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Columnista: Inspirado por sus padres, joven del sur de Los Ángeles es aceptado en 17 universidades

Noé Martinón, de 18 años de edad, estudiante de último año en Santee Education Complex, fue aceptado en 17 universidades, incluyendo dos de la Ivy League, Darmouth y Cornell.

Noé Martinón, de 18 años de edad, estudiante de último año en Santee Education Complex, fue aceptado en 17 universidades, incluyendo dos de la Ivy League, Darmouth y Cornell.

(Genaro Molina / Los Angeles Times)
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La primera respuesta llegó en febrero, de Cal State Bakersfield. “Es una buena sensación cuando abres una carta y dice: ‘Felicidades’”, dice Noé Martinón.

Fue la primera de muchas.

Después, Martinón fue aceptado en Cal State Fullerton, y a ello le siguieron grandes noticias de UC Irvine. No sólo había sido seleccionado, sino también invitado al programa de honores de la escuela.

Martinón, de 18 años, es un estudiante de último año en Santee Education Complex, al sur de la autopista de Santa Mónica y el centro de Los Ángeles. Es un vecindario de personas que pagan alquiler, realizan el desapercibido trabajo esencial de la ciudad y rezan para que sus hijos superen los muchos obstáculos que son parte del panorama social.

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Sus padres solamente estudiaron hasta sexto grado, en México. Víctor Martinón es conserje en una empresa de bienes raíces, Irma Palma es costurera en una fábrica de ropa.

La familia en el apartamento 3

Durante 17 años, la familia, incluyendo a Giselle, la hermana de 19 años de edad de Noé, ha vivido en un apartamento pequeño. Para llegar a él se debe atravesar un patio común, con una estatua de Nuestra Señora de Guadalupe. En el interior del Apartamento 3, dos pares de literas están colocadas en un espacio que funciona como dormitorio y como sala para los padres, el hijo y la hija.

En una mesa colocada entre las camas hay una televisión, pero ésta a menudo está apagada porque la mesa es el escritorio donde Noé y su hermana, estudiante de un colegio comunitario, hacen sus tareas, a veces hasta bien entrada la noche.

Mientras los demás duermen a pocos metros de él, cuenta Noé, su madre a menudo permanece despierta hasta que él termina de estudiar. Pienso en las horas de sueño que ella ha sacrificado como una muestra de apoyo. “Me dio más motivación”, asegura.

El trabajo de Noé en secundaria no fue nada especial. Quería asistir a la escuela Orthopaedic Medical Magnet School, como su hermana, quien quiere ser enfermera. Pero no logró entrar. Se decidió por Santee, una de las escuelas iniciadas por el exalcalde de Los Ángeles Antonio Villaraigosa. Uno de los requisitos es que los padres participen de forma personal y asistan a talleres sobre cómo apoyar mejor la educación de sus hijos.

Los padres de Noé estaban felices de obedecer. Su padre comenzó a impulsar el tema hace años, cuando Noé y Giselle eran más pequeños, exigiéndoles que leyeran por lo menos 30 minutos todos los días. En la mañana, relató Noé, su padre se despierta, cruza la calle y compra dos periódicos, y leen juntos durante el desayuno.

‘Un chico muy brillante’

En una noche reciente, en su casa, los padres de Noé me dijeron que querían que su hijo eligiera una universidad que fuera tanto una buena escuela como una buena opción para él. Si estuviera cerca de casa, excelente; pero su máxima prioridad es que el joven se prepare para un futuro brillante.

Noé quiere estudiar economía y gobierno, y tal vez convertirse en maestro o director. A donde quiera que vaya a la universidad, dijo, “volveré a Los Ángeles e intentaré aportar algo... y ayudar a mis padres”.

En su segundo y tercer año en Santee, el trabajo de Noé en la escuela atrajo la atención de los maestros. Lo animaron a tomar clases de Colocación Avanzada, como cálculo, literatura, gobierno, política, psicología, y pasó tiempo con otros chicos con el mismo interés. Su amigo Oscar Castillo expresó que se consideraban como nerds o geeks, en el buen sentido, y que establecían metas altas para sí mismos. “Creo que él me contagió a mí”, dijo Castillo acerca de Noé. Castillo, al igual que su amigo, fue aceptado en UC Irvine.

“He estado en la educación durante 20 años, y creo que no he conocido a otro chico con sus fortalezas académicas cuando se trata de matemáticas, escritura, lenguas del mundo”, aseveró el director, Martin Gómez. “Es un chico muy brillante”.

Joe Zeccola, el profesor de literatura en Colocación Avanzada de Noé, afirmó que su broma sobre Noé es que es ‘el estudiante que no necesita un maestro’. “Su fluidez con el lenguaje es la de un estudiante de posgrado”, manifestó Zeccola, quien mostró un ensayo que Noé escribió sobre la obra “Enrique VIII”, de Shakespeare, con una reflexión final sobre el personaje del cardenal Wolsey. “Shakespeare nos enseña que no podemos permitir que el orgullo haga estragos dentro de nosotros, porque nos puede dañar y todo lo que se pierda será imposible de recuperar”, escribió Noé, quien confesó que, por lo general, una vez que ha terminado un escrito pasa dos o tres horas puliéndolo.

La humildad define a Noé, según Jerry Olague, su profesor de español en Colocación Avanzada del año pasado. En las discusiones en clase sobre las diferencias en las culturas de países latinos, Noé fomentó modestamente la participación de sus compañeros, narró Olague, mostrando habilidades que podrían convertirlo en un gran maestro algún día. “Comencé a decirle que era capaz de obtener un 5 perfecto en el examen de español en Colocación Avanzada”, afirmó Olague.

Noé tenía dudas, pero no le faltó inspiración. El año pasado, de los 163,000 alumnos en el mundo que tomaron el examen, sólo 108 consiguieron una puntuación perfecta. Noé fue uno de ellos.

Las posibilidades universitarias se abrieron ampliamente, gracias en parte a la organización sin fines de lucro One Voice, que asesora a estudiantes de bajos ingresos y ayuda con el proceso de solicitud y nivelación.

Fluyen las cartas de aceptación

Entre febrero y finales de marzo, el correo de Noé se llenó de cartas de aceptación y ofertas de becas que pagarían hasta el 90% de su educación en escuelas de élite, grandes y pequeñas. Connecticut College lo quería, al igual que Williams, Hamilton, Whitman, Grinnell, UCLA, UC Berkeley, UC San Diego y así sucesivamente. De las 20 escuelas a las cuales había solicitado inscripción, 17 lo aceptaron.

El joven consiguió ingresar en dos escuelas Ivy League, Cornell y Dartmouth, y hace dos semanas, esta última lo llevó al campus para ofrecerle una visita, lo cual marcó el primer viaje de Noé a la costa este.

En varios momentos estuvo cerca de elegir a UCLA, luego a Dartmouth, y después pensó en Pomona. Se sintió nervioso, excitado, ansioso. Agonizaba sobre las ventajas y desventajas de cada una, de estar cerca de casa, o a un continente de distancia. Como un joven de recursos modestos, estaba asombrado y tal vez un poco abrumado por su gran variedad de opciones.

Al final, le gustó el prestigio de Dartmouth y la sensación de Pomona, una escuela de primer nivel localizada cerca de casa, y también el hecho de que los estudiantes de Pomona pueden tomar clases en los otros cuatro colegios en el consorcio de Claremont. Pero el sábado pasado, con un plazo de decisión de tan sólo dos días, UC Berkeley estaba de nuevo en primer plano.

El domingo se despertó sin una respuesta. Sus padres, hermana y amigos le ofrecieron consejos. “Lo último que dijo mi hermana fue: ‘Sé que cuando tomes la elección, vas a tomar la correcta’”, contó Noé.

La elección

El domingo por la tarde, el suspenso llegó a su fin. En un momento de claridad, Noé supo cuál escuela era la mejor opción, y no dudó más. Tomó su computadora, se conectó al internet y se comprometió: Pomona College.

Sus padres, orgullosos, lo felicitaron. Su hermana le dio un choque de manos. “Esa es nuestra versión de un abrazo”, dijo Noé, quien se sintió aliviado, pero demasiado ocupado con lo que queda de la preparatoria como para celebrar mucho.

“Me siento bien”, aseguró el jueves en el campus de Santee, ya cerca de la graduación y con una nueva aventura a punto de comenzar. Después de Pomona, advirtió Noé, vendrá la escuela de posgrado. Le encantaría asistir a Stanford.

Traducción: Diana Cervantes

Para leer este artículo en inglés, haga clic aquí

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