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Construir el sistema ferroviario de Los Ángeles creará miles de empleos; ¿podrá un internado especializado en transporte satisfacer la demanda de trabajadores?

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Los internados evocan una cierta imagen: niños en chaquetas formales, patios frondosos en Nueva Inglaterra y matrículas que cuestan más de lo que ganan muchas familias al año.

Ese estereotipo no se aplicaría si los funcionarios llevan a cabo su visión en un terreno polvoriento y lleno de basura del sur de Los Ángeles, que ha estado vacante durante más de dos décadas.

¿Cuál es la idea? Un internado especializado en transporte, gratis para sus alumnos.

La escuela ofrecería un plan de estudios vocacional y preparatorio para la universidad, ajustado a la perfección para entrenar a los estudiantes para diversos empleos en la industria del transporte. Según los funcionarios, algunos podrían encontrar trabajo con la Autoridad Metropolitana de Transporte o contratistas locales después de la graduación; otros podrían ir a la universidad para perfeccionarse en ingeniería, arquitectura o planificación urbana.

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El sitio de 4.2 hectáreas donde se construiría la escuela, ubicado en las avenidas Vermont y Manchester, está vacante desde los disturbios de Los Ángeles, en 1992, cuando se incendió allí un swap meet. Desde entonces, el terreno quedó atrapado en un tira y afloja entre los políticos y los residentes que no están de acuerdo en lo que se debería construir allí para combatir el deterioro.

“Durante 25 años, pasamos por este lugar y pensamos en la insurrección”, afirmó en un evento de prensa el supervisor del condado de Los Ángeles, Mark Ridley-Thomas, quien también es director de Metro. “Pero hoy pensamos en su resurrección”.

Aunque la propuesta está en las primeras etapas, ya provocó la resistencia de algunos residentes del sur de Los Ángeles, que dicen que el vecindario necesita más restaurantes, tiendas de abarrotes y locales comerciales, no un internado

El condado de Los Ángeles obtuvo la propiedad del lote a través de la expropiación, en abril pasado. El internado es una pieza clave del plan de desarrollo del condado, junto con apartamentos, un centro de capacitación laboral, una plaza para los pasajeros del sistema de transporte en la avenida Vermont y 50,000 pies cuadrados de espacio comercial, que incluirá un supermercado.

Pero la propuesta no contempla los restaurantes, las cafeterías y los espacios comerciales que los residentes locales necesitan, indicó Elisa McGhee, quien vive en Vermont Vista, una milla y media al sur del sitio. “Esto no es lo mejor para nuestra comunidad”, afirmó. “La construcción de esta escuela no atraerá la venta minorista que se necesita aquí”.

La mujer también cuestionó por qué Metro y el condado construirían una nueva escuela en el sur de Los Ángeles, cuando las preparatorias con problemas en las cercanías recibirían con beneplácito los fondos y el apoyo.

Algunas escuelas en Los Ángeles ofrecen programas magneto para ciencia y tecnología, y otras ofrecen capacitación vocacional, pero ninguna las ofrece en combinación, con un enfoque estricto en la industria del transporte, remarcó Joanne Peterson, directora de recursos humanos de Metro.

El nuevo desarrollo, dijo, es una oportunidad para “dar nueva vida” a una porción de tierra en el sur de Los Ángeles que ha estado “desocupada y deteriorada” durante 26 años. La ubicación del desarrollo también es conveniente porque Vermont es el segundo corredor más transitado del condado, indicaron las autoridades.

Se espera que la Junta de Supervisores vote esta semana sobre un acuerdo de negociación exclusivo con la Fundación SEED, una organización sin fines de lucro que administra internados públicos, para crear planes más detallados para la construcción y el manejo de la escuela en Los Ángeles.

La fundación también solicitaría permiso a la Oficina de Educación del Condado de Los Ángeles (LACOE, por sus siglas en inglés) para manejar una escuela charter.

Alrededor de 400 alumnos de preparatoria podrían asistir a la nueva escuela; permanecerían en el campus de lunes a viernes y regresarían a casa los fines de semana, precisó la asistente de Ridley-Thomas, Karly Katona. El alojamiento y la comida serían gratuitos. La escuela podría inaugurarse en otoño de 2020, advirtió.

Se espera que el subsidio operativo anual de la escuela sea de aproximadamente $10 millones, o cerca de $25,000 por estudiante, comentó Katona. Al igual que otras charter, el colegio recibiría dinero del estado por cada alumno y también buscaría subvenciones, financiación filantrópica y donaciones de la industria del transporte.

Metro espera que los graduados puedan abordar una necesidad crítica en el sur de California: trabajadores calificados. Cerca de una docena de nuevas líneas ferroviarias se construirán aquí en las próximas cuatro décadas, lo cual crearía miles de puestos vacantes en construcción e ingeniería.

En la actualidad, Metro ya tiene dificultades para cubrir algunos puestos. La agencia contrata a unas 2,200 personas por año, y está reclutando continuamente para ciertas posiciones, entre ellas inspectores de pistas e ingenieros, consideró Peterson. Alrededor del 40% de los 11,000 empleados de Metro son elegibles para la jubilación en la actualidad.

“Lo que estamos tratando de hacer es realmente inundar el mercado con personas calificadas”, señaló el presidente ejecutivo de Metro, Phil Washington. “Queremos ser el semillero de la industria”.

Los graduados capacitados tendrían una gran demanda entre esas firmas que, “o van al sindicato y sacan a la gente de la banca, o le dan una oportunidad a alguien salido de la calle”, dijo Washington. La esperanza, señaló, es que las empresas privadas envíen a los empleados a conferencias con invitados, ayuden a darle forma al plan de estudios y le den dinero a la escuela.

Los primeros trazos del plan de estudios incluyen siete carreras, que incluyen logística, educación cívica y políticas públicas, ingeniería y mecánica. Los alumnos también tomarían clases del plan de estudios del estado.

Un enfoque similar existe en Transit Tech High School, en la ciudad de Nueva York, donde los adolescentes toman clases de inglés, matemáticas y otras materias estándar, pero también aprenden sobre circuitos de computadoras, sistemas hidráulicos y solución de problemas electrónicos. El programa es una escuela pública, no una charter, y los alumnos regresan a sus casas por la noche.

Antiguamente una escuela vocacional para todo tipo de oficios, esa institución cambió su enfoque en 1986 a instancias de los funcionarios de tránsito de Nueva York. Hoy, la escuela lleva el eslogan “El expreso hacia el éxito”.

Cuando los graduados consiguen empleos en Amtrak, o con el deteriorado sistema de metro de la ciudad de Nueva York, la cuenta de Twitter de la escuela los felicita con la ovación entusiasta “¡Go Transit!”.

En Los Ángeles, los funcionarios esperan atraer a estudiantes de todo el condado que han quedado sin hogar, están en cuidados de crianza o involucrados en el sistema de justicia penal, y que se han comunicado con LACOE, el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, los colegios comunitarios y las agencias de servicio social para consejos.

Los críticos han cuestionado si los funcionarios lanzarían una escuela con ese énfasis, o con un enfoque en la capacitación profesional, en un vecindario de mayoría blanca.

Las autoridades dicen que los obstáculos que enfrentan los niños en los vecindarios cercanos al sitio justifican una escuela con un lugar estable para vivir. Más de 1,700 menores están en hogares de crianza y grupales en los ocho códigos postales circundantes, y la tasa de embarazos adolescentes es el doble del promedio del condado.

La escuela sería una oportunidad para proporcionar “intervención temprana y estratégica” para adolescentes que, de otra manera, “terminarían costándole mucho dinero al condado a largo plazo”, advirtió Katona.

Los funcionarios de Metro argumentaron que el programa equivaldría al desarrollo económico, creando un conducto que permitiría a los jóvenes encontrar trabajo en sus propios barrios.

A McGhee le preocupa que la escuela sea una “cárcel blanda”, donde los alumnos de pandillas rivales puedan poner en peligro a otros estudiantes o residentes del vecindario. Dijo que los vecinos “no van a querer mezclar a los niños que les va bien con aquellos que intentan ponerse al día o que deben aprender a comportarse”.

Existen algunos precedentes de un programa centrado en jóvenes de crianza temporal, incluida la Academia San Pasqual, un internado de año completo en Escondido, para adolescentes en el sistema de cuidados de crianza. En el año escolar 2016, el 77% de los alumnos se graduaron, de acuerdo con los datos del condado.

El internado de la Fundación SEED, en Miami, que se inauguró en 2014, atiende exclusivamente a alumnos que corren el riesgo de reprobar la escuela, vivir en viviendas públicas o hogares de guarda, y cuyas familias califican para servicios sociales u otros beneficios.

La escuela en el área metropolitana de Washington de la fundación se encuentra entre las charter más conocidas del país. Apareció en el documental de 2010 “Waiting for Superman” y ha recibido a varios dignatarios, entre ellos el entonces presidente Obama y el príncipe Carlos, de Gran Bretaña.

Si la escuela de Los Ángeles incluye una cantidad significativa de alumnos sin hogar, en cuidado de crianza o arrestados, los maestros y administradores deberían estar preparados para trabajar con traumas no resueltos, problemas familiares y otras necesidades emocionales, expuso Pedro Noguera, profesor de educación en la UCLA. “Muchas veces, no se ve educación y apoyo de alta calidad para niños desfavorecidos”, consideró Noguera. Pero, dijo, la idea de entrenar a los alumnos para trabajos de alta calidad en el futuro “es un concepto prometedor”.

Para leer este artículo en inglés, haga clic aquí:

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