Anuncio

La obesidad podría revertir la esperanza de vida de los estadounidenses

Share

Las nuevas estadísticas sobre las tasas de mortalidad en los EE.UU. parecen confirmar una sombría predicción: que la obesidad está revirtiendo décadas de constante expansión en la esperanza de vida de los estadounidenses. Así lo determinó un especialista de la Universidad de Harvard, que solicitó más y mejor investigación en el tema, y la adopción urgente de políticas que mejoren las opciones de alimentos y bebidas.

En los primeros nueve meses de 2015, más estadounidenses de todas las edades murieron de enfermedades relacionadas con la obesidad, en comparación con el mismo período en 2014, escribió el Dr. David S. Ludwig, un experto en prevención de la obesidad de Boston Children’s Hospital y de la Escuela de Medicina de Harvard.

En sólo un año, las muertes por accidente cerebrovascular aumentaron un 4%, las generadas por enfermedades crónicas del hígado un 3% y las atribuidas a la enfermedad cardíaca y la diabetes un 1% cada una, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Los fallecimientos a causa de la enfermedad de Alzheimer, relacionada con la obesidad de la mediana edad, crecieron un 19% respecto del año anterior.

Anuncio

“Estas nuevas tasas son potenciales señales de una próxima catástrofe social y económica, que demandará una estrategia integral a nivel nacional”, escribió Ludwig, quien reconoce que esos aumentos en un único año no pueden establecer una tendencia clara por sí mismos.

Los datos de los CDC publicados recientemente “sugieren que se ha llegado a un punto de inflexión, que no puede ser compensado por los avances tecnológicos”, advierte el especialista en el artículo, publicado este lunes. “Esto posiblemente ha comenzado hace años”, señala, y cita estadísticas a nivel de condado que muestran que las dos décadas de avances constantes en todo el país en cuanto a la esperanza de vida comenzaron a decrecer ya en 1983.

En pocas palabras, el experto señala que no hay píldoras, procedimientos ni mejoras en el sistema de atención médica o de salud pública que puedan compensar los devastadores efectos de la obesidad que ahora comienzan a cobrar un alto precio.

En el artículo de opinión publicado en la revista Journal of the American Medican Association, Ludwig expresa que es el momento –en realidad, ya se ha llegado tarde- de trascender las débiles advertencias que el gobierno nacional hace a los ciudadanos para mejorar sus dietas.

La “confluencia de la ciencia incierta y los intereses especiales” ha permitido que la obesidad crezca de manera desenfrenada; cerca de un 35% de estadounidenses sufren de ella actualmente. Este mal, y las enfermedades relacionadas, no serán revertidos con “la idea de que ‘todas las calorías son iguales’ y que se pierde peso simplemente por comer menos y ser más activo”, precisó el médico.

En primer lugar, el gobierno de los EE.UU. debe aportar los fondos de investigación para apuntalar un mejor asesoramiento a los estadounidenses, dice el autor.

El Instituto Nacional de Salud invirtió en 2015 $900 millones en investigación de la obesidad, casi la misma cifra que se requiere para lanzar un fármaco importante a la venta en el país. Las limitaciones de presupuesto han resultado en escasos estudios y ensayos clínicos acerca del aumento de peso, señaló Ludwig. Un esfuerzo sostenido durante cinco años para dar a los estadounidenses pautas dietéticas para sus vidas tendría mejores resultados que urgirlos a “elegir un nivel apropiado de calorías para ayudar a lograr y mantener un peso corporal saludable”.

La industria de alimentos y bebidas ha estado más que dispuesta a ofrecer sus puntos de vista acerca de cómo mantener y perder peso, escribió el médico, mientras “ejerce presión contra las normas sensatas”, como gravar las bebidas azucaradas y limitar la publicidad dirigida a infantes con “productos probadamente insalubres”.

Ludwig resaltó que el tipo de investigación nutricional básica que se necesita para asesorar mejor a la gente con sobrepeso no beneficiará a ninguna compañía. Los aportes de la industria para la investigación nutricional plantean “graves preocupaciones por los conflictos de intereses”, añadió. Por ello, debe ser el gobierno federal quien financie más y mejor la investigación destinada a sustituir el mensaje de “las calorías consumidas deben ser iguales a las calorías gastadas”.

Más allá de eso, para el experto hay que impedir que el índice de muertes por obesidad aumente mientras avanza la investigación. El gobierno nacional debe poner fin a sus políticas agrícolas que apoyan la producción de maíz y trigo, y fomentar en su lugar la producción de proteínas de alta calidad, nueces, legumbres, frutas y vegetales, señaló. Esto podría hacer que los alimentos más nutritivos sean más accesibles y económicos mediante subsidios e impuestos. Las escuelas deberían obtener más dinero para ofrecer a los alumnos comidas más nutritivas. Y los niños, remarcó, “deben ser protegidos de la publicidad abusiva”.

Con estas acciones, concluye el artículo, se puede impedir que la obesidad haga vivir a los niños de hoy menos, y en peores condiciones de salud que sus padres.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

Anuncio