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Los bosques de  California están transformándose radicalmente

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El biólogo Greg Asner escuchó por primera vez los números en abril, pero eso no lo preparó para lo que vería más tarde.

El Servicio forestal había estimado que casi 12,5 millones de árboles en los bosques de sur y del centro del estado estaban muertos. Pero cuando Asner miraba hacia abajo en los mismos bosques desde su avión y a 6,000 pies, vio algo mucho peor.

El árido paisaje seco resultado de la sequía en California, ya era terreno fértil para una transformación radical. Gran parte de los bosques a baja altitud, cerca de Mt. Pinos, en el bosque nacional Los Padres y en Pinnacles National Park desaparecerán si las tendencias continúan.

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Como científico de Carnegie Institute for Science, Asner tiene un ojo entrenado para detectar la salud de los bosques, y con instrumentos a bordo de su avión que le da ojos de rayos x en el follaje, es capaz de evaluar árboles no sólo que ya están muertos sino además árboles que ya están tan estresados por la sequía que su muerte es muy probable.

Durante tres semanas este verano, él y su equipo sobrevolaron entre Sacramento y Bakersfield, grabando la devastación. Aun si la sequía terminara en un histórico El Niño este invierno, a Asner le preocupa que los árboles más estresados continuaran declinando.

El Servicio forestal de Estados Unidos grabó este video del bosque nacional de Stanislaus en la Sierra Nevada central en julio. Volando a unos 1,000 pies, cubrieron alrededor de cinco hectáreas por segundo los observadores del Servicio forestal contaron los árboles muertos--disfrazados por el follaje café--y extrapolaron sobre terrenos que son del tamaño de un campo de fútbol aproximadamente.

No hay manera de predecir cuales árboles morirán, pero bajo su estimación de la cuenta estatal, esta podría llegar a ser cerca de 120 millones, 20% de los bosques del estado.

Belleza manchada

Durante una mañana de verano, Asner aborda su Dornier 228, un biturbo propulsor de doble hélice, en McClellan Airfield en lo que él espera sea el último día de su investigación. El necesita volar a lo largo de la costa hacia la frontera con Oregon, pero las condiciones se están deteriorando.

Una armada de aviones de extinción de incendios ha salido en la madrugada para combatir un brote de nuevos incendios forestales en el norte. El aire está brumoso con humo.

Por encima de la ciudad de Santa Rosa, el avión vira al noroeste sobre los bosques al oeste de Guerneville hacia Lost Coast.

Asner, de 47 años, se sienta en la cabina con Robin Martin, quien maneja los instrumentos y transmite instrucciones de navegación a la cabina. Trabajan frente a dos monitores. Ella es zurda y el es diestro, por lo que compartan el tapetito del ratón. Ayuda que estan casados.

Para entender cómo funcionan los instrumentos de Asner, tienes que primero meterte dentro de una hoja de árbol. Allí en medio de la ocupadísima fábrica de fotosíntesis, las moléculas de agua están en flexión, estiramiento, rotación y vibración.

Las vividas imágenes de Greg Asner de Crescent Meadow en Kings Canyon-Sequoia National Park son creadas a partir de la base de datos recolectada por un espectrómetro y un láser a bordo. Los arboles saludables son azules, los arboles estresados por la sequía se muestran en un color tenue (amarillo) hasta un tono severo (rojo).

Estos movimientos resuenan en el ambiente como luz reflejada, que es recogida por un espectrómetro a bordo que la divide en 480 bandas, desde ultravioleta hasta onda corta.

Parecido a como la luz de una estrella revela la química distante de la estrella, estas bandas son analizadas por su contenido químico. El agua es el enfoque primario: cuanta más agua hay en las hojas, menos luz es reflejada y entre más luz sea reflejada, más seco está el follaje.

El espectrómetro funciona junto con un láser que sale como abanico por debajo de la aeronave, creando una imagen 3D del bosque abajo.

Al empatar los datos del espectrómetro y el láser, Asner crea imágenes topográficas que muestran la condición del bosque. Los árboles sanos son de color azul, y los árboles estresados por la sequía van desde el tono suave (amarillo) hasta el severo (rojo).

Las imágenes le ayudan a correlacionar la tensión del terreno y del árbol. La tensión más alta del árbol, por ejemplo, ocurre a menudo en las laderas empinadas y cerca de las praderas.

Para el mayormente equipo canadiense de trabajo de Asner, el estado Dorado es una belleza manchada.

“Simplemente está quemado”, dice el piloto Don Koopmans, de Saskatchewan.

La evaluación de Asner es igualmente contundente.

Las montañas que rodean Los Ángeles son “un polvorín”.

Los bosques de roble en las faldas de la Sierra “están en un gran problema”.

Pinnacles “no es un lugar feliz para un árbol”, y sorprendentemente están comprometidos los bosques al noroeste de Redding.

Para explicar lo que podrían significar que 120 millones de árboles mueran en todo el estado, Asner pinta un panorama del tamaño y la diversidad ecológica de California. Entonces saca su calculadora.

El calcula que existen de 585 millones a 1,6 billones de árboles en los bosques del estado y se disculpa por no ser más preciso con las cifras. Un censo preciso, dice, nunca se ha realizado, pero 120 millones representan del 7% a 20%. En circunstancias normales, los bosques pierden anualmente entre 1% y 1,5% de sus árboles.

“¿En qué punto el bosque se convertirá en algo más?” No lo sabemos, explica Asner. “No sabemos cuándo la falta de lluvia llevará a condiciones fuera de control, donde los bosques sean irreparables”.

Esta transición, sobre todo en las elevaciones más bajas, ya está en marcha en partes del oeste, donde casi 6 billones árboles — 13% de la superficie de los bosques occidentales — murieron entre 1997 y 2010 debido a la sequía y la infestación del escarabajo de corteza.

Sin embargo, tan grave como han sido los efectos de la sequía, Asner insiste en que hay esperanza.

“Si mirara alrededor y pensara que no hay manera de hacerle frente a estos problemas, sería un pesimista”, dice. “Pero si hay una manera, y esa es la gestión eficaz”.

Entre otras cosas, las imágenes aéreas pueden ayudar a los administradores en tierra firme a identificar los terrenos vulnerables y a considerar cómo reforzar los árboles estresados y proteger a los sanos.

Una marcha cuesta arriba

El estudio de los bosques es una ciencia formativa y las conclusiones — como el número definitivo de los árboles que morirán-- son difíciles de conseguir.

Park Williams, un bioclimatólogo en Lamont-Doherty Earth Observatory, en Columbia University que ha estado estudiando la sequía en California, no se sorprende de los números de Asner.

Si sólo la mitad sucumben, se registrará como un evento muy grande, dijo Williams.

“Piense en ello como si un hacha gigantesca cayera sobre el bosque”, él sugirió. “Se llevaría una gran parte de la población y si vemos dos o tres de estas sequías, sería como si el hacha cayera varias veces”.

Jeffrey Hicke, profesor asociado en el Departamento de geografía de la Universidad de Idaho, dijo que independientemente de la actual tasa de mortalidad de árboles, el estado no perderá sus bosques completamente. Pero, añade, basado en las observaciones, los bosques de baja altitud están en mayor peligro.

Más allá de la sequía de este año, a medida que el cambio climático trae el calentamiento, las especies de árboles migrarán, Hicke dijo. Los árboles más viejos van a morir, y árboles más jóvenes se arraigarán.

“Las especies se marcharán cuesta arriba cuando se caliente más el clima”, dijo Hicke. “Los bosques de secuoya podrían convertirse en roble o pino ponderosa. Los bosques de roble podrían convertirse en pastizales. No habrá una conversión estrepitosa de bosque a no bosque, al menos no inicialmente”.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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