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Eric Garcetti: alcalde

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Hace dos años, cuando Los Angeles Times respaldó a Eric Garcetti a la alcaldía, y lo describió como el candidato con el mayor potencial para dirigir el destino de Los Ángeles, teníamos algunas preocupaciones, entre ellas que a Garcetti, se dificultaba precisar.

Hoy por desgracia, nuestras preocupaciones se están convirtiendo en realidad. A mitad de su primer mandato, Garcetti sigue siendo tan atractivo como antes, pero su inclinación para evitar decisiones difíciles o controversiales está socavando su capacidad para hacer frente a los graves problemas que enfrenta la ciudad.

Garcetti ha presentado una visión de Los Ángeles como la de una ciudad de tránsito controlado, ambientalmente amigable y tecnológicamente avanzada, servida por un gobierno eficiente y orientado al servicio de sus habitantes. Esta es una buena visión, y él es un elocuente portavoz de esa visión. Pero, ¿qué ha hecho él para lograrlo? Hasta ahora, no mucho.

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Garcetti dijo en repetidas ocasiones en su campaña electoral que la creación de empleos sería su prioridad. Después de todo, la ciudad nunca ha recuperado los empleos de clase media que perdió en las últimas tres décadas tras la contracción de los sectores aeroespacial y de manufactura.

Inmediatamente después de asumir el cargo, anunció la búsqueda a nivel nacional de un funcionario que fomentara el desarrollo económico.Pero al final, decidió rodearse de aliados políticos en lugar de expertos. Dos años más tarde, como era de esperarse, el alcalde aún tiene que articular un estrategia integral para la creación de empleos.

Garcetti abandonó su promesa de eliminar por completo el impuesto empresarial de la ciudad, a pesar de que las empresas aseguran que es la principal razón para no establecerse en Los Ángeles. Esta ha sido la forma de cumplir con su prioridad número 1.

Del mismo modo, el alcalde expuso lo que él llamo el “regreso a lo básico”, que no era otra cosa que el desarrollo de una agenda dirigida a restablecer muchos de los servicios que la ciudad había recortado o ignorado. Sin embargo, Garcetti eliminó una propuesta de impuesto sobre las ventas que ayudaría a financiar la repavimentación y reparación de calles y aceras. Lo peor es que nunca ha propuesto una alternativa que ayude a financiar las reparaciones que ahora tienen un costo de miles de millones de dólares.

Garcetti se ha fijado un objetivo ambicioso para reducir la dependencia de la ciudad del agua importada desde otras regiones, lo que requerirá enormes inversiones para la limpieza de aguas subterráneas contaminadas, aguas residuales de reciclaje y la captura de agua de lluvia.

Sin embargo, el mes pasado, cuando el Departamento de Agua y Energía propuso subir las tarifas para ayudar a pagar el reemplazo de infraestructura, Garcetti fue tímido, y dijo: “Antes de que yo esté de acuerdo con una cantidad exacta, quiero escuchar lo que nuestros clientes tienen que decir y obtener el análisis de nuestro abogado”. Por supuesto, esto no es sincero.

Garcetti ha nombrado a todos los comisionados DWP y contrató (y puede despedir) al gerente general del DWP.

La oficina de Garcetti estuvo involucrada en la propuesta de nueva tarifa. Se debe hacer un análisis honesto de las necesidades reales de infraestructura de la ciudad y la cantidad que se requiere para financiar dichas reparaciones.

Garcetti debería tener centrada su atención en el control de los gastos laborales y de pensiones.

Los angelinos han visto el impacto de los recortes en los servicios y el deterioro de su infraestructura debido, en parte, al aumento del gasto en pensiones y prestaciones de jubilación para los trabajadores de la ciudad, que ahora consumen el 20% del fondo general (cuatro veces más que en el 2002).

El alcalde anunció el miércoles un acuerdo con una coalición de sindicatos de trabajadores de la ciudad que según él, ayudara a resolver esta crisis. Puede ser un paso en la dirección correcta, pero es imposible saberlo porque los detalles se mantendrán fuera del dominio público hasta después de que se ratifique el contrato.

Garcetti, no puede hacer como que no sabe nada de esto. Después de todo el estuvo 12 años en el Ayuntamiento y fue su presidente del Concejo desde 2006 hasta 2011. Él tiene cierta responsabilidad por el estado actual de las cosas y no puede pretender sentirse sorprendido por la magnitud de los problemas de la ciudad.

Sin embargo Garcetti ha optado por abordar un tema, que puede ser muy eficaz. En medio de la creciente preocupación por disparos de la policía, Garcetti empujó al Departamento de Policía de Los Ángeles para equipar a todos los oficiales con una cámara de cuerpo a mediados de 2016. Él ayudó a negociar un acuerdo para construir una conexión ferroviaria con el aeropuerto internacional de Los Ángeles. Además ha prometido poner fin a años de inacción en materia de seguridad en caso de un sismo, y está presionando al Consejo para promulgar leyes hacia finales de año que permitirían reforzar miles de edificios vulnerables, aunque todavía hay detalles importantes por resolver, especialmente cuando llegara el dinero para financiar ese proyecto.

Con demasiada frecuencia, Garcetti no está dispuesto a hablar a menos que sepa que será bueno para su carrera política. El resultado es que ha evitado algunos debates importantes en el que el alcalde debe ser escuchado. Se negó a tomar una posición, por ejemplo, de si la ciudad debía consolidar las elecciones locales con las elecciones estatales y federales. Fue uno de los pocos alcaldes de grandes ciudades, que se quedaron en silencio durante el debate sobre los acuerdos comerciales aprobados por vía rápida, como la próxima reunión de la Asociación Trans-Pacífico, que afectarán la logística de crecimiento portuario y de la industria de Los Ángeles.

También se negó a firmar o vetar una polémica ordenanza que podría resolver la falta de vivienda. Y en la víspera de la reunión de la Comisión de Policía para decidir si las acciones de la policía estaban justificadas en el caso de un hombre negro con enfermedades mentales, baleado por agentes del LAPD, Garcetti ignoro a los manifestantes en su residencia y trató de escabullirse por la parte trasera, supuestamente para acudir a importantes reuniones en la Casa Blanca, pero en realidad quería asistir a un evento para recaudar fondos en Washington, D.C.

El silencio de Garcetti en la educación pública ha sido particularmente irritante. A diferencia de sus predecesores, Richard Riordan y Antonio Villaraigosa, ha quedado fuera de la política del distrito escolar.

Las escuelas públicas de Los Ángeles son responsables de la educación de más de 600.000 niños. El alcalde no puede llevar la ciudad hacia un futuro mejor si no utiliza su cargo para ofrecer sugerencias de política, apoyar u oponerse a candidatos de la junta escolar, y encontrar nuevas formas de coordinar servicios de la ciudad con las necesidades de los estudiantes.

Garcetti tiene una buena visión de Los Ángeles. Pero para ser un líder, tiene que estar dispuesto a tomar decisiones difíciles, impopulares por el bien de la ciudad. Debería empezar por rodearse de expertos respetados, probados en batallas, en lugar de tener a su lado a sus aliados políticos.

Garcetti debe presentar una política de desarrollo económico efectivo. Tiene que abordar el impuesto sobre actividades económicas. Debe hacerse preguntas importantes como si ¿Puede DWP entregar agua y energía a precios asequibles? ¿Son los tiempos de respuesta del Departamento de Bomberos demasiado lentos, y son sus prácticas de contrataciones justas y efectivas? Debe cuestionarse la forma en que la policía debe responder al preocupante aumento del 21% de los delitos violentos durante la primera mitad del año ¿Qué pasa con el desequilibrio estructural en el presupuesto debido al aumento en los costos de jubilación?

La solución de estos problemas requieren de gran coraje y decisión política.

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