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En la única escuela para sordos de Los Ángeles, los padres quieren líderes que hablen el mismo idioma

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Desde que su hijo tenía seis meses, Juliet Hidalgo lo lleva a Marlton School, un edificio bajo ubicado en Baldwin Hills, que durante generaciones ha sido un segundo hogar para estudiantes sordos y con problemas de audición en Los Ángeles.

El personal de Marlton les enseñó al hermano y la hermana de Hidalgo, ambos sordos. La escuela era donde su hijo sordo aprendió a hacer los signos para pedir “leche” y “comida”. La mujer había planeado inscribir a su hija, aprovechando un popular programa que permite que los niños oyentes aprender el lenguaje de señas estadounidense, junto con sus hermanos sordos.

Pero después de más de una década de involucramiento, ella y otros miembros de su familia están considerando retirar a sus hijos de la institución, y no están solos.

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La ira sobre la administración de la escuela provocó una revuelta liderada por padres, exalumnos y grupos de presión, que creen que el colegio está en crisis. Entre otras cuestiones, señalan una alta rotación de personal, recortes en programas extracurriculares y deportes, y la ausencia de personal de alto nivel con dominio del lenguaje de señas estadounidense (ASL, por sus siglas en inglés).

A principios de este mes, docenas de personas se reunieron frente a Marlton para exigir la renuncia de la directora actual, Lisa DeRoss, quien -alegan- no está calificada para dirigir la entidad porque no sabe ASL. Los manifestantes llevaban carteles que decían: “¡[Queremos un] Director sordo ahora!” y “Recuperemos la educación de los sordos”.

La protesta fue el último y más visible capítulo en un conflicto en curso entre el distrito escolar y la comunidad de personas sordas de Los Ángeles.

Hace un año, los expertos en educación para sordos lanzaron una campaña de redacción de cartas en la que pedían al Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) que reemplazara a la directora saliente de Marlton con un administrador que domine el ASL. “Ahora es el momento de romper el ciclo de contratar administradores que no están preparados para liderar Marlton”, escribieron dos profesores del East Los Angeles College. La decisión del distrito de convocar a DeRoss, la tercera directora de Marlton en cinco años, agravó las tensiones.

“La situación ha ido de mal en peor”, aseguró Ellen Schneiderman, profesora de educación de Cal State Northridge, que previamente enseñó en Marlton y todavía tiene vínculos con la institución. “El tono y la moral en la escuela es horrible. Muchas familias han retirado a sus hijos. Hemos perdido algunos maestros sobresalientes porque no podían soportarlo más”.

Fundada en 1968, Marlton es la única escuela para niños sordos y con problemas de audición administrada por un distrito escolar de California. La entidad se creó para proporcionar a estos estudiantes un entorno educativo en el que pudieran comunicarse con todos, desde la enfermera escolar hasta el conserje del campus, sin la presencia de intérpretes. Los maestros que se postulan para trabajar allí deben ser excepcionales en el dominio del lenguaje de señas.

Hoy en día, ninguno de sus administradores hablan con fluidez en ASL, aunque algunos, según un portavoz del distrito, poseen un “conocimiento práctico” del idioma.

Hidalgo y otros padres afirman que los administradores de la escuela se reducen a señalar y gesticular para comunicarse con los alumnos y maestros sordos. “Es como si solo hablaras español y yo y te hablo en inglés”, comparó Hidalgo, de 26 años. “Tú sentirás ‘¿De qué me está hablando?’. Pues eso es exactamente lo que está sucediendo. Esta es una escuela para sordos. No se puede abordar como si fuera una escuela de oyentes”.

El portavoz del LAUSD Samuel Gilstrap consideró que, si bien el distrito no puede comentar si la directora de Marlton permanecerá en su cargo o no, los funcionarios del LAUSD consideran hacer del dominio del ASL un requisito para el puesto. También están explorando la posibilidad de ampliar el grupo de solicitantes potenciales, abriendo el puesto a aquellos con menos experiencia administrativa.

“El distrito se compromete a establecer una carrera profesional para aumentar el grupo de candidatos que tienen dominio del ASL y las credenciales administrativas requeridas”, explicó Gilstrap en un comunicado. “También estableceremos un plan de reclutamiento que fortalezca el flujo de comunicación y permita un grupo más amplio de candidatos, incluyendo a personas interesadas que actualmente no trabajan dentro del LAUSD”.

La mayoría de los 2,100 estudiantes sordos y con problemas de audición en el LAUSD asisten a sus escuelas locales, aprenden en entornos típicos de un salón de clases y dependen de intérpretes. Según los funcionarios del distrito, Marlton inscribe solo a 135 de estos alumnos. A pesar de su pequeño tamaño, durante años contó con el apoyo ferviente de los padres de familia, algunos de los cuales conducen desde tan lejos como el Valle de San Fernando o Carson para que sus hijos aprendan tanto en ASL como en inglés escrito.

Sus competidoras son pocas, dos escuelas estatales en Riverside y Fremont; sin embargo, su matrícula ha descendido constantemente a medida que las tasas de natalidad disminuyen y las familias optan por no inscribir a sus hijos. Con alrededor de 230 alumnos (incluyendo hermanos que oyen) matriculados en escuelas de nivel K-12, Marlton es aproximadamente un 25% más pequeña ahora de lo que era en 2010.

En entrevistas, los padres de familia de Marlton describieron la institución como una joya a la que descuidó y se dejó caer en mal estado. “En mi época, era genial. Teníamos un gran programa de deportes, teníamos todo: era un programa completo”, afirmó Jobani Aguilar, de 29 años, quien tiene sordera y asistió a Marlton en su infancia.

Hablando a través de un intérprete, Aguilar dijo que la experiencia de sus hijos, de cinco y siete años, ha sido muy diferente. Las restricciones presupuestarias llevaron a la escuela a eliminar muchas de sus actividades extracurriculares y deportes organizados. Aunque el sitio web de la entidad muestra imágenes de sus equipos de voleibol y baloncesto, los padres dijeron que estos ya no existen.

“Al regresar ahora con mis hijos, veo que las cosas definitivamente se han deteriorado”, aseguró Aguilar. “Sé que podría ser una buena idea sacar a mis hijos y ponerlos en otro lado, pero realmente no quiero hacerlo”.

Para algunas familias, dejar Marlton significaría desarraigar a toda su familia. La alternativa pública más cercana, la Escuela para Sordos de California, ubicada en Riverside, inscribe a estudiantes sordos y con problemas de audición de 11 condados en el sur de California. Muchos de ellos viven en la escuela y se van a casa solo los fines de semana.

Varias familias consideran mudarse a Riverside, aunque otras dijeron que se sentían atrapadas, obligadas a elegir entre una escuela despojada de sus ofertas y los programas del LAUSD en los que sus hijos podrían ser los únicos alumnos sordos entre cientos de compañeros que oyen.

Aproximadamente el 97% de los estudiantes de Marlton provienen de familias cuyos ingresos están por debajo del nivel de pobreza, lo cual hace que la perspectiva de mudarse sea mucho más desalentadora. Pero incluso aquellos que enfrentan dificultades admitieron que abandonarían la escuela, y posiblemente el distrito, si el LAUSD no contrataba a un director con experiencia en educación para sordos.

“Quiero que las cosas cambien”, remarcó Hidalgo. “Quiero un director sordo. Como mínimo, quiero un director que entienda el idioma de mi hijo”.

Para leer este artículo en inglés, haga clic aquí:

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