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Para el distrito escolar de L.A., la seguridad estuvo antes que la ciencia durante el eclipse solar

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El lunes durante el eclipse solar en muhas de las escuelas de Los Ángeles la seguridad estuvo primero, y la ciencia después. Algunos maestros y administradores sintieron que -por falta de preparación y exceso de precaución- el Distrito Escolar Unificado de L.A. (LAUSD) disolvió un momento altamente pedagógico.

Muchos estudiantes del sistema escolar más grande del país no pudieron ver el eclipse y se mantuvieron dentro de las aulas, con las persianas bajas y escoltados bajo paraguas si debían salir al aire libre. El acontecimiento se trató no tanto como un fenómeno natural sino como un desastre natural.

La seguridad, por supuesto, era una preocupación seria, dado que mirar directamente un eclipse solar puede causar daños visuales permanentes. El evento no fue ignorado -los estudiantes en las aulas de todo el distrito probablemente lo siguieron por los televisores de la escuela y las computadoras, o en sus propios teléfonos inteligentes-. Pero algunos afirman que el sistema escolar actuó muy lentamente para que el mayor número posible de estudiantes pudieran presenciar el gran evento en persona.

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“Vimos una evolución de la política, y finalmente eso nos llevó a un buen entendimiento”, afirmó el miembro del consejo escolar Nick Melvoin. “Pero no lo logramos lo suficientemente pronto”.

Los funcionarios del distrito esperaron hasta el jueves por la tarde para decirle a las escuelas que los padres debían firmar nuevas exenciones especiales para que sus hijos vieran el eclipse. Lo más temprano que las escuelas pudieron enviarlas fue el viernes, lo cual significó que debían volver firmadas el próximo día de clases, el propio lunes, día del eclipse. No hubo tiempo para enviar recordatorios.

Si bien se desconocen las cifras exactas, en algunas escuelas, un número significativo de padres firmaron y enviaron las exenciones a tiempo.

Otros, por la razón que sea -quizás la confusión o el temor de que las escuelas no permitieran a sus hijos experimentar el evento- dejaron a sus hijos en casa para observar el eclipse. Cuando esos alumnos llegaron tarde a clases el lunes, algunas escuelas los registraron con retraso. Melvoin afirmó que su oficina y altos administradores se apresuraron a eliminar los retrasos, sanciones que las escuelas supusieron debían impartir.

Incluso con notas de permiso, el primer mensaje del distrito a los directores señaló el jueves que a los estudiantes se les permitiría salir a observar el eclipse solamente si la escuela contaba con gafas protectoras aprobadas por la NASA.

La exigencia generó muchas quejas, puesto que en las horas previas al eclipse los lentes escaseaban. Entre las protestas enviadas a la superintendente, Michelle King, se incluyó la de un profesor del sur de L.A., que se identificó solamente como Steve. “He planeado ver el eclipse con mis estudiantes durante meses”, escribió. “Compré, con mi propio dinero gafas permitidas, los niños hicieron proyectores con cajas de cereales y estenopeicos, y los entrenamos acerca de los peligros de mirar al sol en cualquier momento. Los primeros días de este año escolar en mi clase estuvieron llenos de información y actividades en torno al eclipse”.

El viernes, después de muchas protestas, el distrito alivió este requisito para permitir la visualización indirecta a través de medios hechos en casa, como visores estenopeicos, cajas y similares.

Una maestra de ciencias de San Fernando Valley, quien pidió permanecer en el anonimato por temor a que su relato pudiera ocasionarle problemas, afirmó antes del eclipse: “Mis colegas maestros de ciencias y yo, por supuesto, sabíamos desde hace años acerca de este Gran Eclipse Estadounidense, y preparamos con entusiasmo la instrucción para este evento único en la vida”.

Sin embargo, en la escuela de esta docente, los planes de observación ya estaban en marcha y los formularios de permiso ya se habían enviado a los padres antes de que llegara la primera carta del distrito, con la exigencia de una nueva exención.

La escuela convocó a una reunión de emergencia para el personal, y anunció que los estudiantes ya no podrían ver el eclipse sin las nuevas exenciones firmadas. El departamento de ciencia se apresuró a sacar los nuevos formularios el viernes. Finalmente, los estudiantes de octavo grado -con clases de ciencia durante el segundo y tercer período- llegaron a verlo. La profesora afirmó: “Tuvieron una experiencia maravillosa, pero estoy triste porque tantos otros alumnos fueron obligados a perdérselo”.

El maestro de secundaria Brett Drugge informó sobre un caso similar en Orchard Academy, en Bell. Su escuela tuvo relativa suerte, indicó. El Laboratorio de Propulsión a Reacción les había otorgado 150 pares de anteojos. Los estudiantes también habían hecho sus propios visores estenopeicos. Sin embargo, narró, como el distrito reaccionó exageradamente, 50 niños que olvidaron llevar a la escuela las nuevas exenciones se perdieron del fenómeno.

Mientras tanto, King tuiteó una foto de sí misma, con gafas, mirando encantada al cielo desde su oficina. “Recordamos a la familia de @laschools que disfruten del eclipse solar de hoy usando los lentes aprobados por la NASA”, escribió. “Disfruten de este acontecimiento histórico”.

Traducción: Diana Cervantes

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí

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