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Intocable regresó al Greek con una nominación al Grammy y una saludable pizca de comentario social

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Pese a que a simple vista es una agrupación norteña similar a la de Ramón Ayala y sus Bravos del Norte, el septeto Intocable nació en Zapata, Texas, y aunque no todos lo perciban, la música estadounidense ha dejado una huella clara en su carrera, permitiéndole labrar un estilo distintivo que ha tenido mucho que ver con el éxito obtenido en sus 22 años de existencia.

De hecho, su disco más reciente, “Highway”, lanzado el 17 de junio pasado y nominado ya a un Latin Grammy en la categoría de Mejor Álbum de Música Norteña, llegó marcado según sus creadores por inusuales aportes del rock, el blues y el country, es decir, ritmos anglosajones que el mismo Ayala también exploró con anterioridad, pero que en este caso tienen más sentido cuando se considera que los integrantes de Intocable nacieron en la Unión Americana.

Este sentido de la fusión se hizo evidente ayer en el Greek Theatre de L.A. incluso antes de que el grupo pisara el escenario, porque la música instrumental grabada que se escuchaba como antesala de su concierto correspondía a clásicos del rock en inglés interpretados en versiones tipo ‘folk’, con cuerdas y violines.

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Curiosamente, lo recién dicho no fue evidente una vez que los músicos empezaron a tocar, porque lo que ofrecieron inicialmente era una mezcla de norteño y tejano bastante predecible, como fue el caso de la pieza romántica “Tu ausencia”, de la cumbia “Soñador eterno” y de la igualmente guarachera “Llévame en tu viaje”.

Las cosas empezaron a cambiar cuando Intocable incursionó en las baladas, primero con una versión de “Hoy me vas a perder” que puso a cantar al público de manera tramposa (la letra entera desfilaba en las pantallas gigantes), e inmediatamente después con “Culpable fui, culpable soy”, una suerte de ‘power ballad’ en la que el acordeonista y cantante Ricky Muñoz abandonó el estilo monótono en el que cae muchas veces para asumir inflexiones vocales semejantes a las de Pepe Aguilar (con las notables distancias del caso).

Más adelante, la existencia del citado disco “Highway” permitió la presentación de “Cuidaré”, un corte en el que regresó la diversidad de canto y en el que Muñoz hizo además con su acordeón un solo mucho más melódico de lo acostumbrado.

Por el mismo lado de las cadencias lentas, el ‘country’ dio la cara a través de un popurrí dedicado a los que sufren penas de amor en el que se combinaron segmentos de “Enséñame a olvidar”, “Huracán” (que, por cierto, no es un tema de desamor), “Déjame amarte” y “No te vayas”.

“Dentro de tu intimidad” marcó también una desviación de la escuela norteña tradicional con un ritmo que podría haber sido rockero de no haber estado al servicio de una melodía muy comercial; y es que, como pudimos observar al verlo en acción, más allá de los géneros a los que apela, Intocable quiere ser ante todo un grupo de pop, como quedó también claro durante la interpretación de “Aire” -por más norteña que fuera su base- y “Me estoy volviendo loco por tu amor” -que es más tropical-.

Estamos seguros de que ninguna de estas consideraciones afectarán las ideas que ya tienen en sus mentes los seguidores incondicionales de Intocable, quienes disfrutaron inmensamente del concierto –presentado con un gran nivel de sonido y un vistoso sistema de luces- sin importar si los géneros musicales cambiaban pero las letras se quedaban clavadas en las relaciones de pareja, incluso en el caso de una composición como “Eres mi droga”, que no es precisamente un narcocorrido (aunque, a ese punto, hubiéramos estado agradecidos de que lo fuera, al menos para que se diera un cambio de temática).

Y es que, si no nos equivocamos, las únicas excepciones a esta regla fueron dos. La primera se dio con “El amigo que se fue”, una sentida pieza que se compuso como homenaje a dos integrantes del grupo y un asistente técnico que fallecieron durante un accidente automovilístico en 1999, y que dejó descansar a Cupido por unos segundos, ya que se interpretó en una adaptación de lo más breve, como si sus autores temieran que los asistentes a la presentación se fueran a quedar dormidos.

Pero la excepción más importante llegó luego, cuando hizo su aparición “Día 730”, un tema del nuevo disco que, como lo explicó Muñoz, cuenta la historia de una joven trabajadora de Ciudad Juárez que fue secuestrada y asesinada. A pesar de que se trataba de lo más relevante de toda la noche, el público reaccionó con marcada indiferencia; a fin de cuentas, Intocable -que puso en las pantallas la palabra “Aplausos” con el fin de que la gente sacudiera las manos mientras tocaba su ‘hit’ “Coqueta”, casi al final del show- no es Los Tigres del Norte.

Ya para despedirse, Muñoz dio un breve discurso en el que remarcó el modo en que tanto él como sus compañeros habían logrado entretener a la audiencia “sin ningún tema de violencia y sin ningún tema que denigre a la mujer, [porque] lo único digno de presumir es un amor sincero”, resumiendo con ello su propuesta.

Pero la verdad es que hay muchas otras cosas de las que presumir en la vida, claro; y por suerte, el mismo vocalista no dejó completamente de lado la muy urgente coyuntura electoral. “La política divide, pero es muy importante que todos salgan a votar”, agregó. “El futuro está en nuestras manos”. No sabemos qué banda sonora tendrá ese futuro, pero Intocable formará sin duda parte de ella… al menos en el caso de quienes gustan de su música.

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