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Panóptica reveló en L.A. su creativa visión de los dramas y las alegrías presentes en ‘La Línea’

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Si hubieras llegado tarde, muy tarde a la presentación local del montaje “La Línea”, que se realizó ayer en la noche en la California Plaza del Downtown L.A. sin costo alguno, habrías regresado probablemente a casa con la impresión de que este es un espectáculo alegre en el que la música interpretada en vivo es llevada al estrado por unos bailarines de cumbia.

Sin embargo, hay mucho más que eso tras la obra creada por el tijuanense Roberto Mendoza, más conocido como Panóptica, en colaboración con la compañía Dédalo Artes Escénicas de Hermosillo, Sonora, ya que si bien la parte final se dedica a resaltar el aspecto festivo de quienes viven entre dos mundos (México y los Estados Unidos), el resto tiene una tendencia mucho más crítica y hasta oscura, en consonancia con la propuesta de un artista que ha venido haciendo comentarios semejantes desde la fundación del Nortec Collective, el reconocido combo electrónico de Tijuana que él mismo fundó.

Eso fue especialmente cierto al inicio del montaje, marcado por unos sonidos bajos y sugestivos de los teclados, a veces minimalistas, que acompañaron una poderosa ‘performance’ en la que los ocho danzantes presentes (cuatro mujeres y cuatro hombres) interpretaron no solo a personas que cruzan “de allá para acá” usando las garitas de control, sino también a quienes ponen en riesgo sus vidas al atravesar el desierto en busca del “sueño americano”.

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Por su parte, y si no nos equivocamos en el conteo, el tercer segmento hablaba abiertamente del consumismo en el que caen quienes se dejan deslumbrar por el estilo capitalista, partiendo del entusiasmo ante los incontables productos que se encuentran disponibles en las tiendas y concluyendo con unas peleas entre los compradores que remiten sin duda a los enfrentamientos producidos habitualmente durante el Viernes Negro.

Los bailarines, todos excelentes, no tuvieron que cambiar de ropa para asumir los diferentes roles, y aparte de su impresionante expresividad, se valieron simplemente de algunos elementos agregados (como mochilas o bolsas de compras) para transmitirle al espectador las sensaciones relacionadas a las escenas que presentaban.

Pese a que Mendoza mantuvo el nombre de Panóptica Orchestra -es decir, el que emplea cuando suma a instrumentistas adicionales, incluyendo una sección de metales-, la versión del conjunto en este caso fue mucho más reducida debido a cuestiones de movilidad, ya que se completó únicamente con el acordeonista Guido Tello y el percusionista Benjamín Rivera.

Pero se instaló como fondo una pantalla gigante en la que se proyectaban imágenes que iban de la mano con los actos que se presentaban, y con las que los bailarines interactuaban frecuentemente. Por ejemplo, durante la contundente escena en la que se plasma un cruce del desierto que termina con todos los participantes muertos, se emplearon fotografías reales del aterrador lugar, mientras que el segmento de ‘reventón’ (donde hubo borrachos que se caían y parejas del mismo sexo en escena) tuvo una simbología más abstracta, con figuras geométricas y una que otra alusión a elementos tradicionales como las calacas.

En una entrevista previa, Mendoza nos contó que conoció a los integrantes de Dédalos hace cuatro años en el DF, y que después de enterarse de que muchos de los integrantes de la compañía habían vivido en San Luis Río Colorado, una ciudad fronteriza, decidió sugerirles la creación de un proyecto que se plasmara en una fusión completa.

El DJ y músico admitió que, en vista de lo que viene pasando con el gobierno de Donald Trump, sintió cierto temor al regresar a Los Ángeles luego de cuatro años de no haberse presentado por aquí para ofrecer este acto, que forma parte de los eventos de verano de Grand Performances. “Leí lo que pasó en [el festival] South By Southwest de Austin, Texas, cuando no pudieron entrar varias bandas”, nos dijo. “Afortunadamente, a mí no me pasó nada; pero te ‘googlean’ en el ingreso, y si ven que vas a presentarte en un lugar donde están cobrando, no te dejan entrar si no tienes la visa necesaria”.

El mismo artista señaló que cuando se creó esta obra nadie imaginaba siquiera que Trump pudiera llegar al poder, pero que esta plantea temas que, en vista de las circunstancias, son más urgentes que nunca, y que generarán identificación por parte de cualquier audiencia que haya atravesado algo semejante, le guste o no la danza contemporánea.

“Presentamos situaciones reales que son muy trágicas, pero optamos por terminar con escenas de fiesta, porque a pesar de todo lo que nos pasa, los mexicanos nos reímos de las cosas malas”, precisó. “La intención es decir que, suceda lo que suceda, estamos aquí, sobreviviendo”.

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