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Este ministro de Oceanside que apoyó a Trump se enfrenta a su deportación

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Jorge Ramírez, un ministro de Oceanside e inmigrante indocumentado, nunca pensó que terminaría él mismo en la fila para las deportaciones cuando animó a su hija, una ciudadana estadounidense, a votar por el ahora presidente Trump.

En una entrevista en el Centro de Detención de Otay Mesa, Ramírez -quien afirmó tener creencias religiosas conservadoras y se considera republicano- relató que agentes de la Patrulla Fronteriza lo detuvieron después de merodear su casa, una mañana de mayo último.

Ramírez no sabe por qué fue blanco de un pedido de expulsión de los EE.UU. El gobierno de Trump aseguró que se concentraría en inmigrantes con antecedentes penales y en aquellos cuya remoción del país había sido ordenada previamente; dos categorías a las cuales Ramírez no pertenece.

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“Trump afirmó: ‘Dejemos a toda la buena gente aquí, y quitemos a toda la mala’”, recordó Ramírez. “Eso es muy bueno, pero yo estoy aquí ahora”, afirmó, acerca de su detención. “No creo ser la mejor persona del mundo, pero siempre he intentado tener una buena vida”.

El hombre apoya la agenda republicana en cuanto a temas fiscales y sociales, y aseguró que, pese a todo, sigue respaldando a Trump. “No estoy a favor de todo lo que ha dicho de los inmigrantes, pero la gente mala no debe estar aquí”, manifestó. “Para poder hacer grande al país nuevamente hay que contar con gente que contribuya”. Incluso, afirmó, antes de las elecciones animó a su hija menor a unirse como voluntaria a la campaña del Darrell Issa (R-Vista).

Ramírez llegó a los EE.UU. con su familia cuando tenía 11 años de edad, y fue criado en el condado de San Diego. En la preparatoria se unió al Cuerpo de Entrenamiento de los Jefes de la Reserva Juvenil para la Marina, y cuando comenzó la Guerra del Golfo intentó alistarse. Los militares no lo aceptaron debido a su estatus migratorio, explicó. “Defiendo a este país absolutamente”, aseguró. “Ése es el espíritu estadounidense; se mete en ti”.

Cuando trabajaba como técnico de televisión por cable, a menudo concurría a Camp Pendleton y siempre intentaba demostrar a los marinos que se encontraba agradecido de brindarles un servicio. “Ellos sacrifican mucho por la libertad y por nosotros”, dijo.

El problema que ahora tiene con la implementación de las políticas inmigratorias, manifestó, es que ha visto a buenas personas detenidas. “Pensar que encierran aquí a personas que no lo merecen me pone triste”, sostuvo.

Ramírez piensa que su detención en un centro para inmigrantes es parte del plan que Dios tiene para él. Por eso, poco antes de ser arrestado por la Patrulla Fronteriza, rezaba por la resolución de su estado migratorio.

Dentro del lugar, ha aconsejado y apoyado a otros detenidos, con un mensaje de esperanza y amor, explicó. Ramírez ha pasado toda su vida como parte de la Iglesia Apostólica, donde es ministro de música.

Este jueves, el hombre esperaba ser puesto en libertad bajo fianza durante una audiencia en la corte de inmigración. Sus tres hijos, todos estadounidenses, lo acompañaron junto con Juan Hernández, el pastor de su iglesia. Todos rezaron en la sala de espera. Su abogado, Rubén Salazar, se siente confiado acerca del potencial de Ramírez para ser puesto en libertad condicional y para evitar su deportación cuando presente su caso completo, en los tribunales. “Él es el tipo de inmigrante que los EE.UU. quieren tener”, afirmó el letrado.

Mientras la familia era acompañada al interior de la corte, el juez David Anderson le dijo a Salazar que necesitaba más tiempo para leer las 210 páginas que había presentado para demostrar los lazos de Ramírez con su comunidad. Entre ellas hay varias cartas de apoyo, registros de declaraciones de impuestos, logros escolares y premios que sus hijos ganaron. Anderson reprogramó la audiencia para agosto, y Ramírez deberá pasar al menos otras seis semanas detenido.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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