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Conozca el por qué la estimulación eléctrica del cerebro está de moda

La investigación sobre la estimulación eléctrica en puntos sobre el cráneo ha conducido a entusiasmo por los dispositivos que proporcionan tDCS, estimulación transcraneal de corriente directa.

La investigación sobre la estimulación eléctrica en puntos sobre el cráneo ha conducido a entusiasmo por los dispositivos que proporcionan tDCS, estimulación transcraneal de corriente directa.

(Photo Illustration by ANtonio Gravente / Getty Images)
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Pensamiento enfocado, mejor memoria, sueño más profundo, alivio de la depresión, estrés reducido: No hay, si crees lo que has leído en el Internet, prácticamente un fin a los beneficios de la estimulación electrónica para la mente y el cerebro. En particular, una técnica llamada estimulación transcranial de corriente directa está recibiendo bastante atención de los primeros usuarios quienes hablan maravillas sobre su potencial y de los científicos que están intentando desentrañar lo que puede y lo que no puede hacer.

El concepto es simple: dispositivos tDCS -- disponibles en línea o construidos con una batería de 9 voltios y otras partes sencillas por tan sólo $10 dólares -- proporcionan corrientes eléctricas débiles hacia el cráneo con el objetivo de incrementar la actividad en áreas del cerebro cuidadosamente seleccionadas.

Y mientras que algunos estudios interesantes han alimentado la especulación sobre un futuro impulsado por la potenciación del cerebro libre de drogas, los investigadores instan a tener precaución. El campo aún es relativamente nuevo, y existen muchas incógnitas.

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“Es conceptualmente muy atractivo”, dijo Michael Nitsche, un neurofisiólogo en el Centro Médico Universitario en Goettingen, Alemania. “Pero el tDCS no es Jesús en la forma en que solamente lo colocas sobre tu cabeza y cura todo o hace que todo sea mejor”.

Aquí hay un vistazo a lo que dice la ciencia hasta ahorita.

Los conceptos básicos

El utilizar la electricidad para alterar el cerebro es una idea muy antigua. Los romanos lo hicieron hace más de dos milenios, utilizando los efectos sorprendentes del pez torpedo, también conocido como rayas eléctricas, para tratar los dolores de cabeza.

La era moderna de la investigación de la estimulación del cerebro inició en el año 2000, cuando Nitsche y su colega Walter Paulus enviaron una corriente débil a las cabezas de una docena de personas y demostraron que cinco minutos de estimulación eléctrica podrían cambiar la actividad de las neuronas en el cerebro.

Fue un descubrimiento que incitó a muchos científicos a apresurarse a descubrir la cantidad de corriente que sería óptima y lo que podría lograr.

Entre los estudios científicos básicos, el modelaje por computadora y las técnicas de imagen han mostrado que del 10% al 20% de la corriente de un dispositivo tDCS pasa a través del cráneo, dice Felipe Fregni, director del Laboratorio de Neuromodulación en la Escuela de Medicina de Harvard.

“Fui muy escéptico al principio, pensando, ‘Esa cosa no funciona. Es demasiado simple. La corriente no puede pasar a través del cráneo’”, dice Fregni, quien ha estado investigando el tDCS desde el 2003. “Experimento tras experimento, confirmé los resultados y dije, ‘OK, hay algo ahí’”

Aprendizaje eléctrico

Entre las aplicaciones más prometedoras, los estudios sugieren que el tDCS podría aumentar la memoria y el aprendizaje. En un estudio del 2009, los investigadores en los Institutos Nacionales de la Salud y en otras instituciones desafiaron a los sujetos de prueba a que movieran un cursor en una pantalla de computadora al pellizcar un aparato externo que controlaba la imagen.

Con el tiempo, los participantes necesitaban mover el cursor en secuencias cada vez más difíciles, y después de cinco días de bloques de entrenamiento de 20 minutos, todos mejoraron en la tarea. Pero comparado con los sujetos que recibieron un tratamiento de tDCS falso, aquellos participantes que obtuvieron el verdadero tratamiento mejoraron más, un mejoramiento que duró por tres meses.

Más recientemente, un grupo dirigido por Roi Cohen Kadosh, un neurocientífico cognitivo en Oxford, utilizó una técnica tipo tDCS llamada TMS en 25 participantes que soportaron cinco días de entrenamiento en una tarea matemática. Los resultados mostraron que, con la estimulación eléctrica, las personas aprendieron 28% más rápido que aquellas que obtuvieron una estimulación falsa.

Seis meses después, aquellos en el grupo experimental mantuvieron su superioridad.

También fueron mejores en problemas nuevos que no habían visto antes. Los análisis de los componentes en la sangre, dice Kadosh, mostraron que los cerebros estimulados esencialmente estaban trabajando más eficientemente.

Una solución para el cerebro

¿No sería grandioso si las personas que sufren de una fuerte depresión se pudieran colocar un simple aparato, que funcione con batería, sobre sus cabezas durante 30 minutos al día y terminen con una mejor perspectiva de la vida? Algún día quizá sea posible, sugieren varios estudios.

En un estudio particularmente alentador, una prueba de seis semanas realizada a 120 personas, Fregni y sus colegas informaron el año pasado que el tDCS por sí solo alivió los síntomas de la depresión, incluyendo los pensamientos pesimistas, la contemplación del suicidio y la dificultad para concentrarse. Una combinación de tDCS con el medicamento antidepresivo, setraline (el Zoloft genérico) tuvo el doble del efecto de cualquier tratamiento por sí solo.

Otros estudios de depresión sugieren que el tDCS podría aumentar la efectividad de la terapia conductual.

Otra esperanza es de que el tDCS podría ayudar a reparar las lesiones y las deficiencias del cerebro, y ya existe evidencia de que la técnica podría acelerar la recuperación después de un derrame cerebral al mejorar las habilidades motoras finas, el habla y posiblemente la memoria. La enfermedad de Parkinson, Alzheimer y otros tipos de demencia son áreas activas de interés, aunque los resultados aplicables todavía permanecen distantes.

Advertencias

Se han presentado 24 patentes en los últimos cinco años para los dispositivos tDCS, dice Fregni. Pero el comprar o hacer tu propio dispositivo es algo que la mayoría de los expertos, por ahora, desaconsejan.

Los riesgos moderados incluyen las sensaciones de comezón y ardor. Y debido a que puede ser difícil saber dónde colocar los electrodos o cuánta estimulación se debería proporcionar, los usuarios pueden fallar en obtener efecto alguno. O podrían inducir lo opuesto de lo que estaban buscando – incremento en el dolor, por ejemplo. Y al aumentar algunas capacidades, el tDCS también podría afectar otras.

En un estudio realizado el año pasado, Kadosh y sus colegas encontraron que con la ayuda del tDCS, las personas con ansiedad por las matemáticas reaccionaron más rápidamente y produjeron menores hormonas de estrés mientras completaban problemas matemáticos. Pero recibieron un golpe en su capacidad para no poner atención a la información irrelevante.

Mientras tanto, a las personas que no eran ansiosas en un inicio les fue peor cuando recibieron el tDCS. “Por el momento”, dice Kadosh, “No tenemos mucho conocimiento sobre para quién podría funcionar mejor la estimulación”. Entre una persona a otra es probable que exista una enorme variabilidad, y podría no funcionar en lo absoluto en algunas personas.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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