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Asalto Diario, 30 años de danza para devolver a calles mexicanas su identidad

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Irrumpir en la rutina cotidiana y devolver al espacio público su verdadera identidad son las señas que caracterizan el trabajo del grupo mexicano de experimentación artística Asalto Diario, que cumple 30 años sorprendiendo a los viandantes con sus intervenciones que combinan danza y teatro.

No importa si son calles, pasillos de metro, plazas, mercados o puentes peatonales; prácticamente todas las formas de espacios públicos de la ciudad han sido escenario de los “asaltos” -como llaman a sus actuaciones- del grupo, creado en 1987 por Miguel Ángel Díaz y Jaime Leyva.

“Nos dimos cuenta de que salir a las calles tenía un sentido social”, afirma en una entrevista con Efe Díaz, director de la agrupación.

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Siguiendo los pasos del “teatro invisible” de Augusto Boal, los miembros de Asalto Diario aparecen “sin previo aviso” para que “la gente se vea envuelta en una coreografía”: “Nos gusta irrumpir en la cotidianidad de la gente para que en el espacio público se reflexione sobre los problemas que hay en la sociedad”, comenta.

Un ejemplo de ello es el “asalto” que están llevando actualmente al Metro de la Ciudad de México sobre sus trabajadores, personas que “vemos todos los días, pero en realidad no lo vemos” e incluso, en ocasiones, son consideradas “como un estorbo”.

Con su trabajo, el grupo de experimentación también denuncia que los espacios públicos, que deberían formar a “ciudadanos más conscientes y participativos”, se han visto impregnados por “el mundo del comercio y el consumo”.

Especialmente en la capital, “tenemos una invasión de los ‘mass media’, de la publicidad”, que “venden a los mexicanos un cuerpo que no es el suyo y todos aspiran a tener esa corporalidad”.

A esto se le suman las constantes imágenes de las campañas políticas, y todo ello da como resultado que el espacio público, finalmente, “no representa a la gente que vive en él”, defiende Díaz.

Estos 30 años, Asalto Diario también ha estado pegado a las tragedias que ha vivido México, como el asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio o las miles de desapariciones, para llevarlas a sus actuaciones.

De cara al próximo año, el grupo está planeando una intervención para conmemorar el medio siglo de la masacre estudiantil de Tlatelolco, ocurrida en 1968.

Por otra parte, además de sus “asaltos”, la agrupación, que se prepara para sus intervenciones en un laboratorio de investigación de movimiento, también presenta espectáculos de danza contemporánea en foros y teatros.

Es lo que harán el próximo lunes en el Palacio de Bellas Artes de la capital, donde celebrarán sus tres décadas de vida con una función en tres segmentos en las que recuperarán la que fue su primera coreografía y estrenarán una pieza.

El director subraya que con el paso del tiempo, además de conseguir una mayor versatilidad, el grupo ha logrado superar la dependencia de las instituciones oficiales -en la que muchos compañeros se quedan estancados-, y ha construido una estructura que les permite ser “independientes”.

“A veces vamos como vendedores ambulantes, con nuestras bocinas de baterías. Hay muchísimas maneras de seguir más allá de si se cuenta con el apoyo o no”, asegura.

Díaz marca distancia con los “flashmobs” o los “asaltos” que se han popularizado en los últimos años en Europa y que aprovechan lugares como los museos de las ciudades.

La diferencia, explica, es la utilización que Asalto Diario hace de la “realidad”: “Los personajes pertenecen a los ciudadanos, son suyos, no son bailarines que hacen cincuenta piruetas”.

Cuando terminan su pieza, los miembros de Asalto Diario se van tan rápido como aparecieron, y ni siquiera se quedan para los aplausos.

“Creemos que el arte es un regalo, y cuando regalas a alguien no esperas que te aplaudan ni que te den las gracias”, concluye Díaz.

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