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Los Latin Grammys se rindieron ante un ‘Despacito’ que prescindió misteriosamente de Daddy Yankee

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Al término de la edición número 18 del Latin Grammy, las cifras indican que el ganador máximo fue Luis Fonsi o, mejor dicho, su canción “Despacito”, lo que significa en realidad que el triunfo mayor de “la noche más importante de la música latina” (4 trofeos) fue compartido con los coescritores del tema, Erika Ender y Daddy Yankee.

Sin embargo, por razones misteriosas, el último citado, que es de las estrellas más grandes del momento, no estuvo presente en el evento, lo que provocó cuestionamientos que fueron pasados por alto por Fonsi, quien estuvo no una, sino dos veces en la sala de prensa debido a que su primera visita se vio afectada por problemas técnicos que perjudicaron el video registrado por los organizadores de la ceremonia.

Tras lo sucedido de manera predecible con la canción más escuchada del 2017, el siguiente artista más premiado -y el que lo hizo además de manera inesperada- fue Vicente García, quien además de recibir el galardón a Mejor Artista Nuevo, se llevó a casa los de Mejor Canción Tropical y Mejor Cantautor.

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Pero el premio más inesperado fue probablemente el que recibió el legendario creador panameño Rubén Blades, quien además de recibir el gramófono al Mejor Álbum de Salsa, se hizo acreedor al Latin Grammy más codiciado, el de Mejor Álbum del Año, por “Salsa Big Band”, un trabajo que ha contado con una excelente recepción crítica, pero que no ha sonado precisamente de manera masiva en las radios.

Más allá de las estatuillas entregadas en diferentes rubros sobre la base de nominados, el español Alejandro Sanz -que había sido festejado en grande la noche anterior durante la ceremonia especial de la Persona del Año-, fue ratificado en la misma posición por su colega Juan Luis Guerra; y le dedicó el premio no solo a su familia, sino también a “esos chicos que viven en este país desde hace muchos años y que pesar de ello están todavía ilegales: los ‘dreamers’.”

“Esos niños son de nuestra comunidad, porque cuando uno es padre, es padre de todos los niños del mundo”, afirmó el europeo durante su discurso de agradecimiento, para terminar mencionando a varios territorios afectados por los desastres naturales, como Puerto Rico, Texas y Florida, aunque incluyó también a Las Vegas en la lista, suponemos que debido a la reciente masacre sucedida por aquí.

Un grupo de 'Dreamers' abraza a Alejandro Sanz después de su presentación.

Un grupo de ‘Dreamers’ abraza a Alejandro Sanz después de su presentación.

(Mike Nelson / EFE)

Inmediatamente después, Sanz ofreció un set musical en el que, luego de gritar “¡dreamers!”, invitó efectivamente a un grupo de estos muchachos al escenario (todos con camisetas alusivas al tema) y terminó abrazándolos, no sin antes dar un mensaje claro en medio de su canto en el que aseguró que “por cada piedra de ese muro, hay un soñador”.

Residente, quien abrió la parte musical en el escenario con su tema solista “Hijos del cañaveral”, dio la sorpresa en el rubro de Mejor Canción Urbana, que estaba destinado supuestamente a “El amante” de Nicky Jam, al hacerse de la estatuilla con su tema “Somos anormales”. Agradeció el logro mencionando a “los raperos de verdad, a los MCs que le meten a la rima y a los que hacemos las cosas con total honestidad”.

Música en la tarima

Sin que hubiera sorpresa alguna en esto, la noche se cerró con una interpretación en vivo de “Despacito” en la que, como ya lo insinuamos antes, faltó Daddy Yankee, reemplazado por la banda colombiana Bomba Estéreo (cuya vocalista Li Saumet hizo sus partes con una voz excesivamente nasal), por el sonero boricua Víctor Manuelle (quien cumplió de mejor modo, aunque tampoco deslumbró) y por el afamado DJ estadounidense Diplo (quien le dio un toque electrónico al asunto).

Siguiendo con el reggaetón, se sintió también la presencia del ritmo de moda durante la actuación de Nicky Jam, quien presentó su ‘hit’ “El amante”; en la del colombiano Maluma, quien interpretó “Felices los 4”; y en la de CNCO, que hizo lo propio con “Reggaetón lento”.

En el plano estrictamente folklórico, fuera del acto de Alejandro Fernández dedicado a “Quiero que vuelvas” y “México lindo y querido”, uno de los momentos más llamativos fue la actuación conjunta de la Banda El Recodo y Lila Downs, que empezaron entonando “En mi viejo San Juan” en honor a los afectados “por los desastres naturales de México y el Caribe” (como lo dijo la cantante) y que terminaron con “Viva México” (en el que uno de los vocalistas de la banda exclamó “Viva la democracia y también la libertad”), lo que les permitió saltar de estilos con una eficiencia digna de halago.

Pero tampoco hay que olvidar el instante en el que Natalia Lafourcade, enfundada en un vistoso vestido largo, se unió al vocalista Carlos Rivera, al legendario grupo tradicional Los Macorinos y al mariachi femenino Flor de Toloache para interpretar “Mexicana hermosa” (una encendida ranchera) y “Tú sabes quererme” (mucho más cumbiera), en medio de un grato ambiente que simulaba ser un teatro antiguo.

Por su lado, Rubén Blades interpretó la vibrante “Arayue” apoyado en un ambicioso formato instrumental que le dio particular relieve al género de la salsa. Aunque le falló la voz en cierto momento, se trata de una eminencia cultural a la que es siempre grato poder escuchar, y que se esfuerza sin cesar por ofrecer lo mejor que tiene.

Por el lado alternativo, la chilena radicada en México Mon Laferte ofreció una vocalización impresionante (probablemente la mejor de la noche) al entonar “Amárrame”, una pieza de tintes cumbieros que grabó al lado de Juanes pero que cantó esta vez sola, enfundada en un vestido ‘retro’ y rodeada de coloridas flores.

El segmento para los nominados a Mejor Artista Nuevo llegó con una misma sesión en la que intervinieron de manera individual Vicente García, Mau y Ricky, Danay Suárez y Sofía Reyes. Pese a que el ganador en el rubro terminó siendo García, la que más nos impresionó fue Suárez, cuyo ‘rapeo’ de inspiración aparentemente moralista se escuchó de lo más bien.

Para terminar, no hay que olvidarse del ya comentado acto de Sanz, en el que además de ofrecer un importante mensaje contrario a la administración de Trump, el madrileño cantó “Cuando nadie me ve”, “No es lo mismo” y “Corazón partío”.

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