Anuncio

‘La universidad es para todos’: Mildred García, la primera presidenta mujer de Cal State Fullerton

Share

En el campus de Cal State Fullerton, observar a Mildred García es un espectáculo familiar, con sus grandes gafas, su amplia sonrisa y sus conjuntos que recuerdan el azul y el naranja de la escuela.

La presidenta de la universidad, a quien muchos simplemente llaman Millie, adora la salsa y agita pompones en los eventos deportivos. En el día de las mudanzas, se enrolla sus mangas y cambia entre el inglés y el español cuando habla con los nuevos estudiantes y sus familias.

Casi el 60% de los estudiantes de pregrado en el campus más grande de Cal State son los primeros en sus familias en asistir a la universidad. García entiende su experiencia; ella también fue la primera generación. La universidad es para todos, le gusta decir. Nunca es demasiado temprano o demasiado tarde para comenzar.

Anuncio

García se convirtió en la primera presidenta latina de Cal State cuando fue contratada por Cal State Dominguez Hills, en 2007. Cal State Fullerton, del cual se hizo cargo en 2012, ahora gradúa a más estudiantes latinos que cualquier otro campus de California, y es el segundo a nivel nacional. Durante su mandato, el campus, que inscribió a un récord de 40,439 alumnos este año, mejoró su tasa de graduación de cuatro años en un 65% y ganó el reconocimiento de una serie de grupos educativos estatales y nacionales por cerrar las brechas de logros entre los estudiantes latinos y sus compañeros blancos y asiáticos.

Además, impulsó al campus para desarrollar su primer plan maestro académico, solucionó problemas con “cursos de cuello de botella” que desaceleraban a los estudiantes en su camino a la graduación y centralizó los servicios académicos de orientación y carrera -previamente dispersos- para facilitar su localización y uso por los estudiantes. El objetivo principal, dijo, era hacer que todos en el campus se centraran en ayudar a los estudiantes a triunfar.

García anunció este mes que abandonará el sistema universitario público más grande del país para dirigir la Asociación Estadounidense de Colegios y Universidades Estatales, que representa a más de 400 instituciones públicas como Cal State. Antes de asumir su nuevo rol como defensora nacional de la educación superior pública accesible, se tomó un momento para compartir sus pensamientos con este medio.

¿Cómo se asegura de que ningún estudiante quede rezagado?

“Se trata de no tener miedo de mostrarles a los alumnos que los amas y que te importan... El profesorado, el personal y los administradores están aquí porque quieren. Cuando me reúno con los miembros de la facultad, siempre pregunto: ‘¿Por qué estás aquí?’. Recuerdo que alguien me dijo: ‘Mira, nosotros en el sistema de Cal State tenemos estudiantes que no tienen dinero. Aquí, sé que tengo un papel pequeño en la transformación de sus vidas. Mientras que, si estuviera en una institución de élite, se graduarían a pesar de mí’. Aquí, cuando le dices a un alumno ‘Puedes hacerlo’ y tienes a alguien sentado junto a ti, diciendo ‘Déjame mostrarte cómo puedes hacer esto’, realmente hace la diferencia...

Los estudiantes aprenden tanto fuera del aula como dentro del aula. Entonces, ¿qué hacemos para ayudar fuera del salón, para involucrar a los alumnos con la universidad?

Había mucha gente cuando llegué aquí, que ni siquiera conocía nuestras tasas de graduación. No conocían nuestra tasa de deserción. Y ahora, cada universidad realmente sabe, por departamento, cuántos entran, cuál es la retención, cuál es la tasa de graduación, cuál es la etnia, cuál es el género, dónde están los problemas... Mejoramos el asesoramiento. Los asuntos estudiantiles y académicos ahora trabajan juntos. Configuramos el análisis para que podamos monitorear en línea quién está en problemas, de modo de brindarles tutoría de inmediato. El primer semestre, los supervisamos. Y Dios no quiera que fracasen, entonces al final del semestre, los llamarán y les dirán: ‘No pierdas la esperanza, estamos aquí para ayudarte’. Como estudiante universitaria de primera generación, lo entiendo. No crees que esto sea para ti, y reprobar una clase realmente podría lastimar tu confianza. Entonces, cuando hay personas que demuestran que tú importas, eso ayuda a los estudiantes a seguir adelante”.

Debe ayudar tener una historia similar a la de muchos de sus alumnos

“Tengo muchos estudiantes que me dicen, cuando cuento mis antecedentes, ‘Dios mío, acabas de contar mi historia’. Que ‘perdí a mi padre cuando tenía 12 años’, que ‘mi madre trabajaba en una fábrica... Mis cinco hermanos y mayores nacieron en Puerto Rico. Mi hermano y yo fuimos las sorpresas’. Les hago saber todo el tiempo, cuando les hablo de que fui una estudiante universitaria de primera generación, que mis padres eran pobres. Y les digo eso para que sepan que pueden alcanzar lo que quieran. Es un trabajo duro, pero... cuando se gradúan, transforma no sólo sus vidas, sino también las de las personas que les siguen... Mi familia solía decir: ‘La única herencia que una familia pobre puede dejarte es una buena educación’”.

¿Ha aprendido alguna lección en Cal State que llevará consigo a Washington D.C.?

“Hay que escuchar al electorado para entender sus necesidades. También hay que escuchar los silencios. A veces las personas no hablan, y sin embargo tienen mucho en sus mentes. Por lo tanto, debes acercarte a ellos para comprender de dónde provienen… Tienes que entender a quién sirves. Y debes trabajar arduamente para garantizar que las personas colaboren en beneficio de ellos.

…Necesitamos escuchar a todos los estudiantes, sean caucásicos o afroamericanos. Damos por hecho que lo sabemos, pero no es así. Puedo ser hispana, puedo ser puertorriqueña, pero no entiendo los problemas de una familia mexicoamericana que tiene familiares aquí indocumentados. Aprendo de mis alumnos cuáles son sus experiencias. Les pregunto: ¿Cuáles son tus necesidades? Entonces podemos regresar y decir: ‘OK, ¿qué podemos hacer como institución?’. Ya sea orientando o asesorando, o explicándoles dónde pueden obtener servicios legales y dándoles los recursos para ir, debemos escucharlos antes de que podamos incluso ofrecer algo... No se puede solucionar algo si no se sabe cuáles son realmente los problemas”.

Traducción: Diana Cervantes

Para leer este artículo en inglés, haga clic aquí

Anuncio