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El tema de los bebes ancla en la frontera, es más complicado de explicar

El Dr. Rolando Guerrero revisa a Crystal, una mujer mexicana a quien se le realizó una cesárea de emergencia el día anterior en el Memorial Hospital del Condado de Starr en Río Grande City, Texas.

El Dr. Rolando Guerrero revisa a Crystal, una mujer mexicana a quien se le realizó una cesárea de emergencia el día anterior en el Memorial Hospital del Condado de Starr en Río Grande City, Texas.

((Molly Hennessy-Fiske / Los Angeles Times)
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La madre llegó al hospital la semana pasada necesitando una cesárea de emergencia, diciendo que había cruzado la frontera para realizar un mandado en la ciudad, no para que su bebé naciera como ciudadano americano.

Le aseguró al doctor que llegó al hospital “porque [ella] estaba aquí”.

El Dr. Rolando Guerrero escuchó con escepticismo. “Siempre tienen una historia”, dijo después de recibir al bebé de 8 libras, llamado Dylan.

Los médicos en el Hospital Memorial del Condado de Starr atienden cerca de 30 partos al mes, incluyendo aquellos partos de madres que se encuentran en el país ilegalmente, dijeron los funcionarios del hospital. En este condado, localizado en el corazón del empobrecido Valle del Río Grande, los llamados bebés ancla han nacido durante décadas, algunos de mujeres que ya se han asentado en Texas, otros de aquellas mujeres que cruzaron el río expresamente para dar a luz en suelo estadounidense.

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“Hace unos seis meses atendía a una mujer que literalmente estaba aún húmeda del río”, dijo Guerrero.

A veces las mujeres mexicanas embarazadas llegan al cercano puente de la frontera. “Encuentran a un agente de la patrulla fronteriza en la orilla del rio y dicen, ‘necesito ayuda’ porque saben que van a recibir el cuidado”, dijo el Dr. Javier “Jake” Margo Jr., presidente de la sociedad médica local. “Es una presión sobre los médicos y los hospitales más pequeños”.

El fenómeno se ha convertido en el centro de atención de la batalla presidencial republicana, con Jeb Bush y Donald Trump cuestionando los motivos de las madres inmigrantes que dan a luz después de viajar a los Estados Unidos. Y algunos residentes se quejan de que los niños son una pérdida en los servicios sociales respaldados por los contribuyentes.

Pero aquí, la cuestión no es tan en blanco y negro. Muchas familias tienen parientes dispersos en ambos lados de la frontera y las personas a menudo viven y trabajan en ambos lados.

“Son parte de nuestra comunidad”, dijo Guerrero de las madres embarazadas que atiende.

El Hospital Memorial del Condado de Starr es un modesto edificio de ladrillo rojo y gris con 44 camas, una clínica familiar y una sala de emergencia, financiado por los contribuyentes a través de un distrito hospitalario.

No está claro cuántas madres mexicanas vienen a dar a luz a sus bebés o el costo de su cuidado.

“Sí vienen a propósito”, dice Thalía Muñoz, directora ejecutiva del Starr County Memorial. “Tenemos que absorber los costos... Es un problema persistente. Es un hecho: vienen aquí por el bebé ancla, vienen por los beneficios”.

Los médicos no preguntan si los pacientes están en el país legalmente, aunque sí les piden a las mujeres embarazadas que proporcionen una dirección local, en parte porque están obligados por la ley estatal a realizarles exámenes a los recién nacidos para detectar enfermedades genéticas y darle seguimiento al caso. “La mayoría sí cuenta con una dirección. Si es una dirección real o no, quién sabe”, dijo Guerrero.

Las mujeres embarazadas que viven en Texas -- residentes legales o no -- califican para un programa estatal de atención prenatal. Si las madres no pueden pagar el parto, Medicaid les paga a los médicos y al hospital una porción del costo.

Después del parto, las madres que carecen de documentación no califican para Medicaid, pero sus bebés generalmente sí lo hacen, dicen los médicos.

Los pagos que realiza Medicaid a los médicos aquí han disminuido a la mitad en la última década, dicen -- a cerca de $550 por un parto vaginal; $600 para una cesárea. Medicaid compensa al hospital con alrededor de 40 centavos de dólar, dijo el director financiero Rafael Olivares.

Como resultado, el hospital paga la mayor parte del costo del cuidado de las personas que se encuentran en el país de forma ilegal.

Los hospitales del Valle del Río Grande reportaron más de $131 millones de dólares en facturas médicas no cobradas a partir del 2013, el año con información más reciente disponible, de acuerdo con la Asociación de Hospitales de Texas. No calculan cuánto de eso es para las personas que se encuentran en el país ilegalmente.

Margo señaló un mapa en su computadora de la oficina que mostraba el Río Grande, el cual se encuentra al otro lado de la autopista cercana.

Cuando la violencia de las pandillas y de los carteles mexicanos de las drogas se aumentó través de la frontera hace una década, podía oír los disparos de armas automáticas desde su casa. Las mujeres embarazadas llegaban al puente durante la noche, quejándose de que no podía encontrar a un médico dispuesto a verlas después de horas debido a la violencia.

“Esos técnicamente no eran bebés ancla — intentaron dar a luz ahí”, dijo Margo.

Los médicos dijeron que observaron una menor cantidad de mujeres llegando a dar a luz a sus bebés después de que el verano pasado los funcionarios de Texas ordenaron una ola de oficiales de aplicación de la ley y tropas de la Guardia Nacional a la frontera, en respuesta a la afluencia de inmigrantes centroamericanos. En lugar de los disparos durante la noche, Margo escuchaba los helicópteros de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza y del Departamento de Seguridad Pública de los Estados Unidos.

Pero desde entonces, “lentamente, ha ido aumentando”, dijo Guerrero.

Muchas de las mujeres que él y otros médicos atienden son pobres, pero otras no lo son, y algunas han cruzado la frontera legalmente. Profesionistas de México — médicos, dentistas y estudiantes de postgrado -- programan cesáreas en un hospital de Estados Unidos, pagando por los servicios, algunas veces en efectivo, dijeron los médicos.

Guerrero recordó a una dentista mexicana que cruzó la frontera para que su parto fuera pagado por Medicaid, al cual ella calificó porque nació en los Estados Unidos. “Debería haber pagado por ello. Trabajas para ganarte la vivir, tienes el dinero. Supongo que va con el carácter”, dijo.

La batalla política sobre los bebés ancla se ha hecho más intensa. En mayo, un grupo de padres inmigrantes que se encontraban ilegalmente en el Valle del Río Grande presentaron una demanda federal en contra de los funcionarios de Texas que según alegan les negaron los certificados de nacimiento a sus hijos nacidos en Estados Unidos. La demanda está pendiente.

En Starr County Memorial, la mayoría de las madres que los médicos atienden no cruzan intencionadamente para dar a luz, dijeron -- ya estaban viviendo en el lado estadounidense de la frontera con familias con diferentes estatus migratorio. “Tengo familias donde he recibido a tres o cuatro” bebés nacidos en los Estados Unidos, dijo Guerrero.

Para los estadounidenses de origen mexicano que viven en la región, muchos con familiares en ambos lados de la frontera, el fenómeno crea sentimientos mixtos -- simpatía pero también resentimiento de las personas que creen se están aprovechando del sistema.

Guerrero creció trabajando en una tortillería y almacén de embalaje de productos. Ha trabajado en el hospital durante 15 años. Su colega Margo ha trabajado aquí durante 11 años. Ambos dicen que se han quedado porque están dedicados a la comunidad. Ambos son hijos de la cuarta generación de familias de Tejanos quienes vivieron aquí cuando era parte de México. No cruzaron la frontera – la frontera los cruzo a ellos.

Asistieron a la escuela con niños nacidos en los Estados Unidos cuyos padres vivieron en México y pidieron solamente un beneficio del gobierno de Estados Unidos: La educación de sus hijos. “Así es como solía ser. Estaban ahí y no estaban sacando provecho”, dijo Guerrero.

Pero a lo largo de las décadas, los beneficios del gobierno se aumentaron para los niños nacidos en Estados Unidos, incluyendo Medicaid, el programa para mujeres, bebés y niños, y las estampillas de alimentos. Después de que Guerrero recibió a Dylan, su madre obtuvo fórmula en el hospital proporcionada por WIC.

Ambos médicos dicen que les gustaría ver a la frontera mejor asegurada, aunque Guerrero señaló que el deportar a las familias que ya viven en el lado de Texas conduciría probablemente a “agitaciones” y “animosidad”.

Nada sobre la frontera es tan simple como parece.

Cuando Guerrero fue a revisar a la madre de Dylan -- quien pidió ser identificada sólo por su nombre, Crystal -- repitió la historia de cómo terminó dando a luz accidentalmente en los Estados Unidos

Había dejado a sus hijos con su marido, quien trabaja legalmente en Texas. Crystal, de 32 años de edad, tenía la intención de conducir al este sobre el lado estadounidense de la frontera -- como muchas personas lo hacen para evitar las peligrosas carreteras mexicanas frecuentadas por los contrabandistas -- antes de cruzar a ver a un doctor en Reynosa. Tenía sus documentos médicos consigo. El nacimiento de su bebé en los Estados Unidos no fue intencional, dijo.

El médico -- originalmente escéptico -- le creyó.

El asegurar la frontera, dijo Guerrero, es “más importante que los bebés ancla. El problema es más complejo”.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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