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Cada vez mas evidencias de que El Niño nos traerá intensas lluvias este invierno

La nieve forma un telón de fondo para el espectacular anuncio de Hollywood después de la tormenta de El Niño en 1998.

La nieve forma un telón de fondo para el espectacular anuncio de Hollywood después de la tormenta de El Niño en 1998.

(Ken Lubas / Los Angeles Times)
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Todo comenzó en octubre de 1997 en México, cuando un huracán alimentado por El Niño se estrelló contra Acapulco, causando inundaciones masivas y cientos de muertes.

Unas semanas más tarde, lluvia comenzó a llegar con fuerza al condado de Orange. Luego, en diciembre, en el curso de apenas 24 horas, los cielos se abrieron en el condado de Orange en lo que los meteorólogos describieron entonces como el más intenso diluvio en un solo día de lluvia, en más de un siglo.

En algunas partes del sur del condado de Orange cayeron más de 7 pulgadas de lluvia en un solo día. Los parques de casas móviles en Huntington Beach se inundaron. Los rescatistas se vieron obligados a utilizar botes inflables y un catamarán para sacar a los residentes. Los deslizamientos de tierra destruyeron casas situadas en las laderas. Las carreteras principales quedaron intransitables por los escombros.

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Y eso fue sólo el principio. Las lluvias alimentadas por el Niño comenzaron a castigar a Los Ángeles en enero, intensificándose. En los siguientes próximos meses, una incesante cadena de tormentas causó estragos, deslavando los caminos y vías del ferrocarril, desbordando e inundando los canales de control, causando 17 muertos y más de la mitad de 1 billón de dólares en daños en California. El número de víctimas fue aun peor en México, ya que Tijuana y otras ciudades enfrentaron inundaciones paralizantes.

La importancia de las tormentas de 1997-98 ahora está entrando en un plano más claro, mientras que los científicos esperan que el siguiente El Niño se refuerce y caiga sobre el sur de California con saña.

El fenómeno meteorológico en el Pacífico tiene el potencial para convertirse en uno de los más intensos en record, a medida que las oleadas de aguas calientes salen del océano hacia las Américas, estableciendo un patrón atmosférico que podría traer este invierno tormentas que se ven solo una vez en cada generación a la reseca y sedienta California.

Mientras que California toma sus recaudos para prepararse, aquí les presentamos una guía para entender el próximo gran El Niño.

¿Cuál fue el peor momento durante El Niño de 1997-98 en el sur de California?

Fue en febrero de 1998. Con 13,68 pulgadas de lluvia en el centro de Los Ángeles ese mes — equivalente a casi un año de lluvia, fue el febrero más lluvioso del que se tenga registro para L.A. desde que se comenzó a llevar la cuenta hace más de 130 años, dijo Bill Patzert, climatólogo para el laboratorio de propulsión a chorro de la NASA en La Cañada Flintridge.

Algunos de los peores daños y muchas de las muertes se registraron a finales de mes, cuando la tierra ya se había saturado y no podía absorber más agua.

La última tormenta del mes mató a por lo menos media docena de personas en toda la región. Dos oficiales de la patrulla de caminos de California murieron en el condado San Luis Obispo después de que su automóvil cayera en una depresión, un hoyo enorme en el camino formado por un río que erosionó la carretera. Dos jóvenes de 19 años de edad, estudiantes de Pomona College, murieron cuando se dirigían a clase y un árbol de eucalipto se estrelló contra su vehículo deportivo.

La misma tormenta también protagonizó un devastador deslizamiento de tierra en casas de Laguna Beach. Glenn Alan Flook, un espigado y atlético joven de 25 años de edad, se había refugiado en la casa de un vecino cuando ésta fue asaltada por el lodo. Él fue lanzado a través de una ventana de la habitación al derrumbarse la casa; su cuerpo se encontró atrapado debajo de una casa móvil 50 yardas más abajo.

Realmente hubo sólo unas pocas tormentas en ese mes, ninguna de las cuales fue históricamente grande. Pero poniéndolas todas juntas, durante un período tan pequeño de tiempo, fueron devastadoras.

“Solo en ese febrero de 1998, tuvimos cuatro tormentas grandes y dos pequeñas y nos dejó el equivalente de casi un año de lluvia en únicamente un mes”, recordó Patzert. “De modo que febrero se veía como algo que debía haber sido repartido a lo largo del invierno entero”.

“Las cosas se saturan” explico él, “y el suelo no puede absorber más”.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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