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Hay muchas señales de que estamos entrando en una nueva burbuja financiera

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Durante meses se ha ido acumulando la evidencia de que una burbuja económica se está creando en los Estados Unidos.

Esa no es una perspectiva feliz. En los mercados financieros, las burbujas no desaparecen en silencio.

La indicación más inquietante es un feroz aumento en los préstamos contra las tenencias de bonos y acciones. No estamos hablando de préstamos de margen, los cuales se utilizan para comprar los títulos y se limitan al 50% del valor de las tenencias de bonos y acciones de una persona.

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El verdadero aumento se ha dado en los préstamos basados en títulos o en los préstamos “sin propósito”, los cuales se utilizan para otras necesidades, o bien, para la diversión -- una segunda casa, un barco, unas vacaciones, etc. Estos préstamos están garantizados por los mismos títulos pero puede representan hasta el 95% de una cartera.

En una rueda de prensa realizada la semana pasada e informada por Business Insider, Mike Wilson, un ejecutivo de la división de gestión patrimonial de Morgan Stanley, advirtió que los “Consumidores se están sintiendo bastante bien y están empezando a gastar dinero otra vez, y están comenzando a hacer cosas tontas. Están empezando a pedir dinero prestado, están empezando a quizá comprar esa casa que no deberían o ese auto que no deberían”.

Eso es interesante, debido a que Morgan Stanley ha estado vendiendo agresivamente los préstamos sin propósito: el total de sus préstamos basados en títulos totalizaron $38 mil millones de dólares a finales del 2014, un incremento del 70% sobre los dos años anteriores de acuerdo a un análisis realizado por Paul Meyer de Securities Litigation and Consulting Group.

La idea que les presenta la compañía a los clientes tiene como título: “Invierte en tus sueños”. Entre esos sueños que la compañía coloca en las cabezas de los clientes están: “El restaurante que siempre quisiste abrir. Ese grado de licenciatura avanzado que finalmente tienes tiempo de hacer. La casa perfecta que no estará mucho tiempo en el mercado. Un Ferrari GTO de 1963, sólo porque si”.

Algunas de esas cosas sin duda van a ser “cosas tontas”, de acuerdo a las palabras de Wilson. Josh Brown de Ritholtz Wealth Management y el sitio web The Reformed Broker agrega: “Los consumidores realmente están haciendo cosas tontas. Y tienen bastante ayuda”.

Meyer señala que los préstamos basados en títulos son especialmente riesgosos -- para el prestatario. (Para el agente, es grandioso). Estos préstamos “crean graves conflictos de intereses, llenando al cliente con riesgos y posibles consecuencias a largo plazo que él o ella podrían no entender en su totalidad hasta que llegue el próximo mercado a la baja”.

Los prestatarios generalmente no son juzgados por su capacidad para pagar -- su calificación crediticia, su ingreso o sus gastos -- sino principalmente por el tamaño de su cartera. Como muestra la perorata de Morgan Stanley, los clientes son motivados a pedir préstamos con el propósito de consumir, en lugar de invertir. Los agentes son incentivados a través de comisiones más altas y bonos de dinero a poner a los clientes en estos préstamos.

Una cosa es comprar títulos en margen; la estrategia no es libre de riesgos pero los préstamos de margen tienen una amortiguación del 50% del valor del título subyacente, el cual limita el riesgo salvo en una grave recesión. El préstamo sin propósitos contra una cartera puede tener una amortiguación más pequeña, y en el caso de una recesión que impulse a los agentes a exigir el pago del préstamo, el dinero ya no está -- se gastó en ese restaurante, la casa, el GTO o las vacaciones.

La manera prudente de utilizar los títulos para financiar tales sueños, por supuesto, es venderlos y gastar los ingresos. En cambio, el pedir prestado contra estos títulos podría aumentar el dolor de una recesión para los clientes y para los mercados. Recuerden que el apalancamiento excesivo es lo que en realidad produjo el desastre inmobiliario hace algunos años -- los propietarios de casas habían pedido prestado contra su patrimonio y se gastaron el dinero, dejando ningún refugio al momento en que los precios de las viviendas empezaron a bajar.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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