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Aumentan los temores de la deportación, en medio de rumores e información falsa

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Aunque los funcionarios de inmigración revelaron el arresto de más de 160 personas, minimizaron las actividades como ‘de rutina’ y no vinculadas a un nuevo endurecimiento de controles.

La alarma sonó minutos después de las 3 p.m. Un grupo de defensa de derechos de inmigrantes lanzó un email de alerta el jueves por la tarde, advirtiendo que los agentes de la Agencia de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) estaban deteniendo a inmigrantes en redadas realizadas a través de Los Ángeles y condados cercanos.

Cerca de 100 personas habían sido detenidas, decía el email, y transportadas a una instalación federal. El correo no mencionaba al presidente Trump ni su plan de una amplia iniciativa de deportación para los millones de personas que se encuentran en el país indocumentadas, pero para muchos, la conexión estaba clara.

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Una hora después, decenas de manifestantes se habían reunido en el centro de la ciudad y bloqueaban el tránsito mientras denunciaban con furia al primer mandatario. Los funcionarios electos se sumaron al reclamo y demandaron respuestas sobre las redadas. Las autoridades en México elevaron una advertencia a sus ciudadanos que residen en los EE.UU.

La realidad era mucho menos clara.

Después de negarse a dar detalles en un primer momento, autoridades de ICE anunciaron el viernes pasado que la agencia había realizado, en efecto, un operativo de toda una semana en el sur de California, que había resultado en el arresto de 150 personas. La agencia insistió, no obstante, en que las redadas apuntaban a personas con antecedentes penales y no eran distintas -en tamaño o alcance- a otras realizadas en años anteriores y con gobiernos pasados.

En las comunidades de inmigrantes de todo el sur de California, las detenciones culminaron una semana de ansiedad ante el esperado endurecimiento de controles prometido por Trump. Además de la acción federal, las comunidades se vieron sacudidas por extensos informes falsos publicados en redes sociales acerca de redadas inexistentes y supuestos controles policiales para deportar a personas que sean ciudadanas.

La situación también hizo dudar a la policía, los políticos y los defensores de inmigración acerca de cuál era la respuesta correcta. Para los funcionarios electos del estado, que en gran medida se oponen a Trump, se trata de encontrar un punto medio que permita condenar la dura postura presidencial acerca de la inmigración y los criminales que se encuentran en el país indocumentados.

En tanto, la policía local se apresuró a apaciguar la histeria, y algunos oficiales culparon a los defensores de derechos de inmigración por dar falsas alarmas y aumentar los temores. “Dejen de asustar a mi comunidad”, pidió el jefe de policía de Santa Paula, Steven McLean, quien calificó de falsas las declaraciones de activistas acerca de una redada en su ciudad. “Ahora debo salir a calmar los temores de la gente”.

El grupo que emitió la alarma en primer lugar, Coalition for Humane Immigrant Rights of Los Angeles (CHIRLA), afirmó que los arrestos presagian una nueva realidad bajo el mandato de Trump para los inmigrantes indocumentados en los EE.UU.

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Otros grupos de libertades civiles adoptaron un tono menos estridente y expresaron preocupación por la falta de información sobre los arrestos. También remarcaron que anteriormente habían elevado críticas al gobierno de Obama, que deportó grandes números de personas aunque se enfocó a menudo en aquellos antecedentes criminales.

Aunque ICE había llevado a cabo su operativo en la región desde el lunes, no fue sino hasta el jueves que familiares y abogados alertaron a CHIRLA de los arrestos.

La idea de un impulso concentrado de ICE para hallar y arrestar a un gran número de personas que han sido identificadas sin documentos no es nueva. En julio, por ejemplo, ICE publicó una iniciativa similar que capturó a 112 personas.

Pero la falta de información oficial sobre el operativo de la semana pasada permitió la proliferación de acusaciones y rumores sin verificación. A la luz de la orden ejecutiva que Trump puso en vigor el mes pasado y que amplió drásticamente el alcance de quién debería ser blanco de deportación, los arrestos fueron asumidos como una señal de la nueva etapa.

“La gente nos llamaba. Los abogados llamaban y decían ‘está ocurriendo esto y no es normal’”, afirmó la directora ejecutiva de CHIRLA, Angélica Salas. “Hay un nivel de ansiedad muy alto. Hay mucho miedo debido a todo lo que está sucediendo”.

Los políticos demócratas alineados contra Trump se quejaron ante la falta de información. “Es escandaloso que ICE vaya a los hogares de gente trabajadora y los arranque de allí, de sus hijos”, afirmó Tony Cárdenas (D-Los Ángeles), representante de los EE.UU., en un comunicado emitido el jueves por la noche.

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La vocera de Cárdenas, Francesca Amodeo, señaló el viernes que el congresista consideró importante hablar en nombre de los inmigrantes en riesgo, aunque remarcó que Cárdenas está de acuerdo con que los residentes indocumentados que cometan crímenes violentos enfrenten acciones legales.

El viernes, al final del operativo, la vocera de ICE, Virginia Kice, detalló que 161 personas habían sido arrestadas y que 37 de ellas, todas de México, habían sido deportadas. Sólo diez de los arrestados tenían condenas penales, aunque no proporcionó detalles ni la identidad de los detenidos.

David Marin, director de operaciones de control y deportación para ICE en Los Ángeles, afirmó que el accionar de la semana pasada estaba planeado desde antes de que Trump asumiera. Algunas personas, dijo, fueron apresadas porque se descubrió que estaban en el país indocumentadas mientras se llevaban a cabo otros arrestos.

Sin embargo, aproximadamente el 75% de los detenidos, precisó, tenían condenas anteriores por crímenes que incluían “delitos sexuales, ataques, robos y violaciones de armas”. “La serie de informes recientes sobre puestos de control de ICE y las redadas aleatorias son completamente falsos; es algo definitivamente peligroso e irresponsable”, afirmó Marin. “Informes como esos crean pánico y ponen a las comunidades y al personal encargado de hacer cumplir las leyes en un peligro innecesario”.

El alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, aseguró que también intenta obtener respuestas. “Los angelinos no deberían tener miedo de redadas que perturban su tranquilidad y traen una innecesaria ansiedad a nuestros hogares, escuelas y lugares de trabajo”, manifestó en un comunicado.

Sin embargo, en las comunidades de inmigrantes era difícil separar la realidad de la ficción. El olor a huevos cocidos se percibía en el interior de Rosita’s Pupusería, un restaurante de Downey, una de las ciudades en las que, según CHIRLA, ICE realizó arrestos. En la radio sonaba música en español. Sentada junto a la rocola, Elizabeth Mendoza, de 42 años de edad, bebía un refresco de naranja.

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“Siempre hay rumores”, afirmó Mendoza. “Una vez, un amigo de mi hijo envió una foto de un autobús blanco y le dijo que había una redada. Él me mostró la imagen, pero yo no sabía si era cierto”.

La reciente conversación acerca de las redadas, comentó, ha desgastado aún más los nervios ya frágiles de los inmigrantes. Un amigo que vive en el país indocumentado le pidió a Mendoza y su esposo que firmen una carta para que, en caso de ser deportada, se hicieran cargo de la custodia de su hija, de dos años de edad. “Esto es horrible; siquiera tener que considerarlo”, afirmó.

Uno de los detenidos en el operativo de ICE fue José Isidro Mares, de 38 años, quien fue apresado por funcionarios de inmigración en su trabajo, una tienda de neumáticos de Lancaster, según precisó su hija, Desiree Mares, de 18 años. José Mares llegó a los EE.UU. cuando era niño y vivió gran parte de su vida en el país, narró la joven, quien agregó además que su padre ya había sido deportado otra vez, antes de que ella naciera.

Los registros judiciales muestran que Mares posee una reciente condena por proporcionar una identificación falsa a policías en Antelope Valley. También tiene condenas de más de una década de antigüedad por huir de un policía y por posesión de metanfetaminas.

Padre soltero, Mares crió a su hija cuando la madre de ésta los abandonó, hace años. “No sé por qué me han quitado a la única persona que tengo. Se han llevado mi vida”, afirmó la joven, quien está preocupada acerca de cómo su padre, quien está en un hotel en Tijuana, se las arreglará en México. “Su inglés es perfecto”, dijo. “Y sabe apenas algo de español”.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

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Traducción: Valeria Agis

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