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¿Qué está causando la lenta muerte de las casas embrujadas?

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Melissa Carbone renunció a su trabajo bien pagado en marketing hace ocho años e invirtió todos sus ahorros en algo realmente aterrador: lanzó una atracción embrujada en el corazón de Los Ángeles.

La inversión parecía tener sentido. Después de todo, se espera que los estadounidenses gasten la suma récord de $8,400 millones de dólares este año en dulces, disfraces y fiestas de Halloween. Más aún, según la National Retail Federation, se espera que una de cada cinco personas asista a una atracción embrujada para la fecha.

La decisión dio sus frutos para Carbone. LA Haunted Hayride está a punto de alcanzar sus 80,000 visitantes este año, y miles más acudirán a la atracción similar que lanzó en Nueva York el año pasado. “Para una industria tan grande, pensé que Los Ángeles estaba muy desatendida”, afirmó. “Claramente, había espacio para otra atracción”.

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Pero los empresarios que buscan capitalizar la creciente popularidad de Halloween han descubierto que el negocio del terror puede ser terriblemente inestable. Por cada éxito como el de Carbone, hay varias atracciones embrujadas que han desaparecido por culpa de los seguros y las extensas regulaciones gubernamentales. Además de eso, muchas se enfrentan a una feroz competencia de los eventos de Halloween producidos por gigantes como Universal Studios de Hollywood, o Knott’s Berry Farm.

Ejemplo de ello han sido Tustin Haunt, en Tustin; el complejo Scareplex Halloween Haunt, en Pomona, y Satan’s Chop Shop, en Hawthorne; todas atracciones locales que contaron con los elogios de los fans del horror pero cerraron sus puertas después de un año o dos.

“Se está volviendo todo tan caro que, a menos que se cuente con $100,000 para invertir y otros $30,000 para gastos de marketing, no funciona”, señaló Jeff Schiefelbein, presidente ejecutivo de Sinister Pointe Productions, una compañía del condado de Orange que construye atracciones embrujadas para parques temáticos y empresarios individuales. “Prácticamente cada casa encantada independiente que hemos construido para alguien ya no existe”, aseguró. “Con suerte duran dos años, y eso es todo”.

De hecho, Schiefelbein está pensando en suspender su propia atracción en Fullerton -luego de 20 años en funcionamiento-, debido a las regulaciones gubernamentales, costosas y complejas, entre ellas los requisitos de seguridad contra incendios impuestos por las autoridades municipales. “Son cosas que, literalmente, drenan toda la diversión”, afirmó al respecto.

Además de invertir una gran cantidad de capital, los propietarios de atracciones locales sostienen que la fórmula para el éxito en el negocio del terror implica una fuerte inversión en marketing, la contratación de personal creativo y el desarrollo de un producto único. “No es tan fácil como parece”, afirmó Jennifer Bandich, productora de Evil Twin Studios, que manejó una casa encantada en el sur de Pasadena entre 2013 y 2015. La atracción no funcionará este año, pero Bandich espera relanzarla en 2017. Evil Twin tuvo la ventaja de manejar su atracción -llamada Ward 13 el año pasado- como una organización sin fines de lucro que recaudaba dinero para centros de caridad locales. Eso permitió que el negocio pudiera reducir sus costos de mano de obra, apoyándose primordialmente en voluntarios.

Pero este año, relata Bandich, la empresa no pudo hallar un edificio comercial para rentar por sólo seis semanas, de al menos 15,000 pies cuadrados pero en una ubicación donde el ruido no fuera un problema para los vecinos, entre otros requisitos. “Nos dimos cuenta, básicamente, de que esto iba a ser una preocupación”, afirmó.

Además de otros gastos, Bandich señaló, los operadores de empresas embrujadas debieron afrontar costos de seguro en constante aumento durante los últimos años.

Justin Fix, actor y fan de Halloween, lanzó el año pasado una atracción conocida como Creep LA, que financió con $60,000 aportados gracias a sus tarjetas de crédito. Creep LA combina teatro inmersivo y las características de una casa embrujada tradicional para causar el espanto de sus clientes. “Hay distintas formas de asustar a la gente; me gusta pensar que nosotros lo hacemos ‘a fuego lento’”, señaló Fix.

Para el actor, el emprendimiento generó suficiente dinero el año pasado como para pagar las deudas de sus tarjetas de crédito, y espera este año tener más ganancias puesto que abrió las puertas de la atracción tres semanas antes que en 2015. De todas maneras, esa decisión implicó la inversión de $168,000 en el negocio. “Estoy terriblemente nervioso”, dijo.

Carbone, de 40 años de edad, atribuye su éxito a haber creado una atracción que es única. “Las casas embrujadas son buenas, pero hay muchas de ellas”, señaló. La idea para su atracción provino de los tradicionales paseos en carruajes que recordaba de su infancia en Connecticut. “Me encantaban”, expresa Carbone. “Siempre quería uno más”.

Después de ver cómo sus vecinos admiraban la decoración de su casa, en Westwood, para Halloween, la mujer se dio cuenta de que no eran necesarias grandes sumas de dinero para asustar a la gente. “Eso encendió mi curiosidad”, dijo. “¿Cuántas ganancias generaba esa fecha?”. Allí fue cuando renunció a su puesto ejecutivo en Clear Channel Media and Entertainment y, junto con su socia en ese momento, Alyson Richards, invirtieron sus ahorros en crear el LA Haunted Hayride, que ahora funciona en Griffith Park.

Allí, los huéspedes pueden montar en remolques, tirados por tractores a través de caminos oscuros en el parque. Estos vehículos recorren escenas sangrientas, de horror y caos, mientras que los personajes disfrazados saltan desde la oscuridad, con cuchillos y palos. Luego del paseo, los visitantes pueden explorar otras atracciones vecinas, entre ellas un laberinto embrujado.

El negocio fue tan exitoso que Carbone amplió su compañía de producción, Ten ThirtyOne Productions, para lanzar una atracción en Island Park, de Randall, Nueva York, el año pasado, y planea abrir una más en Dallas en 2017. La empresa también inauguró una atracción con botes embrujados en el condado de Orange, una serie de fiestas con proyecciones de películas de horror en Los Ángeles y una aventura de camping de terror en Portland, Sacramento, San Francisco, Seattle, L.A. y San Diego.

Su negocio recibió un fuerte impulso en 2013, cuando Carbone apareció en el programa de ABC “Shark Tank” y convenció al propietario de la NBC Mark Cuban de invertir $2 millones en su compañía. Ahora, la empresaria cree que el negocio del terror seguirá creciendo, y está planeando la expansión de su negocio para producir films de horror. “Ser asustadas en un entorno seguro es una especie de adicción para muchas personas”, afirmó.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta historia en inglés haga clic aquí

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