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Explotación de pasantes extranjeros: Acusan al complejo Terranea Resort de violar la ley de trata de personas

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Unite Here Local 11 afirma que Terranea Resort reemplazó casi toda su plantilla de cocineros de nivel inicial con pasantes de países asiáticos.

Los pasantes de intercambio internacional Falak Rashid y su prometido, Wahid Rahman, estaban ansiosos de comenzar su año en el sur de California.

Terranea Resort se autodenomina un refugio de lujo de 102 acres en Palos Verdes, a sólo minutos del bullicio de Los Ángeles. La pareja, parte de un programa de pasantías culinarias, rotaría entre los ocho restaurantes del resort y aprendería a preparar platos de todo el mundo, convirtiéndose así en chefs capaces de abrir un restaurante internacional en su India natal.

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Pero en lugar de ello, Rashid, de 23 años, y Rahman, de 24, que gastaron un total combinado de $15,000 en pasajes aéreos, visas estadounidenses y tarifas de colocación, relataron que los pusieron a trabajar como chefs de nivel básico en una de las cocinas del complejo, donde no recibieron capacitación significativa y sufrieron condiciones de explotación.

La pareja se quedó menos de dos meses antes de decidir acabar con sus pérdidas y volar de regreso a Calcuta. Ambos habían dilapidado sus ahorros y acumulado $11,000 en deudas.

La semana pasada, Unite Here Local 11, que representa a los trabajadores hoteleros en el sur de California, presentó una queja ante el Departamento de Estado de los EE.UU. en nombre de Rashid y Rahman. La demanda alega que el complejo “reemplazó casi toda su plantilla de cocineros de nivel inicial” con pasantes de países asiáticos, como Filipinas, Malasia y la India, y contrató a cerca de 45 de ellos en sus diversas cocinas para 2017.

Unite Here afirma que el complejo engañó a los pasantes y violó las normas del Departamento de Estado para la visa J-1 de intercambio cultural y educativo, así como para la trata de personas y las leyes laborales. El sindicato busca el reembolso de los gastos de la pareja y una investigación del programa de pasantías de Terranea.

Llenar puestos con pasantes viola la disposición del programa de visas de no desplazar a los trabajadores estadounidenses, según la denuncia. Los pasantes realizan esencialmente las mismas tareas de rutina que los empleados normales, pero pagan grandes tarifas de colocación y no reciben aumentos o beneficios.

“Los trabajadores son vulnerables a la explotación porque su estatus migratorio en los Estados Unidos está ligado a su empleo continuo en el complejo”, señala la denuncia. Los defensores afirmaron que muchos trabajadores tienen miedo de hablar porque han gastado mucho dinero y necesitan el certificado de finalización para su currículum.

Jessie Burns, vocera del complejo, calificó las acusaciones de infundadas y dijo que Terranea ha ofrecido pasantías culinarias a través del programa de visas desde 2011. Más de 160 estudiantes han completado el programa anual, informó. “Estamos muy orgullosos de los alumnos a quienes hemos entrenado y que han iniciado su propio viaje culinario”, indicó en un correo electrónico. “Algunos de nuestros pasantes han abierto con éxito sus propios restaurantes y se han convertido en nuevos chefs y cocineros en otros centros turísticos”.

Rashid y Rahman se habían graduado recientemente de la escuela de cocina y buscaban tener más experiencia práctica antes de comenzar sus carreras. Una organización patrocinadora de visas, International Educational Exchange, les recomendó Terranea.

El complejo, valuado en $480 millones de dólares, es propiedad de Lowe Enterprises, con sede en Los Ángeles, y emplea a 1,200 personas. La propiedad cuenta con casi 600 habitaciones, cuatro piscinas con vista al mar, un spa y un campo de golf de nueve hoyos.

Durante una entrevista vía Skype, los gerentes describieron el programa como una oportunidad valiosa en la cual los pasantes aprenderían sobre todas las operaciones del complejo y una variedad de cocinas. La pareja fue seleccionada para el programa, cuya fecha de inicio fue el 15 de agosto.

Pero sus problemas comenzaron tan pronto como el avión aterrizó en Los Ángeles. A Rashid y Rahman les habían dicho que recibirían ayuda para encontrar un lugar donde vivir. Terminaron quedándose en un hotel por dos noches antes de hallar una habitación en un apartamento abarrotado, de dos dormitorios, que compartían junto con otros cuatro empleados de Terranea.

Burns afirmó que a los pasantes se les proporciona información sobre las opciones de vivienda temporal en el área y que los pasantes salientes, así como la agencia coordinadora, a menudo ayudan a quienes llegan a establecerse.

Los planes de colocación de pasantías de la pareja, firmados por un representante de International Educational Exchange y por dos gerentes de Terranea, especifican que los pasantes recibirían “supervisión y tutoría en el sitio” a través de actividades estructuradas, como capacitación en el aula, seminarios y rotaciones departamentales.

Los planes remarcan que Rashid y Rahman rotarían en fases desde la preparación de la cocina, a la carne y los mariscos, hasta las salsas. A ambos les prometieron actividades culturales diversas, como una gala de Año Nuevo y visitas a parques de diversiones.

Los gerentes de Terranea aseguraban que los participantes recibirían retroalimentación diaria y que los supervisores abordarían sus preguntas e inquietudes. Sus firmas certificaban que los pasantes no llenarían la necesidad de trabajadores.

En su primer día de trabajo, con un salario de $14.50 por hora, a Rashid le indicaron que mirara un video de 30 minutos sobre seguridad con cuchillos y leyera un libro de procedimientos de seguridad y un resumen de recetas. Luego, inmediatamente la pusieron a trabajar en la cocina responsable de las comidas del servicio de habitaciones.

Un compañero pasante le mostró cómo hacer pan sin levadura y luego la dejó sola. También le dijo que tendría que aprender rápidamente porque se quedaría a cargo de abrir y cerrar la cocina en su segunda semana.

“Estoy aquí para aprender”, recordó que le dijo. “No pueden dejar a un pasante solo, a cargo de estas cosas”.

La pareja detalló que sus trabajos consistían en limpiar, cortar vegetales y hacer sándwiches, hamburguesas, ensaladas y pizzas. Relataron, además, que fueron reprendidos por el chef en varias ocasiones. También tuvieron que comprar sus propios cuchillos, termómetros y zapatos.

La queja de Unite Here remarca que la conducta de Terranea parece violar la Ley de Reautorización de Protección de Víctimas de Tráfico, que prohíbe reclutar o contratar fraudulentamente a una persona fuera de los EE.UU. para un empleo en este país bajo falsos pretextos.

“Este no es un caso típico de tráfico”, aseguró el abogado Jeremy Blasi, “pero hay elementos de la ley que están destinados a proteger a los trabajadores de este tipo de abusos”.

El cocinero principal, Freddy Lovato, de 45 años, notó cuando los pasantes comenzaron a ocupar puestos de cocinero de nivel inicial a tiempo completo. Ahora, estima que los pasantes llenan al menos el 60% de esos puestos en general.

Lovato trabaja en la cocina del servicio de habitaciones, donde conoció a Rashid y Rahman. Tiene 20 años de experiencia en la industria y ha trabajado en Terranea desde su apertura, en 2009.

El hombre indicó que la falta de experiencia y entrenamiento de los pasantes puede hacer su trabajo más difícil, especialmente porque se van justo cuando están mejorando. “Los entrenamos rápido porque también tenemos nuestros propios deberes”, relató.

Hartos del tema, Rashid y Rahman decidieron irse. Enviaron un correo electrónico a su organización patrocinadora y volaron a casa el 2 de octubre.

Ahora, Rahman trabaja para una empresa de planificación de bodas donde gana $500 por mes. Recientemente vendió su Honda para hacer un pago del préstamo.

“Quería aprender sobre la cocina, la cultura, la hospitalidad y la forma de cocinar”, dijo. “Pero estábamos atrapados en un lugar donde sólo nos decían que hiciéramos pizza, pan sin levadura, ensaladas y sándwiches”.

Esta no es la primera queja contra Terranea. Los trabajadores demandaron al hotel en octubre, por una disputa salarial y acusaciones de que se les negaban las comidas y los descansos.

La demanda afirma que Terranea tampoco reembolsa a algunos empleados de cocina por el equipo. Si el tribunal lo aprueba, el pleito podría convertirse en una demanda colectiva, que represente a unos 600 empleados en el complejo.

Terranea fue objeto de otra demanda colectiva en 2011, que sostenía que el complejo no pagaba horas extras y los salarios mínimos que exige la ley. La demanda se resolvió cuando el complejo acordó pagar $1.1 millones a los trabajadores y cubrir los honorarios de abogados.

Jon Tuason, de 30 años, participó en la pasantía en Terranea en 2015, después de que la compañía reclutó estudiantes en su escuela culinaria en Filipinas. Tuason es ciudadano de los Estados Unidos pero creció en ese país asiático.

Al igual que Rashid y Rahman, Tuason y otros dos pasantes llegaron sin saber cómo dirigirse al complejo o encontrar alojamiento. Sus primeros días en el trabajo consistieron en llenar pequeños frascos con aceite.

“Me sentía como una máquina de fabricación”, expresó. “Sabía que iba a ser un trabajo duro, estaba preparado para eso. Pero al menos esperaba aprender algo”.

Tuason relató que se quedó en la cocina del servicio de habitaciones durante unos cinco meses antes de que le permitieran trasladarse a la cocina fría, donde preparó ensaladas y pelaba frutas durante el resto de su pasantía.

Hacia el final de su año en Terranea, Tuason comprendió que nunca obtendría el aprendizaje estructurado para el cual se había inscrito. Pese a todo, decidió sostener la situación, pensando que no recuperaría su dinero y que se sentía demasiado intimidado para quejarse. Ahora trabaja en Bottega Louie, en el centro de Los Ángeles, en servicios para huéspedes.

Antes de irse, los gerentes de Terranea le pidieron que fuera parte de una presentación de video que usarían para reclutar más pasantes de Filipinas. El joven sonrió para la cámara y habló de lo divertido que es vivir y trabajar en el Estado Dorado. “Esa idea emociona a los pasantes”, dijo. “La sensación de estar en California, eso es lo que los impulsa a venir aquí”. Pero finalmente, venimos para ayudar a Terranea a ahorrar dinero”.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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