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El LAUSD se apresuró a reconstruir sus cafeterías, luego luchó por años para recuperar los costos excesivos cobrados por el trabajo

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El proyecto Cafe L.A., valuado en $37 millones, del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) pareció al principio un éxito impresionante.

En 18 meses, 64 cafeterías escolares fueron desmanteladas y transformadas para que los estudiantes reciban un servicio más rápido y con opciones más saludables.

Después, los auditores del distrito revisaron los libros, y concluyeron que la construcción tuvo un costo excesivo.

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Las tres compañías que hicieron el trabajo recaudaron de más por equipos y servicios, cobraron por equipos que nunca compraron y emplearon materiales menos onerosos de los que habían propuesto, hallaron los auditores.

El distrito escolar presentó una demanda e inició así casi seis años de un litigio que no fue publicitado por ninguna de las partes involucradas.

Los funcionarios del distrito discutieron los casos por primera vez este mes, después del último veredicto, en el que un jurado de la Corte Superior de Los Ángeles ordenó a F.H. Paschen, con sede en Chicago, pagarle al distrito $855,000.

En total, con esa y otras resoluciones, el distrito ganó $5.04 millones de F.H. Paschen, incluyendo intereses. En casos separados, percibió $5.03 millones de Torres Construction, mientras que MTM Construction le pagó $900,000 en un acuerdo extrajudicial.

Las tres compañías negaron haber actuado mal, y algunas decisiones y apelaciones aún están pendientes. Pero el dinero recuperado por el LAUSD se acerca a los $11 millones.

“El distrito intentó recuperar y se le otorgó la diferencia entre lo que pagó y lo que debería haber pagado si las propuestas hubieran tenido un precio adecuado”, aseguró David M. Huff, quien formó parte del equipo legal del LAUSD.

Se trató de una movida de alto riesgo para el segundo sistema escolar más grande del país. Los contratistas identificados, y sus aseguradoras, tenían recursos para atacar y defenderse. También tenían motivación, ya que las decisiones adversas podían poner en peligro futuros contratos de obras públicas en California. Un litigio costoso y sin éxito habría sido vergonzoso para un distrito escolar que ya enfrenta desafíos financieros lo suficientemente graves como para amenazar su solvencia.

Las acusaciones contra todos los contratistas fueron similares.

En una decisión de 2014, el juez de la Corte Superior de Los Ángeles Richard L. Fruin expuso las formas en que F.H. Paschen percibió de más.

En Burroughs Middle School, por ejemplo, la cafetería necesitaba dos estaciones de cajeros, y F. H. Paschen las instaló a más de $2,400 cada uno. Pero la compañía, en su contrato, cobró cinco unidades, y cuatro décimas de otra.
En Birmingham High, instaló dos armarios para mantener los alimentos calientes, cada uno con un costo de más de $3,000, pero cobró cuatro y parte de otro.

En su contrato, para muchos artículos, se le permitió a la compañía un beneficio del 5%. Pero cobró un porcentaje casi cinco veces superior. A través de tales prácticas, F.H. Paschen cobró alrededor de $65,000 por los trabajos en Burroughs y Birmingham, combinados.

F.H. Paschen y las otras compañías habían presupuestado productos (como el cableado eléctrico) más caros que los que instalaron finalmente. “Usaron el Chevrolet” pero cobraron por “el Cadillac”, declaró Huff, del equipo legal del LAUSD. “Los inspectores del distrito dieron su aprobación porque nuestros planes mostraban un Chevrolet y se entregó el Chevrolet”, agregó.

MTM, que tiene su sede en City of Industry, se reconoció inocente en su acuerdo, y las otras dos compañías todavía están peleando en los tribunales.

Los abogados de F. H. Paschen han argumentado, en parte, que los gerentes del LAUSD no solo aprobaron sus propuestas, sino que también instruyeron a la compañía para que las escribiera tal como lo hicieron. “En ningún momento F.H. Paschen cobró de más al distrito por su trabajo”, aseveró la abogada de la compañía, Marion T. Hack.

El abogado Andrew Harris, que representa a Torres Construction, con sede en Los Ángeles, consideró: “Nunca se criticó a Torres durante el tiempo en que se realizaba el trabajo, ni en términos de precio ni de calidad del trabajo”.

La construcción que derivó en el litigio se produjo cuando el LAUSD se propuso resolver rápidamente uno de sus problemas de larga data.

Durante décadas, muchas cafeterías escolares no habían podido satisfacer la demanda de manera eficiente. Los estudiantes esperaban en largas filas para almorzar y terminaban sin suficiente tiempo para comer. Muchos omitían el almuerzo por completo.

Las nuevas cafeterías permitieron múltiples líneas, en las que los alumnos podían tomar ofertas envasadas de armarios que mantienen los alimentos calientes o fríos. Estas instalaciones no estaban preparadas para cocinar; la comida se preparaba en cocinas centrales y luego se transportaba en camiones a los campus.

Para preparar las cafeterías rápidamente y tratar de ahorrar dinero, el distrito usó lo que se conoce como contratación de orden de trabajo. Fue la primera vez para los distritos escolares de California, aunque no es poco común en los proyectos del gobierno.

Para ser elegibles para el trabajo, los contratistas debían aceptar seguir un catálogo que establecía los precios y la cantidad permisible de ganancias.

En el LAUSD, el máximo para un solo trabajo está establecido en un millón de dólares.

El proyecto se inició en marzo de 2008. La construcción comenzó seis meses después y las 64 cafeterías estuvieron listas en septiembre de 2009.

Cuando comenzó el proyecto, los tres contratistas ya tenían mucho trabajo del distrito -una iniciativa valuada en $20 mil millones e iniciada en 1997- para construir, reparar y modernizar los campus. F.H. Paschen y Torres, una compañía fundada en 2001, ganaron cada una alrededor de $120 millones en contratos para proyectos en todo el sistema escolar, de acuerdo con el LAUSD. Los contratos para MTM totalizaron los $22.3 millones.

El proyecto Cafe L.A. parecía abrir la puerta a más oportunidades para estas compañías, incluyendo remodelaciones subsecuentes de cafeterías, hasta las auditorías del inspector general del distrito. Los auditores examinaron contratos de orden de trabajo de numerosas empresas para trabajos en cafeterías, así como otros proyectos. “Algunas de las órdenes de trabajo eran excesivamente caras y con precios irrazonables, pero igualmente fueron aprobadas”, escribieron los auditores en un informe de 2011. Doce de los 17 proyectos de muestra superaron los costos apropiados en un 77% en promedio, concluyeron.

En respuesta, los funcionarios del distrito hicieron cambios significativos al programa de contratación y decidieron demandar a las tres compañías por el trabajo de Cafe L.A.

En su veredicto de 2014 para el distrito, el juez Fruin señaló las deficiencias del LAUSD, y escribió que F.H. Paschen “tiene muchas municiones para sus argumentos”.

Un representante del LAUSD, dijo el juez, había dado instrucciones a F.H. Paschen para que preparara una propuesta que “reflejara” otra, hecha por Torres. El personal de la compañía de Chicago tomó ese dato para alegar que debían cobrar los precios altos que Torres estaba cobrando, señalaron sus abogados.

En su fallo, Fruin citó a un abogado de la compañía, quien dijo: “Manipulamos el contrato... Lo admitimos libremente... Eso es exactamente lo que se nos instruyó hacer [por parte del LAUSD] y lo hicimos”.

Los gerentes del distrito también aprobaron el trabajo completado, y los abogados del distrito no han cuestionado su calidad. Sin embargo, Fruin concluyó que el sistema escolar aún tenía derecho de pedir una compensación después de los hallazgos de la auditoría.

El inspector general del LAUSD, que supervisó las auditorías, evaluó la posibilidad de confabulación entre las empresas y las irregularidades o negligencias de los empleados del LAUSD. Pero estas investigaciones no fueron concluyentes, o se descartaron.

“Para cuando se descubrió esto, la mayoría de los empleados y consultores del distrito involucrados -si no todos- habían dejado de trabajar aquí”, explicó Mark Miller, abogado del LAUSD. “Creo que hubo una reducción laboral y no quedaba nadie a quien disciplinar”.

Huff, en representación del LAUSD, afirmó que el proceso de supervisión del distrito finalmente funcionó. “El hecho de que un empleado o consultor del distrito pase algo por alto”, dijo, “no significa que el contratista se salga con la suya”.

Traducción: Diana Cervantes

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí:

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