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Opinión: Jaime Jarrín, un maestro de español para muchos

Steve Lopez y Jaime Jarrín

Steve Lopez y Jaime Jarrín

(Gina Ferazzi / Los Angeles Times)
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Un día dentro de un vestidor, escuché a un caballero decir que aprendió inglés escuchando la radio cuando era un niño. Sintonizaba los juegos de los Lakers que eran narrados por el ya fallecido Chick Hearn y los juegos de los Dodgers narrados por el ya retirado Vin Scully.

“En el lugar donde crecí, solo podía agarrar ciertas estaciones”, dijo.

Le subía al volumen y empezaba las clases con un par de legendarios cronistas como sus maestros.

Me encanta la idea de un niño con su oído pegado a la radio en una ciudad que es un mundo sin fronteras, en donde se hablan más de 200 idiomas y en donde las culturas se mezclan.

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Luego me puse a pensar.

Como muchos en el Sur de California, no tengo la opción de ver a los Dodgers por televisión gracias a una larga y fastidiosa batalla sobre el precio de los derechos de trasmisión que está siendo motivada por la avaricia. Y también ya no puedo escuchar a Scully porque ya se retiró.

Entonces sintonicé mi radio a la estación 1020 AM para escuchar los juegos de los Dodgers en español.

No siempre puedo presentarme a las clases pero cuando lo hago, otra leyenda del equipo detrás del micrófono -el Salón de la Fama Jaime Jarrín, de 81 años de edad, ha entrado a su temporada número 59 con los azules y es mi maestro de español.

Jarrín nació y creció en Ecuador, tiene una voz placentera y habla despacio, con claridad y de manera poética.

Cuando Jarrín dice “lanzamiento viene”, suena como si estuviera cantando.

Yo ya sabía hablar, escribir y leer algo de español, sin embargo, me ha causado mucha frustración el que no lo he aprendido lo suficientemente bien para poder hacer una entrevista con comodidad.

Otro de mis motivos para querer hablar mejor español es por el feo clima político que se está viviendo en este país hoy en día, en el cual las diferencias culturales están siendo explotadas y se están buscando chivos expiatorios.

Los abuelos de mi padre, quienes llegaron a California hace 100 años de España y abrieron una pequeña tienda de abarrotes, solo hablaban español, pero fallecieron antes de que yo naciera. Mi papá lo hablaba de pequeño, pero no cuando yo estaba creciendo.

Nunca olvidaré un viaje que hice a España con mi padre y mi hermano, pensaba que iba a ser nuestro traductor porque había tomado clases de español en la secundaria y preparatoria. Terminamos perdiéndonos y cuando le pedí direcciones a un extraño, no pude entender lo que me dijo.

Cuando mi padre se metió para ayudarme, quedé anonadado. Su español era perfecto; me dio envidia y lamenté luego que no me haya criado como una persona bilingüe, pero así eran las cosas. Mi madre creció hablando italiano, sin embargo, lo dejó de usar. Algunas familias inmigrantes simplemente querían adaptarse lo mejor posible a este país. El tema de los idiomas en California siempre ha sido una historia de muchas narrativas.

Si vienes a este país, tienes que aprender inglés. Al mismo tiempo, promuevo la importancia de ser bilingüe. La gente que habla dos o tres idiomas tiene muchas puertas abiertas

— Jaime Jarrín, cronista de los Dodgers

En Cal State L.A. tuve a una estudiante china que escribió bellamente su deseo de retener su primera lengua y sobre la gran decepción que le produjo el hecho que su hermano pensaba diferente. Ella tenía una compañera que quería ser vista como una originaria de Los Ángeles que hasta escondía que sabía hablar chino.

Jarrín fue a la universidad en Ecuador y estudió inglés durante ocho años, pero se sentía perdido cuando llegó a Los Ángeles. Entonces tomó una clase en el centro de la ciudad y empezó una carrera que ya está en extra innings y que no parece tener un fin.

Nunca lo había conocido, sin embargo, recientemente lo contacté para decirle que él era mi maestro de español, o por lo menos uno de ellos.

“A lo largo de los años, muchos me han dicho que han mejorado su español al escuchar mis trasmisiones”, explicó Jarrín.

Le comenté que ese día había escuchado un programa de radio en español sobre cómo alcanzar el éxito en el mundo de los negocios; uno de los comentaristas dijo que era importante aprender a hablar inglés. Es un buen consejo, pero si todos lo seguirían, no habría la necesidad de tener radio o televisión en español.

“Siempre he creído que si vienes a este país, tienes que aprender inglés. Estamos en Estados Unidos”, expresó Jarrín. “Pero al mismo tiempo, promuevo la importancia de ser bilingüe. Pienso que la gente que habla dos o tres idiomas tiene muchas puertas abiertas”.

Jarrín me invitó a un juego para visitarlo. Fue algo intimidante porque hablamos español la mayor parte del tiempo.

Conocí a su compañero de transmisión e hijo Jorge, y también a su nieto Stefan, quien jugó para los Dodgers en ligas menores y que ahora trabaja como visor del equipo.

Stefan entiende el español, pero indicó que no lo habla muy bien porque sus padres solo hablaban inglés cuando era un niño, y el español de su abuelo es tan fluido, que le intimida el tratar de igualarlo.

El ingeniero de cabina, Efrén Meza, me dijo que su español ha alcanzado otro nivel. El trabajar con Jarrín por cinco años puede tener algo que ver con esto.

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