la transmisión por vía sexual no está demostrada como una vía principal para contraer la enfermedad.

Pero el viernes último, las autoridades federales, quienes aún no habían publicado directrices en relación con el riesgo de transmisión sexual, aconsejaron a los hombres que hayan visitado recientemente países con brotes abstenerse de tener relaciones con mujeres embarazadas, o usar protección. También detallaron que los varones preocupados ante la posibilidad de infectar a sus parejas no embarazadas también deberían adoptar las mismas precauciones.

Aunque las autoridades afirman que el riesgo de transmisión sexual es bajo, las nuevas recomendaciones acentuaron la alarma entre las mujeres.

También el viernes, funcionarios de Brasil informaron que se había hallado el virus Zika en la saliva y orina de pacientes infectados, lo cual desencadenó más preocupaciones acerca del contagio mediante contacto cercano.

A medida que la epidemia evoluciona, los médicos se enfrentan al desafío de mantenerse al día y brindar información clara a los pacientes.

“Este virus no se comporta como la mayoría de los que conocemos hasta ahora”, afirmó Berkowitz. “No sabemos la tasa de ataque, no sabemos cuál es el período de sensibilidad, desconocemos cuánto toma ver los efectos de la infección viral, en una ecografía y más allá de ella”.

Durante mucho tiempo, el virus Zika fue considerado como una enfermedad transmitida por mosquitos, más leve que el dengue y la malaria, pero los médicos comenzaron a prestar atención a un brote ocurrido el año pasado, cuando miles de bebés en Brasil nacieron con microcefalia, un defecto por el cual la cabeza es anormalmente pequeña. Sin embargo, el vínculo entre el virus Zika y la microcefalia no se ha demostrado todavía.

Cuando una mujer embarazada que pensaba visitar Brasil pasó por la consulta del Dr. Robert Winters, en diciembre último, el médico no sabía mucho acerca del Zika, más allá de aconsejar a la gente que evite las picaduras de mosquitos. “Esto realmente no estaba en mi radar”, afirmó Winters, cuya clínica está ubicada en Santa Mónica.

El virus Zika es relativamente nuevo –fue descubierto en humanos por primera vez en la década de 1950-, pero la información al respecto es deficiente porque ésta es, a menudo, una enfermedad silenciosa, que infecta a las personas sin que lo descubran.

Antes del año pasado no había mucho interés en estudiar este virus, del cual sólo se creía que generaba dolores musculares, fiebre o erupciones cutáneas. Cerca del 80% de las personas que contraen Zika no tienen síntomas. La conexión con la microcefalia pasó probablemente desapercibida porque, hasta hace poco tiempo, sólo se limitaba a poblaciones pequeñas de África y el sudeste asiático, según los expertos.

Ahora, con la amenaza de los defectos de nacimiento, los síntomas del Zika –antes sutiles- se han vuelto traicioneros. Por ese motivo resulta difícil para las autoridades de salud realizar un seguimiento y control de la transmisión de la enfermedad.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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