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Cómo esta granja de ajo pasó de la falta de mano de obra a tener 150 trabajadores en lista de espera

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El mayor productor de ajo fresco de la nación le ha dado a los empleados un importante aumento, un hecho que refleja la desesperación de los agricultores por atraer más trabajadores rurales.

Christopher Ranch, que cultiva ajo en 5,000 acres en Gilroy, California, anunció recientemente que aumentará el pago a los trabajadores de $11 a $13 la hora este año (un 18%), y luego a $15 en 2018. El incremento se produce cuatro años antes del calendario requerido por California para aumentos de salario mínimo.

Ken Christopher, vicepresidente de Christopher Ranch, afirmó que el efecto de la medida fue positivo de inmediato. A fines del año pasado, la granja tenía 50 trabajadores para ayudar a pelar, empaquetar y asar ajo. Dos semanas después del aumento de salarios, en enero pasado, las solicitudes inundaron el lugar. Ahora, la empresa cuenta con una lista de espera de 150 personas.

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Ken Christopher, vice president at Christopher Ranch, had been failing to draw new workers since 2014. (Feb. 9, 2017)

“Sabía que ayudaría un poco, pero no tenía idea de que esto resolvería nuestro problema laboral”, afirmó Christopher. El ejecutivo señaló que la granja había tratado, sin éxito, de atraer a nuevos trabajadores desde 2014. En ese momento, el departamento de Recursos Humanos había publicitado frenéticamente los puestos a cubrir para trabajos agrícolas mediante anuncios online e instando a sus empleados que comunicaran la oportunidad entre sus conocidos. Nada surgió.

Los agricultores de todo el país manifestaron dificultades para contratar. La escasez de mano de obra agrícola parece haber llegado a un punto de inflexión, desde que el gobierno de Obama intensificó la aplicación de la ley en las fronteras y deportó a millones de trabajadores indocumentados.

Quizás en parte debido al endurecimiento de los controles, sumado a la crisis financiera de 2008, más mexicanos han regresado a su hogar de los que han emigrado a los EE.UU. entre 2009 y 2014, por primera vez en décadas, resaltó el Pew Research Center.

La economía mexicana, más fuerte y dinámica, también podría estar impulsando un alejamiento de las carreras en la industria agrícola. Según un estudio realizado el año pasado por Diane Charlton y Edward Taylor, investigadores de la Universidad Estatal de Montana y UC Davis.

“En los campos de México, los chicos ya no crecen para ser trabajadores agrícolas de la forma en que sus antepasados lo hacían”, señaló Taylor. “México tuvo éxito en la construcción de escuelas rurales y en proveer acceso gratuito a la educación”.

La escasez de trabajadores es una de las razones por las que las granjas han reducido la producción de frutas y vegetales en un 9.5%, lo cual costó a los productores $3.1 mil millones de dólares en ingresos perdidos, según un informe de la Partnership for a New American Economy, una entidad sin fines de lucro que promueve la reforma inmigratoria.

“El tema sigue empeorando porque menos trabajadores nuevos vienen al país para tomar estos empleos, y los trabajadores más experimentados están envejeciendo y retirándose”, afirmó Jason Resnick, vicepresidente y abogado general del grupo de comercio Asociación de Agricultores del Oeste.

Esta situación ha impulsado a los empleadores a dar un aumento a los trabajadores agrícolas. Entre 2010 y 2016, los salarios semanales de los productores de cultivos aumentaron un 28% en California, comparados con el aumento promedio del 20% en otras industrias, según el Departamento de Desarrollo de Empleo. El trabajo agrícola paga alrededor de $32,500 anuales en promedio en California, conforme datos más recientes, que pueden incluir también a empleados de nivel gerencial y administrativo.

Los trabajadores agrícolas mantuvieron por muchos años el salario mínimo. Las demandas por el pago de pausas, capacitación y otro tiempo improductivo se resolvieron en gran medida en 2015, cuando el gobernador Brown firmó una legislación que ofrecía a los productores una forma de resolver las disputas salariales y evitar los enjuiciamientos. Sin embargo, esa ley está siendo revisada por un tribunal federal.

El año pasado, el gobernador también firmó una ley que cambió el umbral de horas extra para los trabajadores agrícolas, quienes ahora pueden recibir esa compensación después de ocho horas de tareas o de más de 40 horas a la semana. La norma anterior establecía el límite en 10 horas por día y 60 por semana.

Los salarios agrícolas han aumentado más gradualmente en otras partes del país, superando con creces el incremento salarial de otros sectores. Sin embargo, arrojar dinero al problema no ha solucionado las cosas, porque de todas formas los aumentos no atraen a trabajadores de otras industrias. “La única constante es que no importa cuánto pagamos, los trabajadores nacionales no solicitan estos empleos”, afirmó Resnick. “Aumentar los salarios sólo sirve para desguazar la mano de obra existente; no hace nada para agregar más trabajadores a la mano de obra”.

La pregunta es si el enfoque de Christopher Ranch, de ofrecer aumentos mayores, podría replicarse en otros sitios. Dicha firma es una empresa importante, que emplea alrededor de 600 trabajadores cada día, por lo tanto podría estar mejor posicionada para soportar un alza salarial que otras compañías más pequeñas.

El ajo también requiere de mucha mano de obra humana para cosechar, empaquetar y asar, por lo cual la granja tiene el incentivo de mantener su fuerza de trabajo intacta. La firma está en desventaja al estar enclavada en el extremo sur del condado de Santa Clara, hogar de Silicon Valley.

El creciente sector tecnológico ha aumentado el salario medio -y el costo de vida- para los lugareños. En promedio, la gente en el condado de Santa Clara ganó $121,212 en 2016, un 41% más que en 2010 ($85,800), según el Departamento de Desarrollo de Empleo. Eso significa que Christopher Ranch debe hacer de sus empleos algo atractivo como para captar a trabajadores que vivan lejos.

Cuando la granja subió sus salarios mínimos de $10 a $11, el verano pasado, no logró atraer a ningún trabajador nuevo, explicó Christopher, su vicepresidente. Para el ejecutivo, el extra de un dólar no era suficiente para que la gente conduzca desde las áreas cercanas -y más baratas-, como los condados de San Benito, Monterey y merced, donde se consiguen departamentos de un dormitorio por menos de $2,500, el promedio mensual en el condado de Santa Clara.

Las noticias del aumento eventual a $15, que muchos trabajadores conocieron cuando obtuvieron su cheque de pago en enero, corrieron rápidamente. “Superar los $13 se convirtió en algo atractivo y valió la pena”, señaló Christopher.

En la actualidad, el ejecutivo recibe solicitudes de trabajadores dispuestos a viajar casi dos horas desde y hacia la granja. “Veo esto como un ejemplo de gestión iluminada, que comprende que la agricultura necesita adaptarse a un nuevo mundo, en el cual habrá menos campesinos que antes”, señaló Taylor, investigador de UC Davis.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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