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Si quiere bajar de peso recuerde que no todas las frutas y verduras son iguales

Un nuevo estudio encontró que el consumo frecuente de verduras con almidón, como los guisantes y el elote, no previene el aumento de peso como lo hace el comer algunas otras frutas y verduras.

Un nuevo estudio encontró que el consumo frecuente de verduras con almidón, como los guisantes y el elote, no previene el aumento de peso como lo hace el comer algunas otras frutas y verduras.

(Justin Sullivan / AFP/Getty Images)
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Cuando nos aconsejan que comamos más frutas y verduras, a veces dejamos que nuestro niño interior dicte el menú. Rechazando el brócoli y las coles de Bruselas, y exigiendo guisantes y elote.

Cansados a menudo cedemos. Después de todo, son verduras, nos decimos a nosotros mismos.

Bueno, sí. Pero un nuevo estudio encontró que las verduras con almidón como los guisantes, el elote y las papas son verduras que ocupan un plano decididamente menos elevado que otros. Un mayor consumo de una amplia gama de frutas y verduras sí ayuda a prevenir el aumento de peso con el tiempo, encontró la nueva investigación. Pero el satisfacer nuestras necesidades de vegetales con verduras con almidón, por desgracia, no evitará que sigamos engordando.

Hay una excepción: La soya y el tofu. Aunque ambos contienen un poco de almidón, las personas que incrementaron su consumo de productos de soya durante el período de estudio obtuvieron una protección sustancial contra el aumento de peso.

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La nueva investigación se basa en las respuestas dadas, por los casi 118,000 estadounidenses sanos entre 25 y 65 años de edad, a los cuestionarios sobre lo que comían y cuanto pesaban. El estudio, publicado el martes en la revista PLoS Medicine, abarcó 24 años de tendencias de alimentación.

Muchas encuestas de consumo agregan categorías amplias de alimentos para tratar de obtener patrones generales en las dietas de los estadounidenses. Aquí, sin embargo, los investigadores se basaron en tres grandes grupos de participantes del estudio a quienes se les pedía cada dos años que dieran detalles muy específicos sobre qué tan frecuentemente comían 131 alimentos diferentes, incluyendo una amplia gama de frutas y verduras.

Al analizar las respuestas de los participantes, los investigadores procuraron detectar los cambios en el consumo de las frutas y las verduras, y en la composición de los alimentos vegetales consumidos. Redefinieron sus categorías de frutas y verduras, clasificándolas de acuerdo a su contenido de fibra y los azúcares naturales que contienen. Además, dividieron las frutas en cítricos, melones y bayas, y separaron las verduras en clases, incluyendo las crucíferas, los vegetales de hojas verdes y las leguminosas.

En general, nuestras madres tenían razón: El comer más frutas y verduras es bueno para nosotros. En los tres grupos, los participantes que aumentaron su consumo total de frutas y verduras durante el transcurso de los cuatro años del estudio, subieron de peso moderadamente o no lo hicieron.

Después de tomar en cuenta la edad, el género y otros factores que afectan los patrones de aumento de peso, los investigadores encontraron que aquellas personas que incrementaron su consumo de arándanos, ciruelas, manzanas, peras, fresas, uvas (o pasas) y toronja eran menos propensas a subir mucho de peso. Las personas que comieron mayor cantidad de aguacates (sí, es una fruta) y melón, en promedio aumentaron menos de peso, pero algunos individuos en estos grupos invirtieron la tendencia, subiendo de peso.

Aquellas personas que incrementaron el consumo de duraznos, ciruelas y chabacano fueron la única clase de frugívoros en aumentar de peso moderadamente.

El desglose de las verduras les dio altas calificaciones a los consumidores que incrementaron su consumo de tofu y soya. Pero el comer mayor cantidad de coliflor, calabazas, ejotes, pimientos, brócoli, coles de Bruselas y vegetales de hojas verdes también les otorgó una gran protección contra el aumento de peso.

La tendencia se invirtió cuando los encuestados reportaron un aumento en el consumo de papas, elotes o guisantes al horno, hervidos o en puré. Entre esos participantes del estudio -- y en menor medida entre aquellos participantes que comieron más repollo, cebollas y calabazas de invierno – el subir de peso fue más común.

Una parte de la magia concedida por estas frutas y verduras puede estar en su contenido de polifenoles, los fitoquímicos a base de plantas que reducen el daño causado por la oxidación de nuestras células. Pero algunas de sus ventajas, dicen los investigadores, pueden ser mucho más sencillas: Cuando incrementamos nuestro consumo de estos alimentos, suelen desplazar a los alimentos que son más densos en grasa y calorías, tales como las carnes y los postres pegajosos.

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