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Mon Laferte regresa con una propuesta más jovial, aunque la fama ha tenido algunas secuelas ingratas

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Faltaba todavía una hora y media para que Mon Laferte se subiera al escenario ubicado en el Muelle de Santa Mónica con el fin de ofrecer un esperado concierto gratuito, pero ella misma exhibía ya el aspecto que suele lucir en las tarimas, es decir, un ‘look’ que combina lo ‘retro’ con las tradiciones latinas.

Y se encontraba también muy cómoda en la pequeña habitación sin aire acondicionado donde nos ofreció esta entrevista, pese a que estábamos en medio de uno de los días más calurosos del verano y que el que esto escribe empezó a sudar de inmediato antes de que se iniciara la conversación.

Claro que Laferte no es ajena a los aires locales; de hecho, la presentación de Santa Mónica era su segunda del 2017 en el área de Los Ángeles, y el próximo 17 de septiembre, formará parte del llamativo cartel de un espectáculo que la encontrará en el Hollywood Bowl al lado de Café Tacvba y de la banda local La Santa Cecilia, con la que colaboró para la grabación de una versión de “Ingrata” que aparece en el más reciente lanzamiento discográfico de los angelinos.

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“Me gustan mucho las ciudades multiculturales y las discusiones que generan, y me gustan mucho las ciudades de playa, porque soy de Viña del Mar”, nos dijo la cantante chilena radicada en el DF desde hace una década. “Los Ángeles sería un bonito lugar donde vivir algún día, pese a que me gusta mucho la Ciudad de México y me siento súper bien por allá”.

Esta artista, que nació como Norma Monserrat Bustamante Laferte, me comentó en una entrevista anterior que tuvo que dejar su país de origen, en el que empezó su carrera musical, debido a la falta de oportunidades que este le brindaba a los artistas alternativos como ella. Sin embargo, hace poco regresó para actuar en el prestigioso Festival de Viña del Mar, y la apoteósica recepción recibida podría ser indicio de que nadie es un profeta en su tierra.

“No sé; no me gusta generalizar, porque cada artista y cada situación es diferente”, retomó. “En mi caso, tuve que tomar el camino largo: ser migrante y, como todos los migrantes, hacerlo en busca de una estabilidad, o simplemente para poder vivir”.

Su disco más reciente, “La trenza”, salió en el pasado mes de abril y tomó cerca de dos años en realizarse, teniendo como antecedente el impresionante éxito de su placa anterior, “Vol. 1” (2015), que fue nominada a un Latin Grammy.

Ante mis oídos, el nuevo trabajo acentúa todavía más la exploración de estilos y es más optimista que el anterior, que era profundamente dramático y que, en palabras de la misma vocalista, se hizo durante un momento personal cargado de dolor.

“Hay de todo; una persona tiene colores, y no me gusta tampoco generalizar cuando se trata de la música”, nos dijo esta vez Laferte, quien evita normalmente hablar de su vida privada. “Este disco me tomó en un momento más tranquilo, sí; el anterior se hizo en casa, casi sin presupuesto, y este se hizo en un estudio con un productor. Pero las temáticas son las que llevas en el corazón, y pueden pasar de situaciones cotidianas, como la de [la canción] ‘No te fumes mi marihuana’, que es una burla, muy relajada, a la de ‘La trenza’, [que se basa en] un relato que me contaba mi abuela cuando yo era niña”.

“No te fumes mi marihuana” tiene un tono muy jovial y cómico, pero eso no quiere decir que su creadora rechace el uso de una substancia que, a fin de cuentas, es ya legal en California. “Claro que me gusta”, nos comentó sin reparos; y cuando le comentamos que eso podría ser un aliciente adicional para mudarse a L.A., lo reconoció con una risa.

El álbum traza también una interesante conexión con Perú, país vecino de Chile, que se plasma en primer lugar en una adaptación de “Ana”, tema sesentero de la agrupación rockera limeña Los Saicos, que algunos medios internacionales han venido definiendo como “creadora del punk”, pese a que ello ha generado una fuerte polémica.

“Nunca he grabado ‘covers’, pero me gustan tanto Los Saicos y esa canción que quise darme el gustito”, dijo la sudamericana. Y cuando le recordamos que la pieza está dedicada a una dama, nos respondió: “También se le puede cantar a una mujer, ¿no?”

Hay más huellas peruanas en piezas propias como “Yo te qui” [sic], que remite al vals criollo; y Laferte agrega que “Amárrame” es “una mezcla inspirada en la chicha [un tipo de cumbia peruana]”, mientras que “Pa dónde se fue” posee sonoridades propias del altiplano andino.

Pese a la buena vibra que demuestra, Laferte no se ha librado de tener detractores. Para nosotros, el caso más raro fue el que se dio hace poco, cuando apareció en Facebook una página que incitaba a una marcha para que se la expulsara de México. Todo terminó siendo una broma, pero cuando la encontré, empecé a pensar qué razones tendría alguien para hacer algo tan disparatado, y lo primero que se me ocurrió es que sus fans más alternativos se habían molestado cuando ella grabó una canción con Juanes (“Amárrame”, que viene en “La trenza”).

Cuando le comenté el asunto a Laferte, abrumado ya por el calor y con dificultades para articular bien mis preguntas, la cantante no lo tomó muy bien. “¿Te parece que cantar con Juanes está mal? ¿Tú tienes algo contra la música comercial? Tu pregunta fue muy prejuiciosa”, me dijo ella -en tono calmado- mientras yo trataba de explicarle atropelladamente que su música me gusta mucho y que no había pretendido disgustarla.

“Para bien y para mal, ahora mismo gozo de una popularidad que hace que todo lo que se publica sobre mí se vuelva viral”, explicó. “Pero en México hacen marchas para todo: para que se vendan Doritos, para que no le pongan sal a las papas.. entre todas esas marchas tontas que sacaron salió esta, y como publican cualquiera notica, se salió un poco de control”.

¿En qué clase de marcha participarías tú?, me animé todavía a preguntarle. “Lo primero tiene que ser una marcha personal: ver todos nuestros errores, todas las cagadas que nos mandamos, el modo en que lastimamos a otras personas consciente o inconscientemente”, me respondió.

Por último, para concluir la charla en un tono más conciliador, quise saber sobre los obstáculos que ha tenido que atravesar como mujer latinoamericana que se dedica a la música.

“No lo he sentido mucho”, replicó. “Como me presento en muchos festivales, veo que la mayoría de los grupos invitados son de hombres, pero yo misma trabajo con puros hombres y todo está bien. Por otro lado, mi audiencia actual es muy diversa: van a verme mujeres jóvenes, señoras, metaleros, hip hoperos, niños… Y está bien que así sea, porque nunca pensé hacer música con un público específico en la mente”.

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