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La madre de un bebé infectado con superbacteria en UC Irvine asegura que el hospital no le informó del brote

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La madre de uno de los 10 bebés afectados por una superbacteria potencialmente letal en el Centro Médico de UC Irvine (UCI) contradijo esta semana a la administración de ese hospital, que la semana pasada aseguró haber informado oportunamente a los padres acerca del brote.

Briana Walker, de Mission Viejo, afirmó que el centro médico no le explicó cuando se descubrió en su hijo una superbacteria, el mes pasado, que otros recién nacidos habían sido atendidos por la misma infección. La mujer pensaba que su esposo u otro miembro de la familia podrían haber llevado, sin advertirlo, la superbacteria a la unidad de cuidados intensivos desde el exterior.

Ahora, después de reunir las pruebas, Walker se enteró de que el personal del hospital había trasladado a un bebé enfermo por el brote a la habitación contigua a la de su hijo. Cerca de una semana después, relató, su pequeño dio positivo en los análisis. “Jamás debían haber trasladado a ese niño allí”, afirmó. “Ahora me entero de que ellos sabían que esto se estaba propagando desde agosto… ¿Cómo hacen algo así?”.

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Los comentarios de Walker se oponen las declaraciones que el hospital efectuó en este periódico la semana pasada. John Murray, vocero de UCI, señaló entonces que se había aconsejado al personal del centro médico informar a los padres acerca de los bebés enfermos o colonizados por las bacterias del brote en curso.

La historia de Walker también plantea dudas acerca de si el hospital hizo todo lo posible para evitar los contagios.

Murray señaló el martes que el hospital lamentaba no haber brindado más detalles a los padres acerca de las infecciones causadas por Staphylococcus aureus, resistente a la meticilina y más conocida como MRSA. “Después de dialogar con varios padres de cuidados intensivos neonatales nos quedó claro que no cumplimos con nuestro objetivo de mantenerlos completamente informados acerca de la MRSA y nuestras formas de prevención de infecciones”, afirmó. “Aunque no fue intencional, nos disculpamos profundamente y lo haremos mejor a partir de ahora”.

Murray no explicó por qué el personal había trasladado a un niño enfermo con MRSA a la habitación contigua a la del hijo de Walker. Esta superbacteria es especialmente peligrosa para bebés prematuros, cuya salud ya suele ser muy delicada y requieren de catéteres y asistencia respiratoria para seguir con vida. El hospital aclaró que ningún bebé murió por infecciones con MRSA.

Según el centro médico, el brote en la unidad neonatal de cuidados intensivos comenzó en agosto de 2016, cuando el primer bebé dio positivo a las pruebas de MRSA. El hijo de Walker dio positivo a los exámenes para reconocer la bacteria el 6 de marzo pasado, según sus registros médicos.

El hospital informó que la fuente de las infecciones infantiles sigue siendo un misterio. “Creemos que los esfuerzos de prevención de infecciones que han sido validados por funcionarios de salud del estado y del condado nos dan la mejor oportunidad de erradicar la bacteria”, manifestó Murray este martes. “Actualmente, todos los niños en la unidad neonatal y todo el personal que cuida de ellos han dado negativo en las pruebas de MRSA”.

Walker dijo que sólo supo de las circunstancias del diagnóstico de su hijo porque siguió haciendo preguntas. Cuando se le informó, el 10 de marzo, que su pequeño tenía la bacteria, el personal le explicó que la MRSA “puede hallarse en cualquier lado”, relató. Más tarde, oyó al personal de la unidad neonatal hablar acerca de otros dos recién nacidos que también estaban infectados. Entonces le pidió a un médico que confirmara ese hecho, y el especialista lo hizo.

“Lo hicieron sonar como si fuese una coincidencia, que tres bebés tuvieran el mismo diagnóstico”, narró la mujer, quien se sintió atónita al leer el informe de The Times publicado la semana pasada, donde se informaba que 10 bebés se habían infectado en el hospital, el primero de ellos en agosto de 2016. “No sabía que él era uno de esos 10”, manifestó. “Me tomó muy desprevenida. Ningún padre debe ver un titular en las noticias y darse cuenta de que se trata de su hijo”.

Walker se sintió destrozada por las noticias del brote. Poco antes había acreditado a los médicos y enfermeras del lugar por ‘darle vida’ a su hijo, ya que habían sido los únicos profesionales sanitarios en el condado de Orange dispuestos a tratarla durante un embarazo de alto riesgo.

Sus médicos anteriores le habían sugerido terminar con el embarazo, contó Walker, quien pasó un mes en cama antes del nacimiento de su varón, el 6 de febrero. “Nunca tuve una mala enfermera”, dijo. “Ellas amaban a este niño tal como una madre. Ahora soy una mamá dolida; quiero que la administración del centro médico sepa que no estoy de acuerdo con que ellos protejan su dinero por sobre mi hijo”, aseguró.

Walker se sorprendió cuando, poco después del resultado positivo de su hijo, en marzo, funcionarios de salud del condado de Orange llegaron a la unidad. Realizaron allí una inspección, relató, e hicieron preguntas acerca del lavado de manos y los controles y procedimientos ante infecciones. “Nadie me dijo por qué de repente el tema se estaba volviendo tan enorme”, dijo.

Patty Lozano, de Anaheim, señaló que su hijo estaba en la misma habitación que el bebé de Walker cuando el personal rápidamente lo trasladó a una segunda unidad de cuidados intensivos. Cuando preguntó el motivo, le respondieron que se debía a “falta de personal”.

Poco después, Lozano habló con Walker, quien describió que su bebé estaba infectado con MRSA. Cuando preguntó al personal al respecto, le negaron que se tratara de un problema importante. “Me dijeron que no había nada por qué preocuparse”, relató. Su hijo, en tanto, dio negativo en las pruebas.

La semana pasada, el hospital afirmó que los funcionarios actuaron rápidamente para detener el brote, después de que un laboratorio del condado confirmara a mediados de diciembre que las bacterias de los cinco primeros bebés infectados eran todas de la misma cepa.

A fines de diciembre, siete recién nacidos se habían enfermado, informó el centro médico. Otro bebé dio positivo a fines de febrero, y dos más en marzo. El hijo de Walker, al parecer, fue el último de ellos.

Los médicos informaron a Walker que su pequeño había sido colonizado con la bacteria en partes de su piel, pero que no presentaba fiebre ni otros síntomas. Cuando recibió el alta, el 23 de marzo, sus estudios dieron negativo.

La semana pasada, Murran aseguró que UCI continúa limpiando todo el equipo y las superficies en las unidades de cuidados intensivos. En enero y febrero, más de 220 empleados usaron jabón antiséptico y pomada para reducir bacterias en la piel y la nariz. Cuatro empleados dieron positivo a los análisis de MRSA en enero, pero desde entonces están libres de la bacteria, señaló el vocero.

The Times se enteró del brote mediante Marian Hollingsworth, quien es miembro de un comité asesor del estado en temas de infecciones intrahospitalarias y presentó una queja luego de que un empleado de UCI le informara la situación.

El Departamento de Salud del condado señaló la semana pasada que las autoridades no notificaron al público acerca del brote porque no había evidencia de que los bebés tratados en la unidad neonatal estuvieran en mayor riesgo que los pequeños internados en otros lugares.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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