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Para las autoridades, no hay un solo perfil de yihadista

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Una pregunta ha persistido en los meses desde el ataque terrorista de San Bernardino: ¿Podrían las autoridades haber frustrado la conspiración antes de que abrieran fuego?

Funcionarios dijeron que Syed Rizwan Farook y su esposa eran terroristas autoradicalizados que construyeron bombas en su cochera, en los meses previos a que mataran a 14 personas en una fiesta.

Algunos congresistas han dicho que el caso subraya la necesidad de que la gente esté alerta para reportar actividades sospechosas —y que no deben preocuparse de señalar a personas si resultan ser musulmanas—.

Pero llegar a una forma de identificar a los yihadistas autoradicalizados ha resultado difícil para las autoridades, a pesar de sus enormes esfuerzos desde los eventos del 11 de septiembre de 2001.

No hay un simple conjunto de características para identificar a quién cruzará la línea de la violencia. Los intentos de crear perfiles criminales, similares a aquellos con los que se solía detectar a los asesinos en serie, han generado severas críticas porque implican una gama demasiado amplia.

Algunos yihadists han recibido una buena educación y tenido buenos empleos. Otros se la han pasado horas jugando videojuegos y fumando marihuana. Unos vinieron de familias musulmanas inmigrantes, mientras otros se convirtieron aquí a esa religión.

En apariencia, Farook llevaba una vida convencional que no despertaba ninguna sospecha. El inspector de salud del condado San Bernardino era conocido por sus buenos modales y fervor religioso. Se acababa de casar y tenía una bebé.

El intento del Departamento de Policía de Nueva York de unificar los diversos rasgos de los yihadistas americanos en un mismo perfil ha sido criticado por poner casi a cada joven musulmán bajo una nube de sospecha.

El departamento estuvo de acuerdo con bajar su polémico informe de su sitio de internet, como parte de un acuerdo con la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés).

“No se necesita ningún antecedente común para identificarse con algo”, dijo Marc Sageman, un psiquiatra forense y ex agente de la CIA que ha sido crítico de los intentos de crear un perfil. “Puede ser gente rica, como Bin Laden, o gente pobre, como los tipos [que atacaron] en París”.

En el área de Los Ángeles, líderes de contraterrorismo dice que ellos se concentran más en comportamientos sospechosos que en perfiles demográficos.

El Departamento de Policía de Los Ángeles trata de identificar a atacantes potenciales con una lista de “actividades sospechosas” que incluye transgresión, utilización de identificación falsa, tomar fotos de sitios protegidos y acumulación de grandes cantidades de productos químicos.

“¿Es ilegal ser un musulmán con una cámara? Desde luego que no”, dijo el jefe Michael Downing, que supervisa la oficina de contraterrorismo del LAPD. “Pero si te das cuenta de lo que está haciendo, tomando fotos relacionadas con un interés de seguridad, eso puede levantar sospechas”.

Scott Edson, jefe de contraterrorismo del Departamento del Sheriff del condado de Los Ángeles, dijo que sus investigadores se apoyan en pistas para ubicar a los posibles sospechosos que han pasado recientemente por un cambio drástico. Los signos pueden incluir alejarse de viejos amigos o expresar descontento por la vida.

“Dependemos de la familia, amigos y miembros de la comunidad para realmente reconocer que algún aspecto de esa persona luce diferente y nos dé esa pista”, dijo Edson.

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Después del 9/11, los funcionarios de la policía de Nueva York (NYPD) aumentaron sus esfuerzos de contraterrorismo contra conspiradores del otro lado del Atlántico, así como la creciente amenaza de los yihadistas formados en territorio estadounidense.

En un informe del 2007, el NYPD explicó que individuos “ordinarios” con empleos ordinarios y vidas ordinarias, pueden transformarse hasta convertirse en gente que mata a civiles inocentes.

Hombres de clase media de entre 15 y 35 años que pasan tiempo en enclaves musulmanes eran los candidatos más probables para radicalizarse, decía el informe, que se basó en casi una docena de casos para llegar a sus conclusiones.

Además, las descripciones cubrieron toda la gama, desde el “aburrido y/o frustrado, exitosos estudiantes universitarios, desempleados, la segunda y tercera generación”, hasta los “nuevos inmigrantes, pequeños criminales y convictos con libertad condicional”.

De este amplio grupo, unos cuantos experimentarán una crisis personal, como perder un trabajo o a un miembro de su familia, que los empujará al extremismo y tarde o temprano a la violencia, explicó el informe.

El FBI publicó un informe casi al mismo tiempo, que de modo similar trazó un camino que iba de la preradicalización, a abrazar una causa, a la vinculación con un grupo de yihadistas de ideas similares.

Los críticos dicen que tales encasillamientos son demasiado amplios y proporcionan una falsa justificación para prejuicios y vigilancia invasiva.

Ramzi Kassem, profesor de derecho en la City University de Nueva York, dijo que creyó que el informe del NYPD sirvió de justificación para el ahora extinto programa de la agencia que supervisó mezquitas, restaurantes étnicos y vecindarios predominantemente musulmanes. Kassem representó a los demandantes en una de dos querellas que alegan que el departamento practicó una vigilancia discriminatoria contra musulmanes.

Además del retirar el informe de su sitio, el NYPD estuvo de acuerdo con prohibir investigaciones basadas principalmente en la raza, la religión o la identidad étnica, y limitar el uso de agentes secretos e informantes confidenciales.

Lawrence Byrne, comisionado adjunto del NYPD para asuntos legales, dijo que el reporte nunca tuvo la intención de ser la base para el trabajo policiaco. Era válido en ese tiempo, antes del nacimiento del Estado Islámico, dijo.

Faiza Patel, codirector del Programa de Libertad y Seguridad Nacional en el Centro de Justicia Brennan, dijo que tales perfiles están basados en estereotipos y dañan las relaciones de la policía con las comunidades musulmanas.

“En vez de encasillar a una comunidad entera, enfócate donde sospeches que hay un delito”, dijo. “No debería ser que un musulmán devoto provoque el escrutinio de la policía”.

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Aún así, algunos expertos en terrorismo creen que hay pistas que pueden ayudar a identificar a quienes pueden volverse violentos, en un momento en que el Estado Islámico está pidiendo a sus partidarios que realicen ataques por su propia iniciativa.

Los esfuerzos para desarrollar un perfil yihadista son valiosos, dicen, y no deberían abandonarse debido a las preocupaciones sobre cómo se utiliza la información.

Levin ha entrevistado a miembros de grupos extremistas con ideologías dispares, como la Liga de Defensa Judía y los Islamistas en el Medio Oriente. Él dijo que encontró temas comunes, como cortar lazos familiares y el deseo de hacer una diferencia en el mundo al corregir lo que perciben como injusticias.

Brian Michael Jenkins, un experto de seguridad nacional en Rand Corp., fue citado como una de las voces en el informe del NYPD del 2007, respaldándolo como una guía para los agentes del orden.

Desde entonces, dijo Jenkins, la amenaza terrorista a EE.UU. ha cambiado, con el peligro probablemente viniendo más de pequeños grupos o lobos solitarios que actúan por su cuenta, en vez de un gran equipo de atacantes controlados centralmente. Jenkins dijo que los videos gráficos del Estado Islámico apelan a individuos inestables propensos a un particular tipo de violencia.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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