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Menos estudiantes están solicitando ayuda financiera bajo la Acta del Sueño en California

Cesar, un estudiante de preparatoria indocumentado, levanta la mano durante una clase de preparación universitaria en Kid City, en el South Park Neighborhood Center de Los Ángeles.

Cesar, un estudiante de preparatoria indocumentado, levanta la mano durante una clase de preparación universitaria en Kid City, en el South Park Neighborhood Center de Los Ángeles.

(Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
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El miedo por el recrudecimiento de las leyes federales de inmigración, combinado con la confusión y una retórica antiinmigrante, podría ser la causa por la cual miles de estudiantes que llegaron a los Estados Unidos sin documentos renuncien a una valiosa ayuda financiera.

Este año, muchos menos alumnos han solicitado el apoyo económico disponible a través del paquete de leyes de California conocido como ‘Dream Act’ en comparación con 2016, y algunos defensores intentan alentarlos para que lo hagan antes de la inminente fecha límite, el 2 de marzo.

Este martes, el Departamento de Educación de California publicó una carta donde instó a los estudiantes a solicitar asistencia y se comprometió a proteger su información “con todo el peso de la ley”.

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Algunos miembros de la Asamblea de California anunciaron una resolución diseñada para transmitir el mensaje y alentar a los solicitantes.

“Por favor, llenen sus formularios, planeen para la universidad”, expresó el miércoles en una conferencia el presidente de la Asamblea, Anthony Rendon (D- Paramount). El senador estatal Ricardo Lara, un demócrata que representa a Long Beach, presentó una propuesta de ley que permitirá a un grupo más amplio de estudiantes solicitar esta ayuda.

La ley Dream permite a los estudiantes que se encuentran indocumentados en los Estados Unidos, solicitar los mismos paquetes de ayuda financiera que están disponibles para otros.

Estos paquetes, conocidos como Cal Grants, pueden otorgar a los alumnos hasta $12,294 al año, según sus calificaciones y las universidades en las cuales quieren ingresar. El dinero puede emplearse para el pago de la matrícula y otros costos en colegios comunitarios estatales, la Universidad Estatal del California (USC), la Universidad de California (UC) y universidades privadas acreditadas.

Las autoridades creen que, con el clima actual, menos estudiantes han solicitado asistencia ante el temor de ser identificados por no tener un estatus migratorio permitido, en momentos en que los noticieros están llenos de noticias acerca de las redadas realizadas por la Agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). .

“Creo que los estudiantes no solicitan ayuda porque tienen miedo”, afirmó Lupita Cortez Alcalá, directora ejecutiva de la Comisión de Ayuda Estudiantil de California, la organización que administra la ayuda financiera estatal.

La caída en el número de solicitudes es aún más notables considerando que recientemente la comisión realizó cambios para dar a los alumnos más tiempo para presentar sus pedidos. El año pasado, el plazo fue entre enero hasta el 2 marzo; durante ese período 13,200 estudiantes solicitaron por primera vez la ayuda financiera de la ley Dream, y 20, 962 solicitaron la renovación de su asistencia financiera.

Este año, autoridades abrieron el período de solicitud en octubre. Pero, hasta el pasado 17 de febrero, solamente 8,668 estudiantes habían solicitado nuevas subvenciones y 11,429 habían pedido una renovación.

La administración Trump no ha tomado medidas para terminar con la Acción Diferida para los Llegados Durante la Niñez, la protección instituida por el expresidente Obama que permite que cientos de miles de inmigrantes que entraron al país sin documentos cuando eran niños vivan y trabajen libremente en los Estados Unidos.

Pero este martes, el Departamento de Seguridad dio a conocer nuevas directrices que permiten a los oficiales de inmigración tener como objetivo a cualquiera de los 11 millones de personas que viven en el país indocumentadas. Los memorandos hablan de la contratación de miles de agentes más, pero no mencionan qué política que seguirán estos nuevos funcionarios con los llamados Dreamers.

En repetidas ocasiones, las autoridades de California aseguraron a los estudiantes que el estado mantendrá su información personal bajo resguardo. Pero es posible que los alumnos no imaginen una distinción entre el gobierno federal y el estatal, e incluso los defensores más fuertes desconocen qué tan lejos llegarán los agentes federales para revisar los archivos estatales.

“Espero que estemos haciendo lo correcto en alentar a los estudiantes a asistir a la universidad”, afirmó Jane Slater, consejera universitaria de Sequoia High School, en Redwood City, California, en donde se estima que uno de cada cinco alumnos es indocumentado. “Todos en la escuela los alientan a inscribirse; pero espero que no nos juegue en contra”.

Las preocupaciones son igual de intensas en todas partes. “Hay un gran miedo a lo desconocido y a que ocurra lo peor: temor de las familias a ser separadas y a no poder asistir a la escuela”, afirmó Heather Hodgson, consejera en Compton High School.

Cortez Alcalá señaló que ha escuchado muchas preocupaciones también, tanto de los estudiantes como de sus familias. Una tarde reciente, alumnos de dos escuelas públicas en el centro de Los Ángeles murmuraron sobre Kid City, un espacio al que pueden asistir después de clase los alumnos inmigrantes que planean ir a la universidad para recibir ayuda. En las paredes del sitio hay llamativos boletines que rezan: “Conoce tus derechos”.

Un estudiante sénior de preparatoria, que por temor prefirió identificarse solamente como ‘J’, expresó que quiere ser ingeniero. “Nunca pensé que tendría la oportunidad de ir a la universidad”, dijo. “Hay estadísticas sobre las minorías que no van a la escuela y colocar tu nombre ahí, con la etiqueta de ‘indocumentado’, es un riesgo”.

El joven relató que su mamá lo trajo a los EE.UU. cuando era niño, y que no conoce a su padre. El personal de Kid City lo ayudó a llenar la solicitud para la ayuda financiera; sin embargo, se le notaba nervioso.

“Muchos chicos piensan que su información será compartida con ICE”, afirmó J. “Si nos deportan, volvería a México, incluso cuando no tengo recuerdos de ese lugar”.

Otra estudiante sénior que se mudó a los Estados Unidos desde Puebla, México, cuando tenía seis años, explicó que primero batalló en la escuela y trabajó duramente para aprender inglés por su cuenta con libros de texto que tomaba de la biblioteca. Su hermano, que nació en los EE.UU., tiene espina bífida. Ella también completó la solicitud de ayuda financiera de la ley Dream, pero entiende por qué otros tal vez no quieran hacerlo.

Si deportan a sus padres, dice la joven, sollozando, su hermano no tendría a nadie que lo lleve a sus citas medicas. Ella quiere asistir a Cal State Long Beach o a Cal State Fullerton, y algún día ser periodista.

David Marks, consejero universitario en Sacramento Charter High School, estimó que el clima actual es particularmente áspero para los estudiantes jóvenes que entienden completamente lo que pueden perder. “Sienten que se les está arrebatando las promesas”.

La reportera de planta Melanie Mason contribuyó con este artículo.

Traducción: Diana Cervantes

Para leer esta historia en inglés haga clic aquí

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