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Daymé Arocena presentará por partida doble su propuesta vanguardista, directamente desde La Habana

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Tiene solo 25 años, pero ha visitado varias veces los Estados Unidos y, en esta ocasión, se presentará por partida doble en el Sur de California: el 17 de agosto en el Skirball (2701 N. Sepulveda Blvd., Los Ángeles, CA 90049) a las 8 p.m. y el 18 del mismo mes en Grand Performances (350 S. Grand Ave., Los Ángeles, CA 90071) al mediodía. Ambos conciertos serán gratuitos, aunque el primero requiere reservaciones.

No hay que extrañarse de lo bien que le va, porque a pesar de su juventud, ella empezó a cantar a los 8 años en el coro de su pueblo y, a los 10, ingresó al conservatorio de la capital de su país para estudiar música clásica.

Pero eso no quiere decir que las cosas hayan sido fáciles para ella, debido a que sigue viviendo en Cuba, un país que, debido al embargo impuesto por Estados Unidos hace varias décadas y a sus propias restricciones de movilidad, no ha tenido un acceso precisamente privilegiado a otras regiones del mundo.

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Sin embargo, lo que hace Daymé Arocena podría ser la banda sonora perfecta para una apertura de la que se empezó a hablar al final del gobierno de Barack Obama, ya que su álbum más reciente, “Cubafonía”, muestra tanta devoción a las raíces de su autora como a la música anglosajona con la que también creció.

De ese modo, el disco (que se grabó parcialmente en la ciudad de Los Ángeles) comienza con un corte altamente experimental y jazzero, “Eleggua”, pero pasa luego a “La rumba me llamo yo”, que es casi pop, antes de meterse en los terrenos tropicales y accesibles de “Negra Caridad” y de retomar el virtuosismo con “Mambo na má”. Más adelante, la portentosa voz de esta artista se escucha en inglés a través de “Maybe Tomorrow”.

“La idea de este disco es que cada tema representara a un ritmo distinto, pasando por los que son autóctonos de Cuba, como el son montuno, el cha cha chá, la trova y la guajira”, le dijo la excepcional vocalista a HOY Los Ángeles. “Todo proviene de mis instintos musicales, que son cubanos, americanos, latinos y europeos; es decir, una mezcla de todas partes”.

“Pero también son sinceros, porque tienen que ver con mi generación, la de unos artistas jóvenes que no queremos sonar como Buena Vista Social Club, es decir, como los músicos de hace 100 años”, prosiguió. “Tenemos un lenguaje distinto, y es tiempo de que el mundo se entere de que hacemos también cosas distintas”.

Daymé tiene una postura muy particular en cuanto a la situación que se vive en su país y la posibilidad de que la apertura no solo se realice, sino de que tenga resultados positivos. “Tengo un amigo que dice que los Illuminati crearon el sistema que tenemos en Cuba como un experimento de supervivencia, porque pese a todo lo que nos ha pasado, seguimos de pie”, comentó con una risa.

“Lo cierto es que necesitamos una mejor posición en el planeta, porque somos una isla muy fuerte que tiene unas bases bien sólidas, y es una pena que el distanciamiento que tenemos con el país más poderoso que existe haya dañado tanto nuestra presencia en todos los mercados, no solo el musical”, agregó. “Se dé o no la apertura, vamos a seguir guerreando; no hay quien nos quite la buena energía de encima”.

Recientemente, un locutor de la influyente cadena radial estadounidense NPR calificó a Daymé como “un cruce entre Celia Cruz y Aretha Franklin”, y nos atrevimos a preguntarle a la cantante por esta denominación, ya que sabemos que, en términos gubernamentales, Cruz fue prácticamente eliminada de los libros debido a conocidas razones políticas.

“Yo creo que nadie ha olvidado a Celia en Cuba; es un icono y siempre lo va a ser, y eso lo piensan no solo los músicos, sino el pueblo entero”, precisó la entrevistada. “Con respecto a las comparaciones, considero que ellas dos son de lo más grande que ha dado el universo musical, pero a la vez quiero que la gente escuche lo que tengo que decir, porque compongo mis canciones y tengo mi propio estilo”

Como lo dijimos arriba, Daymé también graba en inglés, una lengua que, en sus palabras, se ha escuchado siempre en Cuba, “incluso cuando estuvieron prohibidos los Beatles, durante los primeros años de la revolución. Si haces salsa o boleros, es probable que no lo necesites; pero cuando estás metido en el jazz, es parte inevitable del idioma que estás aprendiendo”.

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