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Aliados con el narcotráfico, dos policías corruptos ponen en peligro decenas de casos judiciales

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Cuatro años atrás, en una tarde sofocante, el detective de la policía de Bakersfield Damacio Díaz estaba sentado en su auto, al lado del informante Guillermo “Memo” Magallanes.

Cerca de $15,000 sobresalían de los pantalones de Magallanes. Cuando el informante se bajó del vehículo, el detective de narcóticos halló casi $1,000 en el compartimiento de la puerta del coche. “Me dijo que saliera con mi esposa, o que le comprara algo a mis hijos”, recordó después Díaz, tal como se detalla en los documentos judiciales. “Es un día que realmente lamento, y una decisión que cambió mi vida entera”.

Damacio Diaz pleaded guilty to bribery, drug trafficking and tax evasion. His partner, Patrick Mara, admitted to selling methamphetamine.

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Esa decisión también sacudió el sistema de justicia penal del condado de Kern y marcó el comienzo de un severo caso de corrupción policial que involucró a los efectivos con dinero, drogas y protección. Díaz y su compañero, Patrick Mara, admitieron más tarde haberle robado metanfetamina a los traficantes cuando los detenían. Díaz comenzó después a cooperar con los investigadores federales y mencionó a otros policías que, supuestamente, eran corruptos.

Ahora, los fiscales locales señalan que el escándalo ha puesto en peligro otros casos criminales.

Lisa Green, fiscal del condado de Kern, envió cartas a los acusados en 64 condenas penales potencialmente involucradas luego de que su oficina examinara decenas de casos que implicaron el trabajo de Díaz y Mara. “El comportamiento vergonzoso y criminal de este par ha afectado gravemente al Departamento de Policía de Bakersfield, así como a nuestra comunidad en su conjunto”, sostuvo.

Los fiscales están reexaminando específicamente casos entre 2011 y 2014, cuando la dupla cometió sus delitos. “Si ellos tomaron declaraciones, manejaron evidencia o escribieron reportes, enviaremos cartas a los abogados defensores o a los acusados que se representan a sí mismos”, agregó la fiscal.

Dos casos de delito menor de prostitución, en los cuales Díaz actuó como detective encubierto y fue el único testigo, ya han sido desestimados.

El tema fue una gran caída para Díaz, quien era bien conocido en el Valle Central como miembro del equipo de corredores de la escuela preparatoria retratada en 2015 por la película de Disney “McFarland, USA”.

La oficina de Green revisó 87 casos de los detectives que implicaban a 123 acusados, antes de decidir enviar las cartas. Díaz, policía de Bakersfield durante 17 años, trabajó en 32 casos que involucraban a 53 acusados. De todos ellos, 20 casos requirieron el envío de cartas. En tanto, Mara, veterano de 13 años en el departamento, manejó 55 casos con 70 acusados. De ellos, 44 derivaron en el envío de cartas.

Los acusados podrían buscar propuestas de un nuevo juicio o que se retiren las acusaciones, en algunos casos. La oficina del fiscal de distrito está preparada para volver a intentar los casos, de ser necesario, aseguró Scott Spielman, fiscal adjunto.

Las ramificaciones del escándalo de corrupción podrían ser grandes. “¿Cómo se opondría el fiscal a cualquier moción para un nuevo juicio cuando estos investigadores han admitido semejante comportamiento?”, preguntó Ben Meiselas, quien representa a varias familias que demandaron a la policía de Bakersfield, incluyendo a un hombre que fue baleado mientras era supuestamente informante de Mara.

Los abogados defensores compararon la situación de Bakersfield al escándalo de Rampart, del Departamento de Policía de Los Ángeles, a fines de la década del 1990, en el cual los agentes corruptos habían malogrado los casos. Más de 100 condenas fueron anuladas como resultado de ello.

“Lo que está ocurriendo aquí es realmente indignante”, señaló el abogado defensor Mark Geragos.

El fiscal interino de los EE.UU. Phillip A. Talbert señaló que los dos detectives habían sido especialmente seleccionados para un grupo de tareas vinculadas con las drogas en una región plagada de metanfetamina. “Se convirtieron ellos mismos en narcotraficantes”, aseguró Talbert. “Sus acciones codiciosas pusieron en riesgo la seguridad de sus compañeros”.

Ambos oficiales han expresado su arrepentimiento. Díaz señaló que su período como detective de narcóticos lo llevó a una vida de excesos y bebida, y que Magallanes, un traficante y destacado miembro de la magia mexicana, se volvió más amigo que informante.

Mara aseguró que cuando se asoció con Díaz, en la primavera de 2012, éste salió de una habitación y le entregó “unos cientos de dólares, mientras que colocaba una buena cantidad en sus propios bolsillos”, destacan los documentos de la corte.

Ese año, Mara se declaró en quiebra y afirmó que bebía fuertemente.

Pronto, Díaz y Mara se involucraron con otras actividades ilegales, remarcaron las autoridades. los fiscales federales señalaron que Mara hizo que dos oficiales detuvieran a un vehículo porque sabía que llevaban cinco libras de metanfetamina. Ellos embolsaron cuatro y entregaron sólo una libra como evidencia, relataron los oficiales. El comportamiento se volvió habitual, remarcaron los fiscales.

La lealtad de Díaz a Magallanes forjaría su propia caída. El detective le avisó acerca de una intervención telefónica de la DEA que lo había captado hablando de drogas y le aconsejó que “mantenga un perfil bajo”, según los documentos. Magallanes también le dijo a otro traficante que descarte su teléfono.

Brian Delaney, fiscal asistente de los EE.UU., señaló que Magallanes fue arrestado por otro caso separado y que declaró a los oficiales acerca de Díaz, quien por su parte implicó rápidamente a Mara y sugirió que muchos otros también estaban ganando dinero de esa forma.

“Les dio información para limpiar el departamento”, afirmó su abogado, David Torres, en una entrevista. Pero el fiscal Talbert mencionó: “Concluimos que no hubo cómplices de Díaz y Mara”. También afirmó que no planeaban realizar más procesamientos por ahora.

Durante la investigación, otros cinco agentes fueron puestos en licencia administrativa relacionada con la investigación, y uno de ellos renunció recientemente. Pero el jefe de policía de Bakersfield, Greg Williamson, señaló que las investigaciones federales e internas luego de 18 meses los habían tocado a todos. “Ellos investigaron cada nombre, movieron cada roca. No apareció nadie más vinculado con el escándalo”, aseguró el jefe. “También hemos hecho investigaciones internas de muchas acusaciones que se hicieron, y no hemos podido descubrir nada”.

Aun así, dijo Williamson, los detectives corruptos erosionaron la confianza de la comunidad. Este verano, Díaz se declaró culpable de soborno, tráfico de drogas y evasión de impuestos. Mara, por su parte, admitió haber vendido metanfetamina. Ambos están a punto de comenzar sus condenas de cinco años en prisión federal por sus delitos.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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