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Cómo saber qué cachorro será un buen perro guía; la madre podría tener la respuesta

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Ellos sólo se alimentan, duermen, corretean y se revuelcan. ¿Cómo es posible observar una camada de cachorros y elegir aquellos que podrían ser exitosos perros guía?

Un nuevo estudio sugiere que uno de los primeros indicios podría provenir del tipo de atención que la madre le da a sus retoños en las primeras tres semanas de vida.

En un grupo de 98 cachorros (39 pastores alemanes, 44 labradores y 15 golden retrievers) criados para convertirse en perros guía de personas con discapacidades visuales, los más exitosos no fueron aquellos que recibieron más leche y lengüetazos de parte de mamá, sino el resto.

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Fuertemente representados en el casi 32% de cachorros que fracasaron el entrenamiento para perros lazarillos estuvieron aquellos que, en sus primeras tres semanas de vida, pasaron enormes cantidades de tiempo lactando y obtuvieron lamidas extra de parte de su madre.

Entre los 66 cachorros que, a los dos años y medio se graduaron del entrenamiento, los investigadores notaron una clara tendencia: muchos de ellos, cuando cachorros, habían tenido que luchar para lactar mientras su madre estaba sentada, de pie o alejándose.

Los autores de la nueva investigación, del departamento de psicología, bioestadísticas, biología y veterinaria de la Universidad de Pensilvania, conjeturan que en un grupo de cachorros que tienen aproximadamente la misma inteligencia para triunfar en el entrenamiento, aquellos que poseen más chances son los que contaron con madres atentas, pero que soportaron una carga de estrés en sus primeros tiempos de vida.

Su informe fue publicado online este lunes, en la revista PNAS. “La lactancia móvil” -es decir, mientras la madre está en posición vertical y no totalmente dispuesta a hacerlo- es un desafío y, como resultado, no es muy común. Obtener alimento de esa manera implica encontrar un pezón oculto o en movimiento, y seguir intentando.

Los pequeños que lo logran poseen niveles especiales de perseverancia, ingenio y habilidad para solucionar problemas, o los desarrollan (y son recompensados por sus problemas con un trago de leche) cuando sus madres satisfacen la mayoría de sus necesidades, pero los hacen trabajar un poco más de lo normal de vez en cuando.

De cualquier manera, cuando son adultos jóvenes, entre los 14 y 16 meses, estos lactantes móviles tienen una ventaja que les permite tener éxito. A medida que crecen, muestran mejores habilidades para navegar obstáculos, manejar entornos y objetos desconocidos, y suprimir más respuestas instintivas que los perros que captaron la mayor parte de la leche y la atención materna.

Las tareas de la juventud que predijeron mejor el éxito en el entrenamiento de estos perros se basaron en estas cualidades. Para cuando los animales cumplieron dos años y medio de vida, dichas diferencias eran bastante buenos predictores para medir si podrían completar el riguroso entrenamiento de un perro guía.

Los investigadores sometieron a los perros a una batería de 11 tareas de comportamiento, en un intento por identificar cuál predecía más éxito en la escuela de entrenamiento. Así, descubrieron que los animales que se graduaban tenían más posibilidades de resolver problemas en varios pasos, que involucraban el acceso final a una golosina. Aquellos que tardaban más en ladrar o llorar cuando se enfrentaban a un gato de juguete, operado mediante baterías, también tenían más posibilidades de éxito que los que rápidamente protestaban cuando se los dejaba en una habitación con un par de estas diabólicas criaturas.

Una tercera tarea produjo predicciones de éxito que difirieron según la raza. El examen requirió que el experimentador se pusiera de pie frente al perro joven, con un paraguas plegable negro, y súbitamente presione el botón para abrirlo.

Los labradores que respondieron al ejercicio del paraguas con mayores niveles de miedo y sorpresa tuvieron menos probabilidades de completar el entrenamiento con éxito. Pero con los golden ocurrió lo contrario: aquellos que respondieron al despliegue inesperado del paraguas con más sorpresa y cautela tuvieron más chances de triunfar.

“En resumen, ¿qué predice que un perro pueda convertirse en un lazarillo exitoso?”, preguntan los investigadores. “Nuestros resultados apoyan estudios previos sobre otros animales y reafirman los beneficios duraderos del cuidado materno, con moderación”. Posiblemente, todo lo demás fluye de esos momentos de adversidad que los cachorros (o ratas, ardillas, monos y bebés humanos) experimentan cuando mamá lanza un pequeño desafío a su manera.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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