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JPatron le da voz a su comunidad sin abandonar del todo lo frívolo

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Su nombre artístico es JPatron, y a primera vista, se puede pensar que se trata de una referencia a cierta bebida alcohólica mexicana; pero, como nos lo contó el mismo rapero durante una reciente visita a la redacción de HOY Los Ángeles, el seudónimo tiene un origen mucho menos comercial.

“Al salir de la ‘high school’ fui a una escuela de diseño gráfico y tenía a tres ‘roommates’ que eran muy cochinos, por lo que le tenía que decir todo el tiempo a esos ‘manes’ que limpiaran y que me dieran el dinero para la luz; y ellos fueron los que me pusieron eso”, recordó el MC, cuyo nombre real es Camilo Gómez . En esos momentos, nuestro entrevistado nacido en Bogotá, Colombia, ya estaba asentado en los Estados Unidos, país al que llegó a los 4 años de edad y en el que permanece desde entonces como residente del Valle de Coachella.

“Me crié en La Quinta y viví también en Palm Desert; y pasó de ese modo porque allí hay una comunidad chiquita de colombianos en la que mi papá, que se vino antes que mi mamá y yo, tenía varios primos”, precisó. “A los 15 años decidí que quería ser rapero, y un año después, cuando pude comprar equipo [de sonido], empecé a hacer mis propias batallas [de rap]”.

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En el 2002, lanzó un demo que prefiere no recordar “porque sonaba muy mal”; y ya en el 2009, se dio a conocer de manera más decorosa con el ‘mixtape’ “Lo Próximo”, que fue sucedido por una ambiciosa trilogías de EPs: “The Good”, “The Bad” y “The Ugly”, destinada a analizar en cada entrega una faceta de su personalidad. “Cada uno de esos discos tenía su propios tema: el primero era de andar con la novia, haciendo cosas bonitas, y los otros más de estar con tus ‘parceros’ chupando cerveza y cosas así”, precisó con una risa.“Hasta ese momento, todas mis canciones eran básicamente en inglés”.

Después llegó “Mi vida”, su primer EP completo en español, a pesar de que su existencia misma lo encuentra rodeado permanentemente de gente muy distinta. “Mis amigos son blancos, mexicanos, negros y amarillos; de todo un poco”, afirmó. Aunque la música es su mayor preocupación, no ha dejado de lado su labor como diseñador gráfico, que le sirve de mucho en su carrera.

“Gracias a eso puedo hacer las carátulas de mis producciones y los afiches de mis conciertos”, explicó. Lo que más le interesa ahora mismo es su nuevo EP “Latino Immigrant”, que intenta contar su propia historia en las tierras del Tío Sam, desde el ‘skit’ inicial, en el que reconstruye con actores la noche en que su mamá le dijo que se marchaban de Colombia en ese mismo instante.

“Mis amiguitos me dijeron: ‘Si un policía te pregunta de dónde eres, no digas que de Colombia, sino de Los Ángeles’. Cruzamos ilegalmente, pero mi papá agarró amnistía y arreglamos los papeles, aunque tuvieron que pasar 15 años para eso”, contó.

“Además, tuvimos que salir del país y hacer los trámites desde Colombia, donde me quedé ocho meses; por suerte, dos años después de ser residente, me convertí en ciudadano”, agregó. Las letras del disco aluden mucho a la problemática del que llega aquí sin las mejores condiciones, “porque yo ya pasé por eso”, nos dijo el ‘rapero’. De ese modo, aparte del elocuente corte que le da su nombre a la placa, hay una pieza llamada “Dream Train” cuya introducción se refiere al caso de los niños indocumentados que fueron duramente cuestionados por personas conservadoras a su paso por Murrieta, una ciudad que “se encuentra al otro lado de la montaña” de donde habita el artista con el que hablamos.

“Eso pasó muy cerca de mí y me molestó mucho, porque esos niños sólo venían para buscarse el pan, como lo hizo mi familia”, se indignó. Eso no quiere decir que todo lo que pone en sus mensajes tenga un tinte social; de hecho, el video a que acaba de hacer es el de “Trouble”, protagonizado por una escultural modelo que aparece mostrando mucha piel, y que resulta evidentemente provocativo.

“Me gusta divertirme, pero no quiero hacer sólo canciones de ‘party’, porque me interesa hablar por la gente que no tiene una voz”, explicó. “No quiero echarle tierra al género reggaetonero, pero creo que [sus representantes] se enfocan mucho en hacer plata y en vender sexo”.

JPATRON CON SEN DOG

Cuándo: 4 de abril, 9 p.m.

Dónde: Viper Room. 8852 W. Sunset Blvd., West Hollywood

Adm.: $15 (adelantado), $20 (día del show)

Inf.: 310.358.1881

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