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Exnarrador de Dodgers, Vin Scully, relata cómo vivió el jonrón de Justin Turner

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En su primera temporada como espectador, Vin Scully vio cómo voló la pelota el domingo por la noche, desde la comodidad de su hogar. La pelota se fue atrás, atrás y más atrás…

No, desde luego que no. Scully no habló o dijo alguna de sus líneas famosas o alguna frase dulce que había soñado decir algún día.

Justin Turner había pegado uno de los jonrones más famosos en la historia de los Dodgers, quizá el más famoso desde que Kirk Gibson lo hizo y quedó grabado en cada mente de cada residente del Sur de California. Sin embargo, el hombre que narró el jonrón de Gibson ya no estaba ahí.

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“No me había dado cuenta que era el aniversario 29 del jonrón de Kirk”, dijo Scully. “Nunca me pasó por la mente”.

El 15 de octubre de 1988, Gibson pegó un jonrón que inspiró a toda una generación, fue el héroe que le clavó esa flecha fatal en el corazón de los Atléticos.

Scully había dicho esa noche en Dodger Stadium tres palabras muy simples: “se va…. ¡Y se fue!”. No fue hasta 70 segundos después que el mejor cronista en la historia del béisbol regresó al micrófono para decir sus ahora legendarias palabras: “en un año improbable, lo imposible ha ocurrido”.

El 15 de octubre de 2017, Turner pegó un jonrón en el noveno episodio para ganar el partido. Fue el primer jonrón que gana un partido de playoff desde que Gibson dejó en delirio a la afición. Con ese cuadrangular, el pelirrojo puso a los Dodgers a solamente dos victorias de una Serie Mundial.

“¿Cómo hubiera narrado ese jonrón Scully?”.

“No hubiera dicho mucho”, dijo. “Solamente hubiera dicho, como siempre, se fue y luego me callaría”.

Luego Scully rió.

“Hago mi mejor trabajo cuando no digo nada”, dijo.

Scully cumplirá 90 años el próximo mes. Se retiró el año pasado. Dijo que estaba agradecido con los Dodgers por haberlo invitado a su esposa, Sandi, para ver el juego desde el suite. La pareja usualmente se va temprano para tratar de navegar mejor en el tráfico de los pasillos y en las autopistas y para asegurarse de llegar a tiempo para ver el final del juego.

Después de 67 años como la voz de los Dodgers, su asiento en el suite es algo nuevo y 15 pies más a la izquierda.

“Veo el juego de lado”, dijo. “Toda mi vida he visto el juego detrás del bateador”.

“Creo que solamente una vez en mi carrera, que yo me acuerde, tuve que transmitir un juego de un lado. Eso fue hace como mil años, en Forbes Field en Pittsburgh. Ponían a los narradores visitantes en un lado diferente todo el tiempo. Una vez nos pusieron detrás de la tercera base”.

“La diferencia más grande para mí es, que ahora no puedo juzgar cosas. Ahora no puedo ver si el pitcher tiene cosas buenas. Cuando el pitcher suelta la pelota, estoy viendo la banca visitante, así que pierdes la visión de la pelota por una fracción de un segundo”, indicó.

“Hay un par de jugadas en el Juego 2 que fueron difíciles. [Albert] Almora en el Juego 2, estaba viendo hacia el sol e hizo una gran jugada al atrapar la pelota cerca de la barda. Y la otra cuando Chris Taylor y Yasiel Puig parecía que iban a chocar. Hubiera juzgado mejor la jugada sentado detrás del home plate, en la sala de transmisión”.

“Esa es la diferencia más grande: estoy viendo el juego de lado”.

Scully usualmente opinaba en sus transmisiones, describiendo cuando los Dodgers hacían una mala jugada, y explicaba por qué hacían esa mala jugada. Muchas veces los aficionados pensaban que no le importaba si los Dodgers ganaban.

Aunque no dejaba que sus sentimientos superaran su profesionalismo, siempre apoyó a los Dodgers detrás del micrófono, tal como los apoya ahora.

“No soy emocional”, dijo. “No brinco en un jonrón o algo así”.

“Pero creo que no es ningún secreto, que cuando trabajas para un club, quieres que gane tu club. Conoces al personal, al mánager, a los coaches y a los dueños”.

“Claro que me gustaría ver a los Dodgers ganar. Quiero que ganen. Disfruté cuando ganaron en el 88, pero ¿por qué no ver que otros disfruten de ello este año?”

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