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¿Cómo es que un asesino en serie se envenenó a sí mismo en la cárcel?

Itzcoatl “Izzy” Ocampo en su comparecencia en el 2012. Ocampo se suicidó en una cárcel de Orange County.

Itzcoatl “Izzy” Ocampo en su comparecencia en el 2012. Ocampo se suicidó en una cárcel de Orange County.

(Mark Boster / Los Angeles Times)
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Los carceleros pensaron que Itzcoatl “Izzy” Ocampo estaba teniendo una convulsión. Estaba vomitando, temblando y más tarde estaba echando espuma por la boca.

Pero Ocampo, un acusado asesino en serie vinculado con las muertes de cuatro hombres indigentes, se había bebido un producto de limpieza similar al Ajax

¿Cómo consiguió veneno en una cárcel de Orange County? Lo consiguió de otro recluso, y lo guardaba bajo su cama.

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Tales fueron los resultados de una investigación publicada el jueves por la oficina del fiscal del distrito de Orange County sobre la muerte de Ocampo, el ex marino quien fue acusado de asesinar a seis personas, entre ellas cuatro hombres indigentes y una mujer y su hijo. A Ocampo, de 25 años de edad, lo encontraron vomitando y temblando en su celda de un solo hombre de la cárcel Central de Santa Ana el 27 de noviembre del 2013, y fue pronunciado con muerte cerebral el siguiente día.

El informe realizado por Scott Simmons, el fiscal adjunto del distrito, detalla cómo fue que Ocampo fue capaz de conseguir cartones del limpiador en polvo e ingerirlo el día antes de morir. Y aunque Ocampo había mostrado tendencias suicidas en el pasado, llevando a algunas personas a preguntarse por qué no estaba en una zona de alojamiento más segura, el informe absuelve al Departamento del Sheriff de Orange County de cualquier acto criminal.

“Sería poco razonable... concluir que alguien actuó de una manera criminal negligente cuando se le permitió a Ocampo recibir las pequeñas cantidades de solución de limpieza, al igual que a todos los demás reclusos”, Simmons escribió en su informe.

Michael Molfetta, un abogado que representó a Ocampo, aceptó las conclusiones del informe pero criticó al Departamento del Sheriff por la forma en la que manejó a su cliente.

“El dejar que alguien como Izzy Ocampo guarde lo que esencialmente es veneno es, sin importar como lo expreses, simplemente estúpido”, Molfetta le dijo al Times. “Necesitaban mantener el veneno lejos de él... Si hubieras hablado con Izzy Ocampo durante tres segundos, no hubiera sido difícil averiguar que esta era una persona con problemas”.

En la sección de la cárcel Central donde se encontraba Ocampo, un recluso fue asignado con la tarea de limpiar las zonas externas de las celdas utilizando el producto de limpieza en polvo. Un preso podía solicitar pequeñas cantidades del limpiador y utilizarlo para lavar su celda.

“Eran responsables de limpiar sus propias celdas”, Simmons le dijo al Times. Ocampo comenzó a solicitar la solución de limpieza unos tres días antes de que fue encontrado enfermo en su celda.

El suicidio impulsó al Departamento del Sheriff a cambiar inmediatamente al uso de un limpiador no tóxico para las cárceles, dijo el portavoz del sheriff, el teniente Jeff Hallock.

La muerte de Ocampo obstaculizó lo que habría sido un caso criminal dramático y de alto perfil para la oficina del fiscal del fistrito, la cual había anunciado que estaba buscando la pena de muerte.

Los fiscales declararon que Ocampo inició su ola de asesinatos el 25 de octubre del 2011 en Yorba Linda, con el apuñalamiento de Juan Herrera, de 34 años de edad, quien era el hermano de un amigo de la secundaria, y su madre, Raquel Estrada, de 53 años de edad.

Sus asesinatos se trasladaron a las calles, con Ocampo vinculado a las muertes de cuatro hombres indigentes. Ocampo le dijo a la policía que él atacaba a los indigentes porque eran “vulnerables y estaban disponibles” y creía que estaba realizando un servicio público porque su presencia deterioraba la comunidad, dijeron las autoridades.

Entre diciembre del 2011 y enero del 2012, Ocampo fue acusado de apuñalar mortalmente a James Patrick McGillivray, de 53 años de edad; Lloyd Middaugh, de 42 años; Paulus “Dutch” Smit, de 57 años; y John Berry, de 64 años, en incidentes separados.

El informe arroja luz sobre los casi dos años en que Ocampo estuvo tras las rejas después de su detención el 13 de enero del 2012. Inicialmente fue puesto en custodia protectora bajo vigilancia de suicidio. Después fue liberado a un área de observación menos restrictiva, en donde se le descubrió que estaba fingiendo quedar inconsciente y en una ocasión, golpeó su cabeza intencionalmente contra la pared – lo que impulsó al personal a regresarlo a vigilancia de suicidio, de acuerdo al informe. Se le recetaron una serie de medicamentos para la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático.

Pero al parecer su comportamiento mejoró, y en el medio año antes de su muerte, Ocampo fue descrito como recluso “tranquilo y cooperativo”.

Ocampo una vez le dijo a otro recluso – el mismo que le suministró el limpiador – que él se “tomaría una gran dosis de heroína y se mataría” si fuera condenado a cadena perpetua sin libertad condicional. El preso pensó que Ocampo estaba bromeando.

Después de que los resultados de las pruebas de toxicología llegaron, la oficina del forense del condado dictaminó que Ocampo se suicidó. Los investigadores encontraron una inflamación aguda en el cerebro, altos niveles de sustancias tóxicas y líquido en los pulmones, de acuerdo al informe.

Los fiscales concluyeron: El del Departamento del Sheriff no falló “para realizar su obligación legal con Ocampo”.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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