Anuncio

Cientos de mujeres y niños fueron desalojados de centros de detención inmigratoria en Texas

Share

Más de 400 mujeres y niños fueron liberados de dos centros de detención inmigratoria de Texas luego de que un juez federal hallara que los sitios eran inadecuados para los niños. La medida desalojó a las familias en una fría noche de diciembre, mientras que los defensores buscaban refugio, comida y atención de emergencia para ellos.

Una mujer que sufría de una fuerte infección en una pierna fue llevada de urgencia a un hospital de San Antonio. Las monjas de un convento menonita abrieron sus puertas y colocaron bolsas de dormir donadas en el suelo, para recibir a las personas.

“Fueron expulsados de una forma muy apresurada”, señaló Amy Fischer, directora de políticas del Centro de Refugiados e Inmigrantes para la Educación y los Servicios Legales, en San Antonio.

Anuncio

El estado de Texas había autorizado primero a ambas instalaciones -South Texas Family Residential Center, federal y manejada de forma privada, y Karnes County Residential Center, en Karnes City-, citándolas como apropiadas para niños luego de que una oleada de mujeres y niños arribaran a la frontera de los EE.UU. en 2014 desde Centroamérica, en busca de asilo.

Pero las instalaciones no estaban diseñadas para albergar niños y lucharon por adaptarse a la tarea. Una reciente prohibición del uso de crayones en el área de visitantes de Karnes atrajo críticas de los defensores de inmigrantes, quienes calificaron la medida como innecesariamente punitiva.

El Departamento de Familia y Servicios de Protección argumentó en una corte federal que tener licencia para alojar niños sometía a las instalaciones a la supervisión de la agencia y eso ayudaría a investigar las denuncias de abuso infantil. Sin embargo, en en una concisa decisión dictada el viernes, la juez de distrito Karin Crump, del condado de Travis, señaló que la licencia “es contraria a los objetivos generales del Código de Recursos Humanos de Texas, y por lo tanto es inválida”.

Un funcionario de Inmigración y Aduanas (ICE) -que desea permanecer en el anonimato puesto que no está autorizado para hablar públicamente- afirmó que la liberación masiva no tuvo que ver con la orden de Crump y que se trató, en cambio, de un operativo normal programado. “ICE está revisando la decisión de la corte sobre el asunto de la licencia de operación de South Texas Family Residential Center”, aseguró la fuente. “Las actividades habituales continúan sin interrupción en este momento”.

ICE y el Departamento de Seguridad Nacional han explorado la posibilidad de construir un nuevo centro de detención para alojar a niños y sus familias, y la decisión de Crump podría complicar dichos planes.

Una solicitud de información presentada por dichas agencias a la Administración de Servicios Generales de los EE.UU. en marzo pasado buscó información de precios de mercado sobre “servicios para albergar unidades familiares compuestas por adultos con familiares juveniles de todas las edades”. La instalación propuesta crearía programas educativos estructurados para niños de cuatro años y mayores, e incluirían espacios para pequeños con necesidades especiales o discapacidades, así como también contemplarían la realización de excursiones.

Para los defensores de inmigrantes, el anuncio fue una sorpresa, señaló Fischer. ICE informó a la organización de Fischer que un autobús con 50 inmigrantes arribaría a su planta de San Antonio el sábado por la noche. Luego llegó otro autobús, y otro más: en total 460 personas. El grupo, que proporciona principalmente apoyo legal a inmigrantes en la corte, no sabía dónde albergar a tanta gente.

El personal de la organización señaló que había sido, por lejos, el mayor número de personas liberadas a la vez de Karnes y Dilley al refugio del grupo. “No había información del motivo”, señaló Fischer. “Los oficiales de deportación dijeron: ‘Traeremos un autobús’”.

Las iglesias locales intervinieron, entre ellas el convento menonita, para recibir algunas de las familias. Otras fueron trasladadas en autobuses o aviones para reunirse con patrocinadores en sitios más alejados del país, y algunas personas debieron acurrucarse en el piso de una iglesia de San Antonio en espera de novedades.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta historia en inglés haga clic aquí

Anuncio