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GOP decepciona a los estudiantes con préstamos estudiantiles

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Como prueba de que vivimos en tiempos realmente interesantes, el presidente del poderoso Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes agradeció a la administración Trump por exponer a las personas a un mayor riesgo con los préstamos estudiantiles.

No estoy inventando.

El presidente republicano del comité, el representante Jeb Hensarling, de Texas, envío una carta a la secretaria de Educación, Betsy DeVos, para elogiarla por cortar relaciones con la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB, por sus siglas en inglés), la agencia federal encargada de proteger a las personas de las prácticas crediticias abusivas e ilegales.

Hensarling, quien dirigió las iniciativas del Congreso para paralizar o eliminar el CFPB en nombre de intereses comerciales, señaló que era “muy bienvenido” que el Departamento de Educación redujera la supervisión federal de los préstamos estudiantiles y que espera que otras agencias sigan el ejemplo del departamento.

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Se trata, por supuesto, de una locura.

En un informe, el CFPB dijo la semana pasada que, actualmente, 44 millones de estadounidenses están agobiados con un total de $1.4 billones de dólares en deudas estudiantiles, en su mayoría originados por el Departamento de Educación y generados por compañías privadas contratadas por el departamento.

La oficina recibió casi 23,000 quejas en el último año sobre préstamos estudiantiles. Sus iniciativas de control derivaron en más de $750 millones de dólares de alivio para los prestatarios estudiantiles, “y fortalecieron el proceso de pago de préstamos estudiantiles para otros millones más de personas”.

Entre otras cosas, la oficina organizó reducciones de las tasas de interés para los miembros del servicio elegibles y exigió más opciones para los planes de pago de los préstamos.

Sin embargo, el departamento de DeVos anunció que estaba desairando al CFPB porque el departamento investigó y actuó sobre las quejas de préstamos estudiantiles, en lugar de enviarlas al Departamento de Educación. La funcionaria ordenó a sus subordinados que dejen de compartir información con la oficina.

Funcionarios del departamento manifestaron en una carta que anunciaba el cambio de política que hicieron una excepción “al CFPB expandiendo unilateralmente su rol de supervisión para incluir los servicios de préstamos federales contratados por el departamento”.

También explicaron que el interés de la oficina en tales asuntos es “característico de una agencia exagerada e irresponsable”.

Dicho de otra manera: una agencia federal que emitió préstamos que resultaron en miles de quejas no está contenta con otra agencia federal que triunfó al proporcionar millones de dólares en alivio a los prestatarios.

Si el CFPB se está extralimitando, necesitamos más de eso mismo.

“El Departamento de Educación es a la vez prestamista y administrador de préstamos”, observó Whitney Barkley-Denney, asesora principal de políticas del Center for Responsible Lending. “No queremos que el departamento supervise sus propios préstamos. Eso sería como tener un banco que se autorregule”.

Nadie en el departamento respondió a la solicitud de comentarios para este artículo.

En cualquier caso, es difícil pensar que el CFPB está “extralimitándose”, o “no rinde cuentas”.

La oficina se creó en 2010 mediante la aprobación de la Ley Dodd-Frank de Reforma de Wall Street y Protección al Consumidor. La norma establece que “el CFPB regula la oferta y el suministro de productos y servicios financieros al consumidor según las leyes financieras federales”, incluidas las de préstamos justos.

Más específicamente, Dodd-Frank encargó a la oficina de “proporcionar supervisión y aplicación de leyes federales destinadas a garantizar el acceso justo, equitativo y no discriminatorio al crédito, tanto para las personas como para las comunidades”.

Más aún, Dodd-Frank estableció la presencia de un ombudsman de préstamos estudiantiles dentro del CFPB para supervisar las quejas presentadas específicamente por ese tema.

El director de CFPB, Richard Cordray, afirmó en un comunicado que la oficina “continuará trabajando para abordar los problemas actuales planteados por los prestatarios, y responsabilizará a los administradores de préstamos estudiantiles por tratarlos de manera justa”.

Un ejemplo: la oficina anunció un acuerdo el mes pasado con el National Collegiate Student Loan Trusts y la empresa encargada de cobrar deudas, Transworld Systems, sobre lo que el CFPB consideró “demandas ilegales de cobro de deudas estudiantiles”.

“Los consumidores fueron demandados por deudas privadas de préstamos estudiantiles que las compañías no podían probar como impagas o que eran demasiado antiguas como para poder presentar pleitos”, estimó la oficina. “Estas demandas se basaron en la presentación de documentos legales falsos o engañosos”.

La National Collegiate Student Loan Trust pagará al menos $19.1 millones para resolver los cargos. Transworld Systems pagará una multa de $2.5 millones de dólares.

La CFPB también demandó al gigante de préstamos estudiantiles Navient por su supuesto engaño a cientos de miles de prestatarios para que elijan opciones de pago de mayor precio, cuando hay alternativas más baratas disponibles.

Barkley-Denney, del Centro de Préstamos Responsables, consideró que la oficina se vio obligada a asumir un rol más agresivo en el control de los préstamos estudiantiles porque el Departamento de Educación “no actuó”.

Volviendo a Hensarling, quien considera al CFPB una “agencia deshonesta”, se trata del congresista que el mes pasado dijo a las víctimas de los recientes huracanes que “Dios les está diciendo que se muden”.

Hensarling es autor de la Ley de Elección Financiera, aprobada por la Cámara de Representantes y en espera de la aprobación del Senado. Ésta revertiría las reformas financieras puestas en marcha bajo el mandato del expresidente Obama y aniquilaría al CFPB, que pasaría a llamarse Agencia de Oportunidades Financieras para el Consumidor.

“El Congreso nunca autorizó ni pretendió que el CFPB fuera un ente regulador de servicios educativos, sin embargo, ingresó a ese campo de todas maneras”, consideró Hensarling en su carta dirigida a DeVos.

“Su acción para frenar los excesos del CFPB es bienvenida, y con suerte servirá como un ejemplo para que otras agencias federales revalúen su relación con el CFPB”, escribió.

Ni Hensarling ni el Comité de Servicios Financieros respondieron a las solicitudes de comentarios para este artículo. Son embargo, su mensaje parece suficientemente claro: ser aventajado por una compañía de préstamos estudiantiles es la forma en que Dios le dice a las personas que no deberían haber ido a la universidad.

Traducción: Diana Cervantes

Si quiere leer este artículo en ingles, haga clic aquí

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