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Para frenar el HIV y la hepatitis, Las Vegas implementa máquinas expendedoras de jeringas y agujas

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Las Vegas se prepara para ser la primera ciudad en el país con máquinas expendedoras que distribuirán agujas limpias, en una iniciativa para combatir la propagación de la hepatitis B, C, y el HIV, y que se espera induzca a algunos usuarios de drogas al tratamiento de recuperación.

Para el proyecto, que comenzará en mayo próximo, habrá tres máquinas disponibles. El programa piloto es un esfuerzo coordinado entre Trac-B Exchange, el Distrito de Salud del Sur de Nevada y Nevada AIDS Research and Education Society, que busca desalentar el intercambio de agujas entre usuarios.

El director del programa Trac-B Exchange, Rick Reich, señaló que para participar en el programa de máquinas expendedoras los usuarios deberán llenar un formulario para los grupos patrocinadores y obtener un número de identificación de ocho dígitos que asegurará la confidencialidad y rastreará el uso. Cada kit contendrá jeringas y agujas estériles, junto con un compartimento para agujas usadas, que podrán desecharse después de forma segura en las mismas máquinas.

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Pero a diferencia de las máquinas de renta de películas, de refrescos o alimentos, estos aparatos valuados en $15,000 dólares estarán ubicados dentro de tres instalaciones específicas y se accederá a ellos sólo durante las horas en que los edificios estén abiertos y en funcionamiento. Reich explicó que el costo de cada kit es menor a los $10 dólares, pero que serán gratuitos para los usuarios. La instalación de una de las expendedoras dentro del Centro de Consejería de la Comunidad del Sur de Nevada permitirá a algunos consumidores de drogas interactuar con consejeros capacitados en caso de que decidan obtener ayuda, explicó Reich.

Patrick Bozarth, director ejecutivo del centro de consejería, manifestó que su personal recibió capacitación sobre cómo abordar a las personas toxicómanas que empleen la máquina, y cómo comunicar las opciones de tratamiento. “Somos optimistas; creo que esto ayudará”, resaltó Bozarth. “Es un programa muy nuevo y queremos asegurarnos de estar bien preparados”.

Los programas de intercambio de agujas se han utilizado con éxito en todo el mundo, y varios países adoptaron la tecnología de las expendedoras como una alternativa más para frenar la propagación de patógenos transmitidos por la sangre.

Los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) se han expresado acerca de la eficacia de estos programas, y North American Needle Exchange Network (Red de Intercambio de Agujas de Norteamérica) cuenta con 228 programas de servicio de jeringas en 35 estados, Washington D.C. y Puerto Rico.

Los CDC dieron cuenta de un estudio que analizó los efectos del programa de intercambio en Nueva York y la prevalencia de la hepatitis C entre 1990 y 2001. El reporte descubrió que el intercambio de agujas redujo la presencia de la enfermedad de un 80% a un 59% entre los adictos a drogas intravenosas.

La posesión de jeringas y agujas fue ilegal en Nevada hasta 2013, cuando la Legislatura estatal derogó la ley. Las farmacias ahora pueden vender estos artículos pero tienen discreción acerca de quiénes pueden comprarlos.

Reich afirmó que las máquinas ayudarán a eliminar parte del estigma que enfrentan los usuarios, quienes se sienten incómodos durante las transacciones con los farmacéuticos, algunos de los cuales pueden preguntar cuál será la finalidad de la jeringa y la aguja. “Las expendedoras no tienen sesgo”, manifestó Reich. “No tienen personalidad y no les importa cómo uno se ve cuando se acerca a ellas”.

Jenny Gratzke, investigadora de enfermedades y especialista en intervenciones del Distrito de Salud del Sur de Nevada, estimó que hay unos 5,800 usuarios de drogas inyectables en el condado de Clark, una cifra que considera baja. La mayoría de los usuarios, remarcó, se inyectan heroína o metanfetamina, y una cantidad menor usa cocaína. Un pequeño porcentaje de usuarios de agujas, remarcó, son personas transgénero que usan hormonas o esteroides.

La investigadora espera que los usuarios aprovechen las máquinas expendedoras, aunque reconoció que el lanzamiento inicial enfrenta algunos desafíos. “Toma tiempo ganar la confianza de la comunidad”, expresó. “La gente que se inyecta drogas ha sido estigmatizada; por lo cual pueden sentirse vacilantes al principio. Pero, cuando ganen confianza, creo que será beneficioso para todos los involucrados”.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta historia en inglés haga clic aquí

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