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Luego de una temporada prácticamente desaparecido, vuelve el pollo a los almuerzos escolares en L.A.

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Por más de un año, una de las comidas que más les gusta a los estudiantes estuvo ausente del menú escolar. El mes pasado, a los estudiantes de preparatoria -que tienen dos opciones para escoger en su almuerzo- se les ofreció una pierna de pollo al horno—pero eso fue todo.

El Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) viene presupuestando más de $20 millones para la compra de pollo al año. Pero su junta escolar estableció nuevos estándares sobre como los proveedores deben tratar a las aves de corral, a sus trabajadores y al medio ambiente. Así, el contrato con Tyson Food y Pilgrim, los dos proveedores más grandes del país, cayó en 2015.

Este mes, la Junta de Educación finalmente encontró la forma de que el pollo regrese a los almuerzos escolares al aprobar contratos con tres nuevos proveedores, incluyendo la poderosa Pardue Farms, empresa que cumple más de cerca con sus criterios. Así, desde mayo próximo, los estudiantes deberán ver el regreso de las salchichas, empanadas y presas de pollo.

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Defensores de temas alimenticios sostuvieron que el segundo sistema escolar más grande de la nación lidera los estándares para los proveedores de comida. “El distrito ha hecho muy buen trabajo y tienen un compromiso con el tema”, resaltó Clare Fox, directora ejecutiva del Consejo de Políticas para Comida de Los Ángeles (Los Angeles Food Policy Council), el cual asesora y evalúa a las instituciones en la compra de alimentos.

De todas maneras, algunos defensores cuestionan la atención que se le da a las alas y patas de pollo, en un sistema escolar que tiene serios problemas de bajas calificaciones y una potencial crisis de presupuesto.

Las explicaciones de lo ocurrido difieren. El negociador del LAUSD, sostuvo que el mayor escollo fue la insistencia del distrito en su derecho de auditar las operaciones de la compañía. No obstante, un vocero de Tyson afirmó que todo se trató de un desacuerdo sobre el precio.

Sin embargo, las dos versiones no son totalmente opuestas, dado que Pilgrim’s Pride declaró que, simplemente, había decidido perseguir otras oportunidades de negocio.

Después de que las negociaciones colapsaron, el pavo apareció más frecuentemente en el menú del distrito. Entre tanto, el distribuidor Gold Star Foods, que no cría sus propias aves, únicamente pudo proporcionar una cantidad limitada.

Los orígenes de la crisis del pollo datan de 2010, cuando Tyson fue una de los finalistas para un contrato primario por cinco años. Cuando el acuerdo llegó a la Junta de Educación, el miembro de la junta escolar Steve Zimmer expuso que Tyson tenía mala reputación. Tal como Zimmer recuerda, un alto funcionario entonces le había asegurado que los problemas de la compañía habían terminado. El funcionario inmediatamente buscó en internet, encontró evidencia de las preocupaciones -que incluían la seguridad de los trabajadores- y volteó la pantalla de su computadora para que la gente pudiera ver lo que había encontrado.

Así logró retrasar la votación y también les ganó a dos colegas en el consejo constituido por siete miembros. Finalmente, una mayoría de cuatro votos aprobó el contrato. “Fue muy desgarrador para mí”, aseguró Zimmer.

El resto de la Junta de Educación se había dejado convencer cerca de 2012, cuando el LAUSD pudo haber sido el primer sistema escolar nacional en adoptar normas para evaluar a los proveedores de alimentos en cinco áreas: la calidad nutricional de sus productos, el bienestar animal, el impacto ambiental, la ayuda a la economía local y el tratamiento de su mano de obra.

Al principio el distrito tuvo éxito con cuestiones como la expansión de la compra de productos cultivados a nivel local. Pero el contrato de pollo de 2015 fue considerado un punto de inflexión. Activistas y algunos fiscales habían apuntado a Big Poultry, con sus enormes granjas y mataderos, y acusaban a empresas de contaminar el medio ambiente, exponer a los trabajadores al peligro y tratar a los pollos en forma innecesariamente inhumana. Algunas de sus prácticas fueron filmadas en secreto.

Alexa Delwiche, directora ejecutiva del Centro para la Buena Compra de Alimentos, con sede en Berkeley, que ayuda a las grandes instituciones a monitorear y mejorar la adquisición de comida, dijo: “Cada gran problema del sistema alimentario se manifiesta, en prácticas más dramáticas, en la industria del pollo”.

En los últimos años, los consumidores, los distribuidores y las instituciones han ejercido una creciente presión sobre los proveedores para que dejen de alimentar a los pollos con harina de subproductos de carne y de bombearlos con antibióticos. Los científicos han afirmado que el uso de antibióticos en la agricultura podría acelerar la evolución de las bacterias resistentes a las enfermedades.

En 2016, el gigante de comida rápida McDonald’s anunció que ya no compraría ningún pollo que recibieran cualquier antibiótico utilizado para tratar a la gente.

El LAUSD, por su parte, ayudó a construir un consorcio con los seis sistemas escolares más grandes del país para fortalecer su influencia con los proveedores de alimentos. Y el año pasado, San Francisco y Oakland Unified aprobaron sus propias versiones de la política de buena alimentación de L.A.

El sistema escolar tiene un largo historial de activismo; apoyó la liquidación del apartheid en Sudáfrica, usó los bonos de construcción de escuelas para pagar un programa local de capacitación laboral y fue líder en pagar un salario mínimo de $15 dólares por hora y proporcionar beneficios de salud a los trabajadores de medio tiempo y a sus familias.

Al igual que con algunas otras posturas, los principios avícolas tienen un costo: el potencial de aumentar el precio del pollo en dos tercios, de acuerdo con una estimación realizada el año pasado por un gerente en servicios de alimentos.

“Si bien examinar la salud nutricional de los productos alimenticios vale la pena”, afirmó Lance Izumi, especialista en educación en el conservador Pacific Research Institute, con sede en San Francisco, “uno se pregunta por qué la junta escolar está gastando tanto tiempo para promover una agenda social y activista en sus cafeterías en lugar de enfocarse en mejorar los pobres logros de tantos estudiantes del distrito”.

La crítica en este frente se coló recientemente en la campaña del consejo escolar a través de un folleto negativo, ilustrado con fotos de nuggets de pollo que apuntaban a Zimmer. Pero en este tema, Zimmer y Nick Melvoin -su oponente en una elección de segunda vuelta- piensan exactamente lo mismo.

“Cuando compañías como Tyson Foods son citadas repetidamente por violaciones [a la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional], malas condiciones de trabajo y falta de cumplimiento de los estándares de sostenibilidad, deben ser responsabilizadas y se deben buscar nuevos proveedores”, expuso Melvoin al responder las preguntas planteadas por la organización sin fines de lucro Los Angeles Food Policy Council. “La única manera de hacerlo es a través de la supervisión, que es responsabilidad del directorio del LAUSD, y lo que espero promover”.

Por su parte, Zimmer dijo que su trabajo incluye todo lo que atañe al distrito, y no sólo lo académico. “Esto es algo en lo cual nunca imaginé que gastaría un minuto de mi tiempo. Pero tenemos una gran responsabilidad en la gestión de un presupuesto operativo de $7,600 millones de dólares y el impacto de esos fondos en lo que será, para algunos estudiantes, su única comida completa del día. También sobre el impacto de estos dólares en las vidas de las personas que trabajan en estas industrias”.

En marzo, para que el pollo regrese al menú escolar, el distrito aprobó hasta $50 millones en contratos durante cinco años con Perdue, Goodman Food Products y Somma Food Group, y un gasto adicional es probable.

El pollo entrante, según las reglas del distrito, tiene que estar libre de antibióticos. Perdue ahora proclama que todos sus pollos están libres de hormonas, esteroides y antibióticos. Todas las aves, dice Perdue, también tienen “una dieta 100% vegetariana” y beben agua de orégano como antioxidante.

En cuanto a Tyson y Pilgrim’s Pride, podrían intentar sumarse nuevamente. “Muchos de nuestros productos cumplen con los estándares del LAUSD”, aseguró Cameron Bruett, portavoz de Pilgrim. “Creemos que habrá oportunidades para hacer negocios en el futuro”.

Tyson también tiene productos alineados con los estándares del distrito, aseguró Gary Mickelson, vocero de la firma. “Estamos orgullosos de nuestra compañía y nos esforzamos por operar responsablemente en todos los aspectos de nuestro negocio”, señaló.

El distrito todavía debe aplicar sus estándares completos a la carne de res y de cerdo, aunque ese es el plan. Incluso con el pollo, los nuevos proveedores no califican bien en todos los parámetros, advirtió Zimmer.

Así las cosas, sigue la cacería para lograr un buen desayuno de bísquet con pollo. Sin embargo, las hamburguesas empanadas y las presas deberían conformar a los estudiantes hambrientos. “Hacemos muchas pruebas de sabor”, explicó Joseph A. Vaughn, director de Servicios de Comida del LAUSD. “Fue muy evidente para nosotros que los niños quieren productos de pollo empanizados”.

Traducción: Diana Cervantes

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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