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Mujeres musulmanas dicen que el velo las ha convertido en blanco de acoso

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Cuando esta semana Leilah Abdennabi llegó a su cita para comer el almuerzo en un popular café de Austin, Texas, se sorprendió al encontrar a su amiga llorando.

Su amiga Sirat Al-Nahi, de 20 años, le explicó que mientras se estacionaba, un anciano blanco comenzó a insultarla, sugiriendo que Abdennabi no sabía conducir y que “debería regresarse a Arabia Saudita.”

En incredulidad, Al-Nahi le pidió al hombre que repitiera lo que él había dicho. Lo hizo, esta vez añadiendo, “¿tienes un arma? Deberías de simplemente dispararme”.

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El personal sentó al hombre y a su acompañante, al mismo tiempo que Al-Nahi empezó a llorar.

Sirat Al-Nahi, de 20 años, estudiante del último año en la Universidad de Texas, en Austin y una musulmana que viste su velo, no esperaba ser confrontada por su religión en un restaurant local en Austin, la decididamente liberal capital de Texas. (Sirat Al-Nahi)

Al-Nahi, una estudiante del último año en la Universidad de Texas, en Austin y una musulmana devota que—al igual que su amiga -- lleva un velo en la cabeza, no esperaba ser confrontada en un restaurante de propiedad local en la decididamente liberal capital de Texas, un restaurante que sirve un plato llamado Nabil’s Mid-East Feast (festín del medio oriente de Nabil).

Abdennabi, de 24 años, pidió hablar con el gerente, quien dijo que no había nada que ella pudiera hacer. Cuando Abdennabi se acercó al hombre y le pidió que repitiera lo que él había dicho, él le dijo que se fuera.

Ella echó un vistazo al restaurante.

“Nadie hacia o decía algo. Yo dije algo como, ‘solo para que ustedes lo sepan, se nos dijo algunas cosas muy racistas en este restaurante y nadie hizo nada porque ¿a quién le importamos nosotros? Y alguien gritó ‘A nadie’ “Abdennabi relató a Los Angeles Times.

A raíz de los ataques en París y San Bernardino, las mujeres musulmanas con velos en la cabeza se han convertido en objetivos visibles para el acoso, a menudo son hombres los acosadores.

Council on American–Islamic Relations, una institución sin fines de lucro con sede en Washington, ha documentado desde el mes pasado decenas de incidentes islamofóbicos en todo el país, incluyendo una buena cantidad contra mujeres con velos en su cabeza

En Cincinnati, un conductor de taxi trató de atropellar a una joven musulmana. En Nueva York, un cliente llamó terrorista a una mujer boticaria que llevaba puesto su velo y le dijo que se “saliera de su país”. En San Diego, un hombre empujó el cochecito de bebé de una madre musulmana embarazada contra su vientre y una estudiante de la universidad estatal de San Diego reportó que un hombre le jaloneó su velo mientras que al mismo tiempo le gritaba cosas en un estacionamiento.

“No es para nada inesperado. De hecho, es lo que muestra mi investigación--que las mujeres musulmanas serán abordadas porque son más fácilmente identificables; no pueden pasar como no musulmanas”, dijo Sahar Aziz, profesor asociada de la Facultad de derecho de Texas A & M.

Aziz investigó acosos similares después del ataque terrorista en enero pasado en la revista satírica Charlie Hebdo, en París. Encontró que el acoso oscila entre asaltos hasta micro agresiones, como comentarios de paso y miradas de acoso. Ahora, dijo ella, “tengo la sospecha de que lo que ocurrió en Austin es apenas la punta del iceberg”.

Ella dijo que es como lo que les pasa a las mujeres en países musulmanes donde son acosadas por no llevar el velo en la cabeza: “desalienta a las mujeres para seleccionar cómo practicar su fe.”

En reacción, algunas mujeres musulmanas en los Estados Unidos han dejado de usar velos en la cabeza para evitar ser el blanco del acoso. Aziz dijo que las inmigrantes pueden ser más propensas a abandonar el velo, mientras que aquellas como Abdennabi y Al-Nahi, nacidas en los Estados Unidos, tienen una confianza arraigada en sus derechos y no sacrifican su fe.

“Realmente es una elección individual basada en la crianza y las creencias de la persona, particularmente en los Estados Unidos”, dijo Aziz, de 20 años, que es egipcia americana y ha usado el velo en la cabeza durante cuatro años.

“Muchas de estas mujeres se están poniendo el velo como una declaración feminista, desexualizandose ellas mismas. Esto necesita no sólo ser una cuestión musulmana, sino una cuestión de los derechos de la mujer estadounidense”.

Abdennabi, ayudante de maestro, de 24 años de edad, es palestino americana y ha usado el velo o chador, desde que tenía 18. Aunque ella ha escuchado algunas mujeres recientemente hablar de quitarse sus velos, dijo que ella no cedería.

“Creo que no debemos reducirnos nosotras mismas o escondernos. ... A diferencia de cuando estaba pequeña, ahora tenemos Facebook y Twitter y podemos compartir nuestras historias”, expresó.

Ella y Al-Nahi publicaron en Facebook sobre el incidente en el café, atrayendo decenas de comentarios de apoyo, incluyendo el ofrecimiento de algunos hombres no musulmanes de escoltarla por su propia seguridad. Las mujeres también recibieron llamadas y una disculpa pública, publicada en línea por Mason Ayer, el director general del restaurante, Kerbey Lane.

“En nuestra sociedad, no debe haber cabida para el comportamiento racista e ignorante, y es muy inquietante que un incidente como este haya ocurrido”, escribió Ayer. En retrospectiva, dijo, el personal debería haber pedido al “comensal de comportamiento odioso” a abandonar el restaurante.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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