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Yasiel Puig, el ‘caballo salvaje’ que saca la lengua

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La luz roja de la televisión de la cámara se prendió y Yasiel Puig se sintió obligado a hablar. Mientras el equipo celebraba la victoria y eliminación de los Cubs de Chicago de la Serie de Campeonato la semana pasada, Puig sacó la lengua para los televidentes en Los Ángeles antes de lanzar un mensaje.

“Cuatro más”, dijo Puig. “Cuatro más”.

Hablaba de las victorias, el número de triunfos que necesitan para asegurar que los Dodgers ganen el primer campeonato desde 1988. Seguramente habrán más de cuatro oportunidades para que Puig saque la lengua.

Nacido en un momento de exuberancia después de un triple de Puig en la primera ronda, este gesto se ha convertido en un símbolo de la postemporada. Las transmisiones de televisión han enseñado a Puig sacando la lengua tanto en la banca como en jugadas. Tras un triple en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, Chris Taylor sacó también la lengua. En el montículo de Wringley Field tras el Juego 5, los Dodgers se reunieron para una foto de equipo con la lengua afuera.

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Puig se ha convertido en una figura singular de un reality show en los playoffs. Lame su bate antes de batear y le da vuelta a su bate después de pegar un sencillo. También se toca sus partes privadas después de dobletes. Durante los momentos finales de los Cubs, la cámara estuvo dos minutos tratando de captar a Puig dándole un beso al entrenador de bateo, Turner Ward, en el banquillo.

La vibrante celebración coindice con la presencia de Puig como presencia vital en la alineación de los Dodgers. Tras batear como octavo durante la mayor parte de la temporada, el mánager Dave Roberts lo ha promovido a los puestos cuatro y cinco en octubre. Puig ha respondido al pegar .414 en postemporadas, y un promedio de 1.169 de bateo con gente en base, cuatro hits con bases extra y seis carreras impulsadas. De hecho, ha caminado en seis ocasiones, demostrando paciencia cuando antes carecía de eso.

“Su nivel de concentración en la postemporada ha sido el mejor que hemos visto”, dijo Clayton Kershaw. “Cuando combinas el nivel de talento con lo que tiene, es un jugador muy especial”.

Pero Puig desempeñando un rol prominente en este equipo de los Dodgers en la Serie Mundial no parecía muy realista el verano pasado, cuando la organización lo mandó a las menores y lo hizo disponible para pláticas de intercambio para cualquier equipo que quisiera hacer una oferta. Tras la temporada 2017 de Puig, en el que pegó 28 jonrones y jugó muy buena defensiva en el jardín derecho, recibió dos días de castigo en la banca en la semana final de la temporada regular tras cometer un error tonto al correr las bases y otro al día siguiente por llegar tarde al estadio.

El envío a las ligas menores y condena pública pareció haber castigado a Puig. Roberts lo motivó al darle más tiempo en el campo como premio. Puig, de 26 años, aprendió a confiar en las figuras de autoridad como Roberts y Wards. Sus compañeros aprendieron a aceptar que su exuberancia está muy cerca de ser fastidiosa. Y los Dodgers se han beneficiado al retenerlo, a pesar de tenerlo en el mercado por tanto tiempo.

“Muchas veces, cuando las situaciones se dan de esa manera, un cambio de clima es necesario para que el jugador tome el siguiente paso en su carrera”, dijo el presidente de operaciones de béisbol, Andrew Friedman. “Como mérito de él y afortunadamente para nosotros, pudimos evitar esa situación”.

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