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La Línea Expo no tiene suficientes vagones para su creciente caudal de pasajeros

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Antes de que las puertas se abran, dejando entrar una ráfaga de aire caliente y veraniego, los usuarios de la Línea Expo del Metro en la estación Farmdale, en West Adams, ya habían retrocedido del borde de la plataforma, moviendo sus cabezas en señal de desaprobación.

El tren, repleto de pasajeros en el regreso a casa, se alejó sin que nadie más pudiera abordarlo. “Me encanta esta opción, pero no creo que pueda seguir tolerando esto”, señaló Cindy Rodriguez, de 38 años de edad, quien había permanecido al sol durante media hora mientras veía cómo dos trenes llenos pasaban de largo. “Al menos se puede viajar en el autobús”.

Dos meses después del debut del servicio de tren ligero a Santa Mónica queda claro que la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA) no tiene suficientes vagones para acomodar al creciente caudal de pasajeros de la Línea Expo.

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Un retraso de años en la adquisición de coches para varias de las nuevas líneas dejó a Metro imposibilitado para cumplir con la demanda. Si las autoridades pudieran alargar los trenes sin vagones extra, “no estaríamos teniendo esta conversación”, aseguró Jim Gallagher, jefe de operaciones.

Los pasajeros más experimentados -y también los novatos- se quejan de que los vagones están tan colmados durante las horas pico que no hay espacio para las bicicletas, las sillas de ruedas y, en algunas estaciones, siquiera para los pasajeros. Es normal que, de vez en cuando, llegue un tren muy lleno, sostienen. Pero la espera de 12 minutos entre cada uno exacerba aún más el problema.

Los viajes entre semana en la Línea Expo han aumentado en un 50 por ciento desde que ésta llegó a Santa Mónica y eclipsó el rendimiento de otras rutas durante sus primeros meses de funcionamiento; un resultado fuerte pero no del todo sorprendente para una línea que ayuda a evitar la congestión vehicular en el lado oeste.

En junio último, las 11.5 millas de la Línea Expo observaron casi tantos viajes como la Línea Dorada, dos veces más extensa. “Es muy bueno contar con muchos pasajeros”, afirmó Gallagher. “Si hubiéramos tenido otros diez vagones o más hace unos meses, habría sido estupendo”.

La crisis comenzó en 2008, cuando os votantes del condado de Los Ángeles aprobaron el incremento de medio centavo en los impuestos a las ventas para financiar la construcción de cerca de 30 millas de tren ligero, y la adquisición de cientos de nuevos vagones.

Las autoridades de Metro consideraron la compra de 100 vehículos extra a una compañía italiana que ya estaba construyendo 50 para el sistema local. Pero los primeros coches de AnsaldoBreda llegaron con años de retraso y casi tres toneladas de sobrepeso.

Durante meses de luchas políticas, Metro otorgó el contrato a AnsaldoBreda, pero después el acuerdo se desplomó. Las autoridades, finalmente, optaron por contratar otra empresa, lo cual pospuso significativamente la entrega de los vehículos.

Cuando, en 2012, Metro firmó el contrato de $900 millones con Kinkisharyo International, con sede en Osaka, por la construcción de 235 nuevos vehículos, el director ejecutivo de la agencia advirtió que “los últimos dos años consumieron lo que teníamos”.

Kinkisharyo entregó el primer reluciente coche, amarillo y plateado, con una velocidad que impresionó a los funcionarios de Metro. De todas formas, señalaron, tomó varios meses a la compañía lograr el suministro de un vehículo por semana. “No es algo inusual para una serie de vagones”, dijo Gallagher. “Pueden estar un poco demorados, pero tienen la producción bastante bien establecida”.

Las pruebas de los nuevos vehículos también tomaron más tiempo de lo planeado. Metro recibió hasta ahora 41 coches de Kinkisharyo y está aún probando 13, algunos de los cuales “no se comportan como deberían”, informó Gallagher.

La Línea Expo opera trenes de dos y tres vagones, que llegan cada 12 minutos durante el día y cada 20 minutos después de las 8 p.m. Para diciembre, Metro debería haber recibido y aprobado suficientes vehículos como para funcionar con un tren de dos vagones cada seis minutos, afirmaron sus autoridades.

La longitud de los andenes normalmente impide el funcionamiento de trenes con más de tres vagones. No obstante, autoridades de la agencia manifestaron en documentos contractuales que esperan poner en funcionamiento trenes con tres vagones cada seis minutos para el próximo año, o para 2018.

De manera más inmediata, el hacinamiento en la Línea Expo debería cesar gradualmente durante este año, a medida que se pongan en servicio más vagones. Mientras tanto, los pasajeros deberán adaptarse a los trenes repletos. “No somos Amtrak ni somos una aerolínea”, aclararon las autoridades en un blog, a comienzos de este año. “Queremos un tren que transporte a más personas que lo que marca el número de asientos”.

En tanto, los usuarios deben intentar mantener la educación en los trenes, y cualquier persona que lleve una bicicleta debe permanecer en el área especialmente designada para ello o esperar el siguiente vehículo, indicó Pauletta Tonilas, vocera de la agencia. Pero los frustrados pasajeros afirman que los trenes están tan colmados que quedarse afuera es cada vez más usual, particularmente en estaciones que se encuentran en el medio del recorrido. A otros les preocupa que unos pocos trayectos particularmente desagradables de la Línea Expo influyan en los futuros pasajeros, desalentándolos.

Jessica Pace, de 31 años de edad, toma el tren desde North Hollywood hasta una organización no lucrativa, en West Adams, tres veces por semana. Los trenes que se dirigen al centro de L.A. están, a menudo, tan llenos, que su oficina a menudo permite que quienes tienen prisa tomen el tren antes. “Detesto el tránsito de L.A., pero realmente estoy pensando en comprar un auto nuevo”, expresó. “Estar sentada en el tráfico debe ser mejor que este hacinamiento”.

Otros usuarios se han quejado de problemas menores, que Metro espera resolver en los próximos meses, entre ellos la confusión que las demoras en el servicio puede generar. Las pantallas con información en tiempo real a menudo muestran datos de una estación equivocada, o los tiempos de llegada erróneos.

Erik Weber, de 30 años, vive en Highland Park y toma la Línea Expo hasta una firma de capital de riesgo, ubicada en Santa Mónica. El joven prefiere tomar el tren en vez de conducir, pero señaló que Metro podría tener una mejor comunicación con sus usuarios acerca de los retrasos o cambios en el servicio. “Es como ver a un adolescente que atraviesa sus períodos de crecimiento”, dijo. “No espero la perfección, pero quiero que sea mejor porque amo esta opción”.

Si desea leer la nota en inglés haga clic aquí.

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