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Editorial Afrontar la gravedad del ausentismo estudiantil en el LAUSD

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“Desperdiciar una mente es algo terrible”, decía el memorable lema del United Negro College Fund. Sabias palabras. En el caso de las altas tasas de ausentismo escolar, hay un doble desperdicio: los estudiantes que faltan mucho a clases son, sin sorpresa, los más factibles de retrasarse académicamente.

Además, debido a que el estado asigna dinero a las escuelas en función de su asistencia promedio diaria, las altas tasas de ausentismo implican una reducción de fondos que de otro modo se podrían utilizar en más recursos para ayudar a las mentes jóvenes a aprender.

El año pasado, aproximadamente 80,000 alumnos de Los Ángeles faltaron 15 días o más a clases, con un enorme costo financiero y académico para el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD). Sin embargo, el distrito ha hecho poco para frenar esas ausencias

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No es que los funcionarios del distrito desconozcan el problema. Han establecido la meta de traer más estudiantes a clases regularmente e iniciaron 27 programas separados en varias escuelas, a un costo de aproximadamente $40 millones por año, para reducir el problema.

Pero según un nuevo informe, publicado a principios de diciembre por el Grupo de Trabajo Consultivo del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles -dirigido por el filántropo y exeditor de Los Angeles Times Austin Beutner- los funcionarios nunca han medido la efectividad de la mayoría de esos programas (en un caso en el que se evaluaron los resultados, se encontró que un esfuerzo de costo relativamente bajo funcionó mejor que uno más costoso).

El miembro de la junta Richard Vladovic estuvo de acuerdo con el grupo consultor en ese aspecto. “Los Ángeles tiene los mejores planes en el mundo y probablemente el peor seguimiento”, afirmó, cuando se publicó el informe.

No es de extrañar que la brecha entre los objetivos del distrito y la realidad sea tan grande. En 2015-2016, el 14.3% de los estudiantes de Los Ángeles - uno de cada siete inscritos- estuvieron crónicamente ausentes de las escuelas administradas por el distrito, señala el informe. El objetivo era reducir la tasa al 11% para el siguiente año académico, lo cual hubiera aportado $20 millones más en fondos estatales para las escuelas locales. En cambio, el problema crónico se mantuvo en la cifra del año anterior.

Si cada alumno de Los Ángeles asistiera a clases sólo un día más por año, el distrito sería $30 millones más rico. Eso no es una infusión de efectivo transformadora en un distrito con un presupuesto de más de $7,000 millones, por supuesto, pero tampoco es despreciable.

Agregar estudiantes que pierden de ocho a 14 días de clases al total de ausencias crónicas revela que cerca de un tercio de los niños del distrito faltan a la escuela con demasiada frecuencia. Los días más comúnmente perdidos fueron los lunes y viernes, que los padres de familia podrían ver como extensiones inofensivas del fin de semana. Los días lluviosos ocuparon el segundo lugar.

Recuperar dólares es en realidad el beneficio secundario de una mayor asistencia. El informe apela a un estudio que muestra que la asistencia en octavo grado es un indicador más grande de éxito académico al año siguiente que los puntajes en las pruebas estandarizadas anuales. De hecho, es ocho veces más efectivo que las calificaciones de las pruebas en predecir el rendimiento en ese primer año crucial de la preparatoria.

Más adelante, una mayor asistencia también debería reducir los costos del distrito. Es menos probable que los estudiantes más preparados necesiten apoyo de regularización en los grados posteriores. Ellos tienen una mejor oportunidad de graduarse dentro de los cuatro años, sin necesidad de cursos de recuperación de crédito u otras intervenciones.

Es hora de comenzar de nuevo, y las probabilidades de un enfoque más inteligente se ven bien. Los funcionarios del distrito han estado trabajando en conjunto con el panel asesor externo, y el LAUSD podría lanzar un programa piloto a partir de enero en las escuelas con los peores registros de asistencia. Es un enfoque basado en evidencia, modelado en programas de asistencia exitosos en otros distritos escolares, e incluye campañas de concientización pública, correo directo y llamadas telefónicas a los padres de los alumnos frecuentemente ausentes y otras estrategias. La primera fase se mantendrá pequeña, con un costo de $250,000 que se dividirá entre el distrito y el grupo consultor.

Lo más importante son los planes para medir la efectividad, abandonar los esfuerzos que no funcionan y expandir los que sí lo hacen. Vladovic tiene razón: en éste y en muchos frentes, el LAUSD no ha logrado distinguir entre los objetivos y la verdadera planificación estratégica. Este podría ser el momento de cambiar ese hábito.

Traducción: Diana Cervantes

Para leer este artículo en inglés, haga clic aquí

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