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Aun en la era de YouTube, ‘America’s Funniest Home Videos’ sigue siendo un éxito para ABC

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Luego de que la entrevista de Megyn Kelly para NBC News con el teórico de la conspiración Alex Jones generara una semana de intensa y polémica publicidad, el anfitrión de radio Howard Stern se burló de los modestos ratings del programa.

“Fue derrotada por gatos en un monopatín y niños resbalando en piscinas”, afirmó Stern, en referencia a cómo el programa de Kelly del 18 de junio fue superado en audiencia por “America’s Funniest Home Videos”, de ABC.

Vin Di Bona, el veterano productor del show de humor, advirtió que no hubo gatos en patinetas durante el programa de esa semana. Sin embargo, podría haber ocurrido fácilmente teniendo en cuenta -después de 27 años al aire, la vasta colección de clips que posee la serie, que ha dependido del contenido generado por los usuarios desde mucho antes de que el público hubiera oído hablar de internet.

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Aunque no posee la audiencia descomunal que supo tener durante la década de 1990, “America’s Funniest Home Videos” (AFV) sigue siendo un programa sorprendentemente popular entre millones de familias cada domingo por la noche. Aunque los clips de niños traviesos, bodas maltrechas, accidentes de mascotas y, sí, personas que se golpean en la entrepierna abundan en YouTube y otros sitios online, un promedio de 5.5 millones de personas sintonizaron cada semana “AFV” durante la temporada 2016-2017. Durante el verano, la emisión gana la franja de las 7 p.m. de los domingos entre el grupo etario de 18 a 49 años -el más buscado por los patrocinadores-, incluso por sobre las repeticiones de otro emblema de la TV en ese mismo horario, el semanario de noticias de CBS “60 Minutes”.

En mayo, ABC renovó “AFV” por dos años más, lo cual lo llevará a marcar 29 temporadas en el aire y a convertirse en la serie de entretenimiento más extensa del canal. El anfitrión del show es ahora el actor Alfonso Ribeiro.

“Hay personas que dicen que veían el show cuando eran niños y que ahora aparecen en las grabaciones con sus propios hijos”, afirmó Di Bona.

La cuestión familiar es posiblemente lo que ha sostenido a “AFV” durante los años. Di Bona señaló que, cuando el fin de semana termina, la gente aún tiene el hábito de sentarse frente a un televisor convencional. De todos los programas en horario de máxima audiencia de la TV abierta la temporada pasada, “AFV” logró el mayor porcentaje de espectadores adultos menores de 50 años que ven TV con un niño o adolescente, algo que lo hace sumamente atractivo para los anunciantes.

Aunque un número creciente de televidentes espera a ver sus programas a través de streaming o DVR, el 93% de los espectadores de este show lo ven en vivo cuando se emite, lo cual significa que no saltean los comerciales. “Es una vuelta a otro tiempo, cuando la familia se sentaba en conjunto y todos podían disfrutarlo”, señaló Ted Harbert, expresidente de NBC Broadcasting.

Preston Beckman, un consultor de televisión y exejecutivo del canal, remarcó que cuando el programa debutó fue pionero de la era actual, en la cual todo aquel con un teléfono inteligente puede crear contenidos. “De pronto la gente, y ya no un pequeño grupo de profesionales, controlaba los medios de comunicación”, dijo. “Fue el comienzo de lo que Snapchat y las redes sociales significan hoy. Se necesitaba de un canal de TV para difundir el contenido, pero era bastante similar a un medio social”.

“America’s Funniest Home Videos” nació justo cuando la videocámara y los reproductores de videos (VCR) alcanzaron la masividad en los hogares estadounidenses, en 1989. Di Bona era por entonces un productor de TV cuyos créditos incluían un show llamado “Animal Crack-Ups”, además de un documental -ganador de un Emmy y un Peabody Award-acerca de los días de gloria del Dunbar Hotel en Los Ángeles.

Con ello, se acercó a Harbert, por entonces ejecutivo de entretenimiento de ABC, y le presentó una serie de divertidos videos caseros que habían aparecido en un programa japonés de variedades. El exejecutivo recordó que el canal compró entonces espacios en las revistas TV Guide y People y pidió al público que enviara sus videos caseros para ser usados en una adaptación de ese show, pensada para la audiencia estadounidense.

Cuando las cintas comenzaron a llegar, Di Bona y su equipo de editores pusieron manos a la obra. Con los comentarios humorísticos e inteligentes del comediante Bob Saget y diálogos inventados durante los clips, “America’s Funniest Home Videos” se emitió como un especial de domingo por la noche en noviembre de 1989, y fue visto por 32 millones de personas.

Di Bona todavía recuerda el terror que vivió cuando Harbert y su jefe en ese momento, Bob Iger -ahora presidente de The Walt Disney Company- pidieron rápidamente otros 11 episodios para esa temporada. “Después de la reunión, Bob Iger le dijo a Ted Harbert: “Nunca podrá hacer otras 11 entregas’”, recordó Di Bona. “Yo miré a mi agente y dije: ‘¿Cómo voy a hacer 11 episodios?’”.

Finalmente los hizo -seguidos de otros 600- y el programa se convirtió en una tradición de la televisión dominical. Junto con sus emisiones en ABC y por vía sindicada, “AFV” está al aire actualmente en 193 territorios del mundo, 25 de los cuales tienen sus propias versiones del formato. Di Bona asegura que recibe un trato especial cuando viaja a lugares del extranjero donde el programa es un éxito.

Después de que “America’s Funniest Home Videos” se ubicara entre los cinco shows con mayor audiencia de Nielsen, en 1990, la oficina de correos de Hollywood recibía a diario 1,500 bolsas con videocassettes por parte de los fanáticos, que buscaban la recompensa semanal de $10,000 dólares y el gran premio de $100,000 de la temporada.

La aparición de YouTube y otros sitios sólo ha aumentado la cantidad de contenido disponible para “AFV”, que tiene su propio canal de YouTube y página de Facebook, donde los seguidores pueden inundarse de clips). Los contenidos que llegan por correo común han descendido a casi el mínimo, pero cada semana unos 5,000 nuevos videos arriban de forma online a los productores.

Que la gente todavía remita sus clips a “AFV” para competir por un momento de gloria en TV abierta y la posibilidad de ganar $10,000 dólares cumple la predicción que el analista de TV Larry Gerbrandt hizo acerca del programa en 1990, para Los Angeles Times: “No hay una vida útil para este programa”, afirmó entonces. “La revolución del video asegura un flujo constante de este producto”.

“AFV”, una copropiedad de Di Bona y ABC, fue asombrosamente rentable en sus primeros tiempos, cuando ganaba cerca de $100 millones al año, según Harbert, quien cree que el show ha recaudado más de $1,000 millones durante su existencia. La audiencia alcanzó su máximo en la temporada 1991-1992, con un promedio de 25 millones de espectadores por emisión, una cifra fuera de alcance para la mayoría de los programas en horario estelar en el fragmentado escenario televisivo de hoy.

Incluso con ratings e ingresos mucho menores, “AFV” es todavía un foco de ingresos para el canal. Los anunciantes invirtieron $27 millones durante su más reciente temporada, conforme datos de Standard Media Index. ABC se negó a revelar los ingresos o costos del show, pero el presupuesto es sustancialmente menor que el de un programa de TV con guión. “Nos va muy bien con él”, aseguró Robert Mills, vicepresidente sénior de series alternativas, especiales y programación nocturna de ABC Entertainment. “Es el primer ejemplo de contenido generado por los usuarios, por lo cual no hay salarios enormes a pagar y es relativamente bajo en costos, aunque luce tan bien como cualquier otro programa de TV en estudios”.

Algunos de los productores de Di Bona han estado en el show desde su lanzamiento y entienden bien qué clips harán reír a la audiencia. “Son especialistas del humor y han puesto en ello 10,000 horas”, remarcó Mills.

Di Bona y su personal, cercano a los 40 empleados, prestan mucha atención a los detalles. El productor dirige el programa y se asegura de que el público presente para la grabación, en Manhattan Beach Studios, rebose de gente joven que luzca suficientemente presentable como para ser ‘huésped’ en la casa de alguien un domingo por la noche. Muchos de ellos llegan como parte de grupos de iglesias, que son reclutados para llenar los asientos disponibles. En cada grabación se ofrece un premio en efectivo para la mujer y el hombre mejor vestidos de la audiencia.

Según Harbert, el propio Di Bona es muy cuidadoso con sus prendas, después de ser socio en un show de éxito durante casi tres décadas. “Siempre digo que Vin Di Bona tiene las chaquetas deportivas más sedosas que cualquier otra persona en el mundo”, remarcó. “Le ha ido realmente muy bien”.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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