Anuncio

JenniVive 2015: familiares y amigos le rindieron tributo a la Gran Señora

Share

A pesar de que una falla en el servicio eléctrico atrasó los trámites y ocasionó que los dos últimos artistas tuvieran que actuar con prisas y, al menos en un caso, bajo un inusual formato ‘desenchufado’, el festival JenniVive 2015 cumplió con el cometido de rendirle tributo a la Diva de la Banda durante el día en que ésta hubiera cumplido 46 años de no haber fallecido en un accidente aéreo ocurrido en diciembre del 2012.

Y es que el sonido adecuado y el buen nivel de varias de las propuestas musicales que se subieron al escenario permitieron que la masiva audiencia citada en el Marina Green Park de Long Beach (es decir, la ciudad de nacimiento de la aludida) pareciera estar satisfecha, aunque desconocemos si el otro objetivo del evento -la recaudación de fondos para el hogar de mujeres New Beginnings- se cumplió a cabalidad, lo que tendría que saberse cuando se revelen las cifras de asistencia y de ingresos monetarios.

No deja de ser significativo que el momento más esperado de la fiesta, centrada en un escenario sobre el que se colocó una silla vacía dedicada a Jenny y al lado de la cual se hallaban sofás para los miembros de su familia, no haya sido el que le correspondía a alguna ‘vieja gloria’ del género regional, sino a Chiquis, la hija de 30 años de la celebrada, quien ha estado en el ojo de la tormenta pública desde hace tiempo y que tenía mucho que probar como artista, pero que salió airosa de la prueba con un repertorio que no estuvo totalmente libre de defectos, pero que convenció mucho más de lo esperado.

Anuncio

En primer lugar, Chiquis -que se llama en realidad Janney Marín- salió vestida con un traje apretado que no ocultaba sus curvas, pero que a pesar de ello fue de buen gusto (el detalle de las flores, alusivo a su madre, se mostró efectivo); y lo más importante es que su voz, sin ser espectacular, no la traicionó, mientras que mostraba un dominio de escena donde se intuyen cosas mejores. Se trabó un poco con “La chacalosa”, uno de los temas más populares de Jenni, pero le cambió también intencionalmente la letra para incrementar el tributo; y si bien sus dúos con su hermana Jenicka en “Pedacito de cielo” y con Becky G en “Inolvidable” no resultaron maravillosos, el primero le dio la oportunidad de estrenar una emotiva pieza compuesta por la Diva para otro hijo suyo, Johnny, mientras que en el segundo los errores fueron de la invitada.

Pero lo cierto es que Becky G estaba esforzándose, del mismo modo en que lo hizo durante su propio set, que además de apelar con destreza a esa rap comercial y fresco que practica (como lo demostró la elocuente “Shower”), sorprendió al incorporar ocasionalmente a un mariachi y a una banda; y la misma jovencita se cambió rápidamente de ropa en medio de todo el alboroto para lucir un traje de ranchera con el que entonó “Por un amor” y “Cucurrucucú paloma”, aunque lo hizo con más entusiasmo que fortuna (porque, a fin de cuentas, es una ‘rapera’).

La que no debería pensar en dejar todavía su trabajo habitual es Jacqie, otra de las hijas de Jenni, ya que si bien el público parecía apoyarla por completo (“we love you, Jacqie”, le gritó alguien en inglés, pese a que ella, al igual que todos los demás artistas, se comunicó siempre en español), sus cantos dejaron bastante que desear, aunque tuvo al menos el mérito de ofrecer un estilo de pop rock que matizó el sabor de la velada, y demostró además lo mucho que quiere a su mamá al dedicarle una balada con toques de R&B que se titula “I Still Believe” (y que, por si les interesa, se encuentra ya disponible en iTunes).

Las Horóscopos de Durango fueron las primeras féminas profesionales que cantaron sobre la tarima, y aunque la afinación no es todavía una de sus mayores virtudes, animaron la fiesta y a las damas presentes con un ramillete de ‘covers’ de la Diva en el que no faltó “Las malandrinas”, aunque tampoco dejaron de lado el clásico “La tequilera” mientras se servían de la botella disponible al lado de la silla de Jenni. Fueron sucedidas por Mónica, una baladista pop que pocos conocían pero que dio un respiro de tranquilidad con su agradable y suave estilo, y por Luz María, quien brindó una saludable cuota de rancheras desgarradas.

Antes, los dos cantantes de Los Recoditos brindaron igualmente con la silla de Jenni y le entraron del mismo modo al tequila, pero no perdieron nunca la compostura e hicieron una versión más que respetable de “No llega el olvido”, composición de Espinosa Paz que interpretaba la homenajeada, secundados por unos músicos que tocaron en completa coordinación y con decidido profesionalismo.

Régulo Caro dejó un tanto de lado sus narcocorridos habituales para darle rienda suelta a sus cortes más románticos, como “Voy a pistearme el dolor”, “Soltero disponible” y su nuevo sencillo “Me gustas me gustas”, mientras remarcaba que, al igual que Jenni, él también nació en Long Beach; y Fidel Rueda abrió fuegos con su acordeón azul y una formación que combinaba lo norteño con la ‘banda’.

Ya cerca del final, Los Tucanes, que eran supuestamente uno de los platos fuertes, tuvieron que limitarse a tocar unas cuatro canciones debido a la advertencia de las autoridades de la ciudad por el cruce de la hora establecida, aunque nos dejaron disfrutar de su ya célebre “Centenario”; y Chuy Lizárraga, al que le tocaba el cierre, tuvo que desconectar todos los micrófonos y las consolas de sonido para apurar su faena e incluir la interpretación de “Presumida”, que tanto le gustaba a Jenni.

El concierto empezó cerca de las 4 de la tarde con la presentación de un concurso de imitadores del que sólo pudimos ver el final, debido a que, inexplicablemente, no se permitió la entrada de la prensa hasta más de una hora después; y luego de eso, Juan y Rosie Rivera ofrecieron palabras de reconocimiento a los asistentes y de aprecio por la desaparecida Jenni, quien hubiera gozado sin duda de este tributo terrenal.

Anuncio