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Cómo experimentan los alumnos de L.A. el eclipse solar

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El lunes por la mañana, mientras la luna esté pasando directamente frente al sol, más de 2,000 estudiantes en el Sherman Oaks Center for Enriched Studies, una de las escuelas magneto más solicitadas del LAUSD, verán el eclipse mediante lentes aprobados por la NASA.

Otros 500 alumnos en Leland Street Elementary School, en San Pedro, harán lo mismo.

Pero muchos estudiantes de escuelas públicas en Los Ángeles se perderán la oportunidad de experimentar el eclipse en vivo. Estarán en cambio en el interior del salón de clases, igual que lo harían ante una situación de calor extremo, de contaminación del aire excepcionalmente nociva o por una amenaza para la seguridad.

En un memorándum enviado a los directores el jueves pasado, funcionarios del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) señalaron que por razones de seguridad, los estudiantes que observen el eclipse al aire libre deberían firmar permisos y utilizar las gafas aprobadas por la NASA. Quienes no cuenten con los lentes deberán permanecer en el interior del aula entre las 9 a.m. y el mediodía. Otros distritos escolares han tomado precauciones similares.

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“No queremos ser dominantes. No queremos sofocar el entusiasmo por el evento del lunes porque sabemos que es histórico, nunca podremos ver esto otra vez en nuestra vida”, afirmó Diane Pappas, directora ejecutiva de operaciones del distrito e innovación digital del LAUSD. “Pero no quiero que los niños se queden ciegos por falta de supervisión o porque no se ejerció la precaución adecuada”.

Un día después de que se envió el primer memorándum, en respuesta a las críticas, el distrito envió un segundo correo electrónico a los directores, expresando que los maestros podían hacer cámaras estenopeicas con sus alumnos, una manera de ver el eclipse sin mirar el sol. Pero a sólo días antes del eclipse, los permisos firmados seguían siendo un requisito. Se espera que muchos estudiantes sigan el evento dentro de las aulas, a través de la transmisión en vivo de la NASA.

Algunos padres afirmaron que dejarían a sus niños en casa el lunes, para ver el acontecimiento desde sus patios traseros. Pero en el LAUSD, donde alrededor del 75% de los estudiantes son elegibles para un almuerzo a bajo precio o gratuito, y provienen de familias que luchan por llegar a fin de mes, es poco probable que en el último minuto, la mayoría haya conseguido gafas especiales para el eclipse.

El problema, bien conocido por todos los que han sufrido para conseguir las gafas, es que la alta demanda significa altos precios. Muchos de los vendedores más grandes del país han agotado su existencia de lentes.

Aquellas bibliotecas públicas que regalaron gafas se vieron abrumadas por la demanda. “La mayoría de las bibliotecas ya han entregado toda su dotación”, advirtió el sitio web de la red de bibliotecas STAR en Boulder, Colorado, que apoya a las bibliotecas en todo el país para ofrecer programación en temas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.

Hay más de 514,000 estudiantes en el LAUSD. Los funcionarios del distrito afirmaron que dieron libertad a los directores para comprar gafas o solicitar donaciones para los estudiantes en sus escuelas.

Muchas escuelas no estaban preparadas, tanto en términos de organización para esta oportunidad de aprendizaje como para resolver las cuestiones de protección y seguridad.

La Arquidiócesis de Los Ángeles expresó que no había distribuido material especial o precauciones y que había dejado tales decisiones a las escuelas, de forma individual.

El Distrito Escolar Unificado de Glendale informó a los padres sobre el eclipse tanto por carta como por mensajes automáticos telefónicos, y publicó información en línea. El plan del distrito también incluyó traducciones de la información en línea en armenio, coreano y español. Las publicaciones se realizaron en la tarde del viernes.

Los padres y maestros de una escuela de South Pasadena comenzaron a prepararse semanas atrás. David Kubela, director de South Pasadena Middle School, manifestó que los padres de muchos de sus estudiantes trabajan en el Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA y en la Universidad del Sur de California. Durante el verano, trabajaron con los maestros de ciencias para hacer planes.

Entre ellos, compraron suficientes gafas para los más de 1,100 estudiantes de la escuela, y enviaron formularios a los padres para darles la opción de que sus hijos observe el fenómeno al exterior. “Es una maravillosa oportunidad para ver la ciencia en acción”, aseguró Kubela.

Long Beach Unified no comenzó sus clases todavía, excepto para dos escuelas con inicio anticipado. El director de una de ellas, Sato Academy of Mathematics and Science, comenzó a pensar en el eclipse desde la primavera pasada. Fue entonces cuando una familia pidió permiso de ausencia para su hijo, ya que viajarían a observar el fenómeno. La directora, Mona Merlo, decidió que sería inaceptable que el resto de sus estudiantes se lo perdieran. “Teníamos que hacer esto”, aseguró Merlo, quien recuerda haber observado un eclipse solar con un visor estenopeico cuando era estudiante de cuarto grado, en Dakota del Sur.

El viernes, todos los estudiantes de Sato hicieron estos visores, y cada clase vio un cortometraje sobre cómo un eclipse solar puede ocasionar daños oculares, que incluyó un testimonio de un hombre con pérdida permanente de la visión.

Merlo buscó gafas de eclipse, pero en todas las tiendas estaban agotadas. Sin embargo, tendrá cuatro pares para que los estudiantes en cada clase compartan, cortesía de un profesor de ciencias de otra escuela, cuya propia clase no estará en sesión.

Su plan para este lunes es realizar un simulacro de incendio de 20 minutos, un ritual común del regreso a la escuela, con una gran excepción: el simulacro tendrá lugar durante el tiempo máximo de observación del eclipse.

Traducción: Diana Cervantes

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí

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