Anuncio

¿El enojo con Donald Trump podría impulsar la lucha por la reforma migratoria?

Emma Torres de Van Nuys sostiene una piñata con la figura de Donald Trump, durante una marcha en el centro de Los Angeles.

Emma Torres de Van Nuys sostiene una piñata con la figura de Donald Trump, durante una marcha en el centro de Los Angeles.

(Christina House / For the Times)
Share

Hace una década, Anabel García Romo, entonces de 17 años, asistía a la escuela Garfield High School y participó en la histórica marcha de Mayo en el centro de Los Ángeles.

Ella se involucró en esa ocasión, para protestar contra las iniciativas que se discutían en el congreso, y que habrían hecho de los indocumentados, unos delincuentes, para ella, eso era muy importante porque tenía familia y amigos que se encontraban en el país en forma irregular.

García considera ese día, como un momento definitivo en su vida, pero desde entonces, no ha habido nada que la vuelva a motivar a salir a las calles a manifestarse, ni siquiera Donald Trump y su agresivo discurso.

Anuncio

“Este año creo que estaba más preocupada por el nuevo episodio de la temporada de Game of Thrones, que en la marcha del primero de mayo”, comentó.

Aquella marcha del 2006, con más de medio millón de personas protestando en las calles, fue por mucho, una de las mayores protestas migratorias en la historia de Estados Unidos, y muchos la consideraron como el inicio de un gran movimiento social.

Pero no ocurrió así. La controvertida legislación que inspiró esa marcha, murió sin pena ni gloria, pero también murieron los grandes esfuerzos para impulsar una reforma migratoria, y la promesa de un nuevo tipo de activismo político latino también perdió gran parte de su fuerza.

Trump, quien ha hecho fuertes ataques a los inmigrantes mexicanos y ha hecho de la construcción de una valla fronteriza, la pieza central de su discurso de campaña, ha enfrentado fuertes protestas en California, pero los números fueron pequeños en relación a las protestas en el pasado.

Mucha gente se pregunta ahora si la retórica de Trump va a ser suficiente para reactivar la pasión de los movimientos latinos del 2006.

“Tiene que haber otra inminente amenaza u otra legislación federal antiinmigrante”, dijo Chris Zepeda-Millán, profesor de ciencia política en la Universidad de California en Berkeley. “La gente protesta contra algo, no por algo”.

Otra prueba se está viviendo hoy, cuando Trump lleve a cabo una protesta en Anaheim. Aunque algunos activistas creen que puede haber enfrentamientos, muy pocos consideran que habrá mucha gente en las protestas.

García dijo que una de las cosas que probablemente la impulsarían a salir a las calles nuevamente, sería que Trump llegara a la presidencia.

Zepeda-Millán, quien estudia los efectos de la ola de protestas del 2006, dijo que aunque no había habido una legislación a nivel nacional, los esfuerzos de los activistas se encaminaron a las elecciones del 2008, con la esperanza de ayudar en la elección del primer presidente afroamericano en la historia de Estados Unidos.

La esperanza era que Obama utilizara su capital político para llevar a cabo una reforma migratoria que legalizara a más de 11 millones de personas. Sin embargo, su legado entre los círculos de inmigrantes es que Obama estableció un nuevo récord de deportaciones, ganándose el título del “Jefe de deportaciones”.

Por ahora, dijo Zepeda-Millan, las protestas no son necesarias. En cambio, considera que los latinos deben llevar sus preocupaciones hasta la casilla electoral.

Hay indicios de que la candidatura de Trump ha provocado que mucha gente decida hacerse ciudadana, según se muestra en los datos del Servicio de Inmigración y Naturalización, donde se observa un incremento en las solicitudes de ciudadanía entre junio y enero, cuando Trump anunció su candidatura.

Datos de los años previos muestran que las solicitudes tienden a incrementarse cuando hay medidas antiinmigrantes, como la Proposición 187 en 1994, aprobada por los electores de California y que buscaba prohibir cualquier beneficio a los migrantes indocumentados, incluyendo a los niños.

En el 2006, las organizaciones de derechos de las personas sin documentos, se encontraban optimistas después de que millones de personas salieron a las calles en contra de la iniciativa Sensenbrenner, -que habría convertido en delincuentes a las personas que estuvieran en el país en forma irregular-.

García dijo que esperaba más cambios luego de las protestas masivas. Poco a poco participó cada vez más en organizaciones a favor de los inmigrantes, pero llegó el momento en que se desilusionó.

“Todos esperábamos que ocurriera algo. Estuvimos esperando el momento para ver que ocurriera algún cambio, y en realidad lo único que hicieron fue detener la reforma”.

Cada cierto tiempo, la reforma migratoria se veía cada vez más cerca, y cuando todos esperaban que fuera aprobada, era derrotada. Muchos líderes migrantes simplemente se cansaron y lo mismo ocurrió con la gente que dejó de asistir a las marchas del primero de mayo.

Cuando el grupo de García propuso empezar a hacer demostraciones no pacíficas, ella decidió que había llegado el tiempo de dejar el movimiento.

“Había grandes diferencias de opinión acerca del camino a seguir”.

Muchos jóvenes se mantuvieron en el movimiento y utilizaron tácticas más agresivas para llamar la atención hacia su causa: desde provocar su arresto en movilizaciones frente al Congreso, hasta las auto deportaciones. Algunas de sus estrategias tuvieron consecuencias inesperadas, como el rompimiento con la vieja guardia del movimiento, que no estuvo de acuerdo con ese tipo de protestas.

No obstante, estas formas de presión y protestas, ayudaron a promover la acción ejecutiva del presidente Obama en el 2012, con la que un grupo de jóvenes indocumentados, pudo eludir la deportación y se les otorgó un permiso para estudiar y trabajar legalmente, convirtiéndose sin duda en el movimiento migratorio más significativo en 30 años.

Pero esta medida ejecutiva es temporal y puede ser echada abajo por la próxima administración presidencial. Una extensión del programa, que le daba los mismos beneficios a los padres de hijos ciudadanos, se encuentra atorada en las cortes.

Anuncio