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Exestudiantes relatan décadas de un comportamiento perturbador por parte de un ginecólogo de USC

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Cuando Chelsea Wu ingresó a la sala de exámenes del Dr. George Tyndall, en la clínica de salud estudiantil de la USC, tenía 19 años y, según sus propias palabras, era “ingenua”. La estudiante de segundo año nunca había visto a un médico sin tener a sus padres al lado y nunca había visitado a un ginecólogo.

“Confiaba ciegamente en los médicos. Seguía casi todo lo que decían”, recuerda Wu.

Durante la cita del 2016, Tyndall le hizo preguntas inquisitivas sobre su vida sexual, mostró un interés prolongado en su herencia china e hizo comentarios sobre el tono de su músculo pélvico mientras empujaba sus dedos dentro de ella, relató Wu.

Sin embargo, Wu le restó importancia a la experiencia hasta que leyó el artículo de Los Ángeles Times, el 15 de mayo, donde se detalla cómo la universidad recibió años de informes sobre el comportamiento inapropiado de Tyndall antes de obligarlo a renunciar, el verano pasado.

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“Pensé que era normal. Al ser tan joven, no tenía un marco de referencia sobre lo que era aceptable”, aseveró Wu, quien recibió una licenciatura en 2017 y asistirá a la Facultad de Derecho Gould, de USC, en el otoño.

A medida que las revelaciones sobre Tyndall repercutían en la comunidad de USC, una generación de alumnas lidiaba con la noticia de que el médico que fue el único ginecólogo a tiempo completo en la clínica del campus durante casi 30 años, ahora está acusado de mala conducta en serie. Las mujeres que asistieron a USC desde la década de 1990 en adelante, a menudo reevaluaban sus citas con Tyndall o las cancelaban. Los Ángeles Times habló con más de una docena de exalumnas.

“Todas mis amigas, tuvieron contacto con él”, narró Ariel Sobel, graduada en 2017, quien vio a Tyndall tres veces, a partir de sus 18 años. “Todas estamos tratando de descubrir si nos han maltratado”.

Tyndall, a quien no se pudo contactar para hacer comentarios el miércoles, negó haber actuado mal y dijo que sus exámenes eran apropiados y exhaustivos.

Las estudiantes actuales y anteriores compartieron recuerdos acerca del ginecólogo en llamadas telefónicas, textos grupales y redes sociales. Algunas volvieron a estudiar minuciosamente sus registros médicos.

Una abogada que estudió en USC desde mediados de la década de 1990 hasta principios de la década de 2000, detalló que veía a Tyndall unas tres veces al año mientras estudiaba allí. La mujer habló bajo condición de anonimato y dijo que el médico, su primer ginecólogo habitual, solía hacer comentarios lascivos.

Durante los exámenes de los senos, comentaba sobre el atractivo de su esbelto cuerpo, le apretó los pezones y la comparó favorablemente con su esposa, quien también es asiática.

“Me decía ‘tienes unos pechos grandes”, relató. “Decía: ‘No todas las asiáticas tienen pechos grandes y bonitos’”.

Otra graduada, una mujer de 27 años que trabaja en agencias del orden, narró que tenía 19 años cuando vio a Tyndall durante su primera cita de ginecología. El médico le indicó que se acostara en la mesa de examen y le dijo que colocaría sus dedos dentro de ella para poder asegurarse de que el espéculo se ajustara. Puso uno dedo, luego dos. En un momento comentó: “Serás muy buena para el sexo”, recordó.

Cuando él puso un tercer dedo en su interior, la joven miró a la enfermera que estaba en la habitación. “Ella hizo contacto visual conmigo, y me miró con remordimiento”, narró. La enfermera luego se dio vuelta.

“He consultado con muchos ginecólogos y ninguno ha hecho esto”, aseguró la mujer, quien también habló con The Times en forma anónima.

Después de leer el artículo de este periódico, dijo, llamó a su novio y lloró.

“Me sentí avergonzada de haber dejado que eso me sucediera”, confesó. “Más que nada, me sentí enojada con USC por permitir que eso ocurriera”.

La mujer fue una de las 85 personas que contactaron una línea telefónica especial y un sitio web que la universidad estableció esta semana para presentar quejas sobre el exginecólogo. “Cada denuncia, ya sea identificada o anónima, se abordará cuidadosamente de forma individual para ser derivada y dar la respuesta apropiada”, indicó una portavoz de la universidad.

El presidente de USC C.L., Max Nikias, emitió una disculpa pública el martes, señalando que sus dos hijas asistieron a la universidad y calificando la conducta de Tyndall como “una vergonzosa traición a nuestros valores”.

La institución afirmó el miércoles que Nikias se enteró de las quejas contra Tyndall a fines del otoño pasado, meses después de que el médico renunciara como parte de un trato secreto que incluyó un pago monetario.

Algunas estudiantes y exalumnas descartaron la disculpa de Nikias, señalando los recientes escándalos de USC que involucraron al exdecano de la facultad de medicina, quien consumía metanfetamina y otras drogas, y a otros administradores.

“Son solo palabras. Las estudiantes ya se han visto afectadas”, expresó Rose Martínez, de 19 años. “Me frustra no poder confiar en el centro de salud. Es uno de los recursos más importantes para los alumnos”.

El segundo al mando de la universidad, el preboste Michael Quick, se reunió con el personal del Centro de Salud para Estudiantes Engemann, el miércoles por la mañana. Más tarde, en un discurso en el campus para periodistas de educación, no mencionó a Tyndall por su nombre, pero definió al asunto como “muy inquietante” y aseveró: ”Estamos lidiando con eso”.

Entre los problemas que enfrentan USC y Tyndall se encuentra el escrutinio de la Junta Médica de California, la agencia responsable de proteger al público de los médicos problemáticos. La USC sostiene que no tenía la obligación legal de informar a esa organización sobre la partida de Tyndall, pero también reconoció que, “en retrospectiva”, la universidad debería haber presentado una denuncia. La universidad presentó un informe tardío en marzo.

“Puedo decir que estamos observando de cerca esta historia y todo lo que surgió en ella”, aseguró el portavoz de la junta médica Carlos Villatoro.

Algunas de las acusaciones más graves contra Tyndall se refieren a su uso de los dedos al comienzo de los exámenes pélvicos. Las testigos relataron a The Times que el médico insertaba rutinariamente un dedo y luego un segundo en las pacientes, después de expresar su preocupación de que el espéculo pudiera no encajar. Mientras hablaba, dijeron, movía sus dedos hacia adentro y afuera, y hacía comentarios sobre la rigidez de los músculos vaginales, al estilo ‘Dios mío, qué músculo tenso tienes. Debes ser una corredora’.

En entrevistas recientes con The Times, Tyndall, de 71 años, defendió su uso rutinario de los dedos al comienzo del examen pélvico, diciendo que cumplía propósitos médicos legítimos y afirmó que algunos de sus comentarios fueron malinterpretados.

Una investigación interna de USC determinó que el comportamiento de Tyndall durante los exámenes pélvicos estaba fuera de los límites de la práctica médica actual y equivalía al acoso sexual de las estudiantes.

Muchas expacientes relataron que Tyndall hacía comentarios durante las consultas médicas, que variaban entre lo extraño hasta lo asombroso.

Kastalia Medrano, quien se licenció en 2013, narró que Tyndall pasó de discutir su salud sexual a recomendarle que visitara una tienda de productos sexuales o sex shop, que conocía.

“Me describió diferentes tipos de consoladores que podía comprar. Realmente hizo hincapié en los que se veían más humanos, más realistas. Recuerdo que dijo ‘venoso’”, recordó.

Medrano reconoció que el momento fue incómodo, pero “simplemente lo borré de mi mente”.

La exestudiante de doctorado Sahra Sulaiman contó que cuando le comentó acerca de los fibromas durante una cita, a mediados de la década de 2000, Tyndall abrió uno de los cajones de su escritorio y sacó una copia de la revista Cosmopolitan.

“Tyndall me dijo: ‘¿Quieres leer este artículo de Cosmo para detener tu período para siempre?’”, recordó Sulaiman, ahora una periodista en Los Ángeles.

La joven quedó boquiabierta: “Yo pensaba ‘¿Es usted médico? ¿Es así como obtiene su información médica?’”.

Sulaiman se quejó acerca de Tyndall ante una ginecóloga de tiempo parcial de la clínica, quien fue “comprensiva” y le dijo que había recibido otras protestas.

La actual estudiante de posgrado Chia-An Wen narró que, durante una cita hace tres años, Tyndall le preguntó con qué frecuencia tenía relaciones sexuales anales y orales con su novio.

“Sentí que me ardía la cara cuando me preguntó”, recordó. “Me desconcertó y me sentí confundida por lo que preguntaba. Sentí que, porque era un médico, debía responderle”.

Sus colegas le dijeron a The Times que Tyndall parecía preferir a las estudiantes chinas. Wu, la recién graduada que consultó a Tyndall cuando tenía 19 años, detalló que el galeno le dijo que tenía muchas pacientes chinas que habían acudido a él sin saber mucho sobre el sexo.

Una vez sacó un mapa de China, solicitó su opinión sobre las traducciones al inglés en el mapa y le pidió más información sobre el país. “Se tomó 15 o 20 minutos más de tiempo que para mi examen pélvico”, contó Wu. “No entendía por qué le estaba explicando esto a mi médico, porque no guardaba ninguna relación con mi salud”.

Para leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

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